Kárate
  • La malagueña vence a la egipcia Okila en la final de +68 kilos y consigue una medalla histórica para el deporte local

  • El subcampeón olímpico sólo fue superado por el gigante Ryo Kiyuna

María Torres, campeona del mundo de kárate; Damián Quintero, plata

María Torres, con su medalla de oro. María Torres, con su medalla de oro.

María Torres, con su medalla de oro.

En el Complejo Deportivo de Dubái, en uno de los siete Emiratos Árabes Unidos, un estadio multiusos con capacidad para 15.000 espectadores, el kárate malagueño vivió una jornada histórica. En la secuencia de media hora, Damián Quintero y María Torres subieron al podio de un Campeonato del mundo absoluto. Más habitual lo del subcampeón olímpico, más novedoso, que no sorprendente porque viene avisando desde muy joven con podios en europeos y mundiales de categorías inferiores y alguno en la Premier League, lo de María Torres, en kumite (combate), en más de 68 kilos. Una plata y un oro.

Desde 2008 no había una karateka española en una final mundial en kumite, la otra vertiente del kárate a la del kata que Quintero, más Sandra Sánchez, también oro en Dubái tras serlo en Tokio, han popularizado más en España. Y la malagueña consiguió una medalla de oro espectacular, aguantando con un 5-4 tras remontar un 0-1 inicial ante la egipcia Menna Shaaban Okila. Torres llegaba como número seis del mundo, por el puesto 13 que ocupaba la egipcia, que daba primero a los seis segundos del combate de los tres minutos que dura, con un yuko (un punto). No perdió la compostura la malagueña, que igualó con otro yuko, previa petición de la seleccionadora de la revisión de vídeo para ratificar el contacto. Mediado el combate, Torres empezó a impactar con más facilidad y consiguió un ippon (tres puntos) para colocarse 4-1 más otro yuko pocos segundos después (5-1) que le daba una ventaja que debía ser definitiva.

El combate se enmarañó, con la egipcia tirando en alguna ocasión de la melena de la malagueña, sin sanción. Torres tenía tres avisos y uno más podía acarrear una penalización. Okila conectó un ippon a la malagueña para recortar la distancia (5-4) a falta de 20 segundos. Utilizando técnica defensiva, consiguió frenar las embestidas últimas de la africana, que no pudo sumar ningún punto más.

María Torres, emocionada durante el himno. María Torres, emocionada durante el himno.

María Torres, emocionada durante el himno.

María Torres, de 24 años y criada en el Puerto de la Torre, rompía a llorar celebrando un triunfo histórico para el kárate malagueño y el español. Se quedó a las puertas de ir a los Juegos Olímpicos, en el Preolímpico de París no pudo sacar el billete, pero después supo canalizar esa energía para prepararse de manera certera para sacar el oro en Dubái. El martes realizó una espectacular fase previa, con cinco victorias ensartadas que le llevaron a una final en la que supo competir, atacando y defendiendo cuando era preciso.

El kárate es algo genético para María. Eugenio Torres, cinco veces campeón de Europa de kumite y su actual entrenador, es su padre. Lo que empezó como un juego de niños se convirtió en algo más serio con el paso de los años. "Cuando mis padres empezaron a darse cuenta de que prefería ir a entrenar que acudir a los cumpleaños de otros niños, de que disfrutaba mucho con el kárate, empezamos a competir y a obtener buenos resultados. Entonces nos planteamos dedicarnos un poco más en serio", decía la karateka malagueña, que tras dos años de estudios y entrenamientos en la Residencia Blume de Madrid decidió regresar a casa para seguir preparándose con su padre en 2017. Estudia Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y proyecta ser policía en el futuro. “Son muchas horas de entrenamiento, muchas salidas perdidas con las amigas. Hay momentos en los que no puedes seguir su ritmo y cuando ellas salen tú tienes que entrenar. Es sacrificado, pero es lo que me gusta”, decía sobre su carrera tras ser campeona de Europa sub 21 en 2016. Cinco años después, lo ha transformado en oro universal absoluto, un hito más para el deporte malagueño.

Pocos minutos antes, Damián Quintero había conseguido otra medalla de plata. Entre individual y equipos, Quintero fue una vez campeón del mundo (2014), dos veces subcampeón (2016 y 2018) y dos veces bronce (2010 y 2016). Competía una vez más contra el gurú de la kata, Ryo Kiyuna, originario de la isla de Okinawa, donde siglos atrás nació el kárate, ya privó a Quintero del especial oro olímpico en Tokio. Intentaba subir un escalón más, pero no fue posible.

Damián Quintero, con la plata. Damián Quintero, con la plata.

Damián Quintero, con la plata.

Después de una semana de vacaciones y del bajón tras el pico máximo de su carrera en Tokio, Quintero intentó llegar competitivo a Dubái, y lo consiguió. "He tenido pocas vacaciones, apenas una semana sin nada que hacer y me ha costado retomarlo a nivel mental, desde un pico como el que conseguí en los Juegos. Es imposible llegar a ese nivel", avisaba Quintero, que de alguna manera ya había cumplido llegando a la final y asegurando la plata. A pesar de ser número 1 del ranking mundial, Kiyuna, número tres, apenas sale de Japón más allá de los grandes campeonatos.

De entre el centenar de katas que existen, Quintero escogió el Ohan Dai, justamente con el que Kiyuna había conseguido el oro en Tokio y que también utilizó el japonés en la final de Dubái. Las dos veces que ha derrotado a Kiyuna fue en el emirato, precisamente, pero el lugar talismán no fue suficiente. El oro cayó del lado del japonés, como era previsible. 18.62 en técnica y 8.04 en la vertiente atlética fue la puntuación para Quintero y 19.74 y 8.64 para Kiyuna. 26.66 contra 28.38. La diferencia de puntuación quizá fue excesiva, pero el valor de la plata es alto. A sus 37 años, el de Torremolinos ha completado un 2021 que será histórico para él por esa plata olímpica, que a saber si será repetible porque el kárate volvió a salir del programa olímpico tras entrar para Tokio.

Un oro y una plata para el kárate malagueño en espacio de media hora en Dubái. De las tres medallas españolas a nivel individual, una es de Málaga capital y otra de Torremolinos, algo poco frecuente y que habla del nivel altísimo en este deporte milenario en la provincia.

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