Schuster y el Levante: historia de un desencuentro

Bernd Schuster no abandonará hoy su rutina de previa a la competición: entrenamiento, rueda de prensa y concentración. El caso es que mañana no se mide a un club cualquiera. Conoce bien a un Levante donde ilusionó primero y fue despedido después. Reencuentro tras una relación de altos y bajos. No salió bien Schuster de Orriols, donde tuvo su primer banquillo en Primera División.

Tras un par de buenas temporadas en el Xerez, Schuster se estrenó como técnico en Primera al frente del Levante. Era la temporada 2004/2005. El conjunto granota regresaba a la máxima categoría 40 años después. Ciertamente, el alemán no pudo empezar mejor. El Levante llegó a ser tercero de la tabla y durante la primera vuelta soñó con clasificarse para competición europea, hito que logró ocho años después.

Lo que empezó de manera insuperable acabó con Schuster en la calle y ambas partes en los tribunales. Los dirigentes granotas, con los que el ahora técnico blanquiazul mantenía una tensa relación, decidieron despedir a Schuster a falta de cuatro jornadas tras cosechar un único punto de 18. "Había ganas de que perdiéramos para echar al entrenador y por eso no se hablaba de los jugadores, de lo bien que lo estaban haciendo", comentó un par de meses antes de su partida. Curiosamente, Schuster fue destituido tras perder contra el Málaga, entonces dirigido por Antonio Tapia. Fue un 0-1, con gol obra de Fernando Baiano.

El Levante, en ese momento, estaba a cuatro puntos del descenso. A pesar de disponer de un margen considerable para afianzar la permanencia, un novel José Luis Oltra no pudo detener la caída libre del bloque levantinista, que acabó finalmente en Segunda División.

El conflicto entre Schuster y el Levante siguió semanas después en los juzgados. El germano denunció al club levantino tras su despido y éste se vio obligado a abonar 94.000 euros al técnico como indemnización. El entrenador solicitaba en su demanda unos 800.000 mil euros, ya que reclamaba también la ficha de la temporada siguiente.

Schuster también tuvo sus más y sus menos con la plantilla granota, molesta con algunas de las normas del entrenador. El alemán se afanó en controlar los horarios de sus pupilos y hasta los refrescos que consumían. Incluso llegó a prohibir la Coca-Cola, cuenta el ex malaguista Sandro en su biografía Mi último pase.

Como visitante nunca le ha ido mal a Schuster en el Ciudad de Valencia. Ha acudido en dos ocasiones como técnico rival. Con el Getafe consiguió un empate (1-1) y con el Madrid una victoria (0-2). Como local, también empató de azulón (0-0) y ganó de blanco (5-2). Conviene repetir resultado mañana si no quiere que el descenso se acerque peligrosamente de nuevo.