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El panorama en el baloncesto europeo de clubes está difuso para 2016/17. La Euroliga por un lado y la FIBA por otro intentan reclutar clubes para la causa. La primera con las entidades de élite y la segunda con la base y el apoyo de las federaciones. En una época en la que la visibilidad del baloncesto de clubes van menguando se está en una disyuntiva complicada. El mundo de la canasta coincide en que la división sería nociva para todos. A principios del siglo ya se vivió y fue mala. Se recondujo, pero quedaron unas heridas pendientes.
El Unicaja está en medio de esa batalla. Hasta ahora su actitud ha sido contemplativa en público, con un comunicado que a la afición le supo a tibio, pero activa entre bambalinas. Ahora le llega el momento de tomar decisiones. Tras 15 temporadas consecutivas en la Euroliga se quedó sin puesto en el club. Una hipotética invitación para la fase previa sería el consuelo en el primer boceto de competición que presentó dos mees atrás Jordi Bertomeu con el apoyo de los equipos con licencia A. Justo el martes se produjo una reunión en Barcelona, con doble presencia cajista, su presidente y su gerente. Llegó varios meses tarde. Bertomeu intenta mantener una Eurocup fuerte para tener una bolsa de equipos pujantes que sirvan de acicate para que los licenciados tampoco se duerman.
El mandatario catalán también deja caer un aumento de equipos, no especifica cuándo, en su típico lenguaje ambiguo con el que intenta contentar a todo el mundo. También sugiere aumento de premios en la segunda competición. Es este puzle, aseguran las fuentes consultadas, hay una pieza muy valiosa, que es la del Bayern de Múnich. La Euroliga no le ha dado licencia... aún. La dimensión del club bávaro hace que sea cortejado por la FIBA y que Bertomeu y sus socios le quieran al lado. A la reunión del martes en Barcelona acudió el equipo alemán, junto al Brose Baskets y al Alba Berlín, otro mercado atractivo que está cerca de dar el sí a la FIBA.
La FIBA promueve una competición que se rija por criterios deportivos para potenciar las ligas nacionales. Pero para eso los clubes deben salirse de la esfera de la Euroliga explícitamente. Inmerso en la competición de este año aún, con posibilidades de llegar lejos, el Unicaja no se va a pronunciar públicamente con una marcha a la otra acera. Algo parecido sucede con Valencia, Gran Canaria, CAI y Bilbao, que compiten aún en la Eurocup y que también son seducidos para que dejen a la Euroliga. La FIBA pide saber en un corto plaza de tiempo con quién cuenta. Ayer se reunió en Mies (Suiza) con las federaciones y puso las bases de las fechas. Entre el 27 de septiembre y el 6 de octubre se jugarían las fases previas (32 equipos, en dos eliminatorias de ida y vuelta, de los que saldrían ocho que se unirían a los 24 y fijos) y el 20 de octubre comenzaría la competición. También salió el propósito de, antes del final de marzo, tener claro el mapa de federaciones y clubes con los que cuenta. Las federaciones de Francia, Turquía e Italia han dado el OK, pero falta que los clubes cumplan las normas. El Unicaja sigue con las dos barajas, pero tendrá que decantarse por una.
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