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Tiempo de bonanzas

  • La secuencia de cuatro victorias en seis partidos relaja el ambiente y refuerza a jugadores y entrenador Los dirigentes empiezan a afrontar con mayor confianza la planificación veraniega

Quién lo diría, cuatro victorias logradas en los últimos seis encuentros. El aficionado del Málaga se ha abonado a una primavera repleta de buenas noticias. El panorama no tiene nada que ver con lo visto en el empate contra el Valladolid y las secuelas que dejó. Incluso frente al Granada, difícil precisar si chanza por parte de algunos o una proclama sincera, se llegaron a escuchar cánticos de "Schuster, quédate". La tranquilidad se ha instalado en Martiricos. Nadie quiere que la confianza lleve a nuevos problemas o a feos borrones, pero lo cierto es que las calculadoras se han puesto de acuerdo en su gran mayoría para asegurar que, una vez superada la frontera de los 40 puntos, ya no habrá nada que temer.

Todo son refuerzos positivos últimamente. Desde luego, los dirigentes ya hace unas semanas que se aflojaron el nudo de la corbata. La pena es haber tenido que sufrir tanto para llegar a casi tocar la orilla y que esta buena secuencia de puntos no permita husmear los últimos puestos que dan derecho a jugar competición europea y apurar una carambola. Pero sí valen para afrontar, sin temor al descenso, la planificación deportiva de la próxima campaña. Es época de ir apretando en conversaciones y de cerrar algún acuerdo con los futbolistas que acaban contrato el próximo 30 de junio.

Bernd Schuster, según aseveran algunos allegados suyos, se encuentra también bastante satisfecho. El alemán cree que, a pesar de las críticas, se han ido cumpliendo los objetivos que tenía en mente: estabilizar un once inicial, que poco a poco el trabajo técnico-táctico se fuera notando en el terreno de juego y que un ambiente positivo de trabajo hiciera fluir lo mejor de sus jugadores en el plano individual. Ahí está el rendimiento destacado de tipos como Camacho, Juanmi o Samu.

En la plantilla se ha reforzado el mensaje que intentaban transmitir los días después del gatillazo contra el Valladolid en La Rosaleda: que la blanquiazul no era de las tres peores plantillas de la competición y que antes o después cambiaría la suerte para que los resultados reforzaran el trabajo que se venía haciendo en el terreno de juego. Tampoco ellos lanzan las campanas al vuelo y quieren conseguir cuanto antes al menos los 42 puntos simbólicos que suelen otorgar la permanencia virtual.

Athletic, Villarreal, Getafe, Elche, Atlético de Madrid y Levante. No sería el mejor calendario de estar en más problemas clasificatorios; ahora en el seno del vestuario incluso hay quien se ve muy capaz de sacar al menos un empate del Nuevo San Mamés. Nada que ver con las perspectivas que había hace apenas un mes.

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