Zoran Dragic debutó la pasada madrugada con la camiseta de Phoenix. Fue en un partido ante el Flamengo de Walter Herrmann. Apenas jugó dos minutos y medio, le dio tiempo a meter un triple.

Dragic es historia en el Unicaja, aunque dejó un millón de dólares en las arcas, pero Joan Plaza recordó ayer en los micrófonos de la Cadena Ser cómo fueron las últimas horas del esloveno como jugador cajista en Estambul. "Él no me dijo que se iba, se lo tuve que decir yo. Me comunicó por la mañana alguien de mi confianza que iban a pagar la cláusula. Yo esperaba que él viniera a decírmelo. Avanzaba la jornada, se vendó antes del partido, empezó el calentamiento ante el Olympiacos... Todo normal. Le dije a mi cuerpo técnico que si 35 minutos antes no decía nada le mandaran a hablar conmigo. Se lo dije y se vino abajo", explicaba Plaza, que contaba que el esloveno "no quería que nadie le reprochara hasta el último intento. Nadie me había dicho que no jugara, ni el club, ni el representante ni él. Ya se sabe cómo es la ley de Murphy. Bastaba que jugara para que se lesionara y se rompiera todo. Él me besó, me abrazó y me dijo que sólo quería ser un profesional. Estuvo hiperdinámico en el banquillo, queriendo jugar contra el Olympiacos, hasta los árbitros le llamaron la atención".

Plaza valora la marcha de Dragic "más allá del dinero que deja, porque yo ese dinero no lo veo. Tenemos jugadores que potencialmente pueden dar ese mismo salto y debe hablar bien de todos que venga la NBA a fichar aquí. No debemos quejarnos, sino emplearlo a nuestro favor. Muchos jugadores quieren venir a Málaga porque ven que desde aquí hay un puente, un trampolín. Dragic jugaba 11 minutos de media antes y pasó a hacerlo 23 conmigo. Y no sólo defendiendo, sino haciendo más cosas. Es el camino", decía Plaza, que valoraba de la siguiente manera a su sustituto: "En general, Stefansson tiene algo de rango de tiro mejor que Zoran, pero no llega a tanto defensivamente y no tiene su proyección. Pero conoce bien la Liga".