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Primer chichón (0-1)

  • Osasuna desconecta al Málaga en una primera parte en la que los de Schuster estuvieron maniatados Se produjo la reacción esperada tras el descanso, aunque sin puntería

Cuando uno no espera el resbalón, el chichón que queda luego es bastante aparatoso. Todas las temporadas llega un equipo a La Rosaleda y perpetra un atraco de los que duelen porque el sentido común no estaba preparado para ello. Lo hizo el Rayo el año pasado y Osasuna protagonizó el segundo fascículo. Les valió a los de Gracia concentrar todas sus virtudes en 45 minutos. Crearon un cortocircuito en un Málaga despistado que salió a redimirse después. Mejoró, aunque se pasó el tiempo navegando cerca de la orilla sin encontrar un punto de atraque. Volaron tres puntos que dejan el casillero en números rojos.

Nueve de 24, la cuenta no cuadra con el balance proyectado por Schuster antes del parón. Más aún sabiendo que el regreso a la competición cursa invitación al Bernabéu. Llega el primer punto de reflexión para el alemán, quien ayer se llevó motivos para la preocupación y también para pensar que en la segunda parte se encontró a sus jugadores sin tirar la toalla.

El partido fue ciclotímico. Osasuna empezó como un dinosaurio que destrozó el territorio malaguista y que ganaba con toda justicia. Los pamploneses se colaron en la sala de máquinas del Málaga y desconectaron casi todos los cables. Presión alta, movimientos entre líneas y laterales de mucho recorrido desnortaron la brújula blanquiazul. Con los de Schuster agarrados al balón parado a la espera de encontrar una balsa, el partido fue una repetición de remate y parada de Caballero. Oriol Riera se dedicó a hacer butrones en la defensa local, a bajarle los pantalones a Angeleri y a tirar al muñeco. Incluso en el gol. Hasta que no tuvo a Willy tirado en el suelo no pudo certificar el dominio rojillo en el marcador. Incluso Marc Bertrán se plantó dos veces como delantero para sentenciar. El muro argentino se convirtió en un respirador artificial ante el sorprendente penúltimo clasificado, que opositó a equipo rehabilitado. Un gran Sisi, que empequeñeció la figura de Tissone, contribuyó soberanamente a ello.

Lo mejor que hizo el Málaga hasta el descanso fue llegar vivo. Schuster, además de soltar toda su rabia a los suyos con una bronca sonora, revolucionó la táctica, no esperó. Pawlowski y El Hamdaoui por sus dos francotiradores, Duda y Pedro Morales. Osasuna se vio empujado hacia atrás y ahí se escribió otro panorama. Los movimientos del marroquí dieron otra dimensión al ataque, faltó la claridad en la selección de tiro y ejecución. La sensación de agobio, con muchas faltas y córners que bombardearon sin éxito el área de Andrés Fernández, fue el único premio para los blanquiazules, a quienes no es que les faltara tiempo en la segunda mitad, sino que les sobró una primera bastante pobre.

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