El Maulí lamentaba, al borde de la desesperación, cada segundo que intentó arañar el Intercity después de ponerse por delante en el marcador. Habían sido mejores los visitantes, que lograron sacar petróleo de los errores del equipo de Javi Medina pero que tiraron el resto de la cita. Eso les penalizó porque el Antequera se agrandó y logró rescatar el empate gracias al gol de Luismi Redondo. Fue el único disparo que no fue capaz de detener o rechazar el veterano Manu Herrera. El portero fue, de largo, el mejor de todos los que pisaron el recién resembrado césped antequerano. 

El Antequera continúa sin perder y ya son seis las jornadas que se acumulan. Desde aquellas dos derrotas contra los filiales madrileños, ha ido creciendo. Es séptimo con 12 puntos. Debe aprender, no obstante, tanto del desarrollo del partido como del plan que traía el Intercity. Primero no se puede conceder tanto. Una cosa es la filosofía o el estilo y otra bien distinta jugar a la ruleta rusa. Esta categoría también precisa a veces de gestos simples. Después, habrá más veces en que los rivales lo fíen todo al empate o a la victoria rácana.

No estuvo mal el ejercicio de paciencia porque no era normal la cantidad de veces en la que los jugadores del Intercity perdían tiempo o se quejaban de supuestas molestias. También se empleó con dureza y vio numerosas amarillas, sin complejo alguno de coartar el fútbol del Antequera, que pasa más por la combinación. Tanto fue así que a Manu Herrera ya lo había amonestado a los 57 minutos por gustarse demasiado en los saques de portería.

También Eric Puerto tuvo que hacer alguna intervención de mérito en el primer tramo de juego, en el que el Intercity apretó y mucho, dificultando la salida de balón y provocando errores. Así fue como Xemi Fernández adelantó a los suyos a los 22 minutos tras una mala decisión de Fermín. La escena no estuvo lejos de repetirse.

El descanso sentó de cine al Antequera, que reordenó ideas y fue decidido a por su rival, al que amedrentó y fue hundiendo hacia su portería. Ale García en el 55’ se coló a la espalda de la zaga y se plantó delante de Herrera, que le ganó el mano a mano. Tenía completamente desmarcado a Loren Burón.

Fue capaz de tejer el conjunto verde más ocasiones. Fomeyem cabeceó fuera por muy poco un buen centro de Loren. Luego Humanes se topó con Herrera en dos ocasiones. En una se indicó fuera de juego, pero la parada quedó ahí. Aunque más brillante, toca reconocer, fue la siguiente, en boca de gol.

La gloria estaba destinada para uno de los jugadores del momento en Primera RFEF. El inspirado Luismi Redondo (en un ataque muy parecido al que perdonó Ale García) colocó con el interior de su bota derecha el esférico en las redes del incombustible Herrera. El Antequera murió arrinconando al Intercity, pero ya estaba escrito que habría reparto de puntos. Y viendo el choque, fue poco premio.