Tighadouini tiene varita
Málaga-deportivo de la coruña
Un gol de falta del holandés desatora a un Málaga que volvía a evidenciar problemas de gol. Juan Carlos abrochó un triunfo que aporta oxígeno pero que costó muchísimo esfuerzo
Al Málaga no se le puede negar que tiene bastantes gregarios y mineros, necesarios para cualquier empresa a largo plazo. Pero anda carente de magos y héroes, que son los que encandilan al público y facturan los éxitos. Cualquiera dispuesto a enarbolar una varita o a ponerse una capa es bienvenido en este grupo. Como Adnane Tighadouini. Va entrando en razón Gracia y, defectos defensivos y tácticos aparte, perfuma el ataque de una manera inigualable mientras Amrabat siga lesionado. Él rescató el aroma de los tres puntos en una faena que luego abrochó Juan Carlos. Los jugadores diferentes dieron lustre al gran trabajo de base de Gracia el año pasado. No había faltado por el momento, pero se antojaba insuficiente sin ese punto de calidad que da sentido a todo. A falta de chisteras que aparezcan con costumbre, noches como ayer hay que festejarlas. Porque son las que intercalarán alegrías en una Liga que se avecina, ya lo es de hecho, de sufrimiento.
Bastan unos chispazos de calidad para sobresalir en este Málaga. Y lo hace Tighadouini cada vez que dispone de un rato. Ayer, comoquiera que Javi Gracia al fin le dio otra vez la titularidad por la que tanto había opositado, pudo dejarse ver más. Casualidad o no, fue el artífice de imantar un triunfo que volvía a ponerse en chino. Tiene por delante el reto de ser más continuo e inteligente, también de bajar algún kilo, si bien cabe agradecerle ampliamente que no se haya dejado contagiar por el ataque griseado del equipo. Lo intenta y lo intenta, bendita su tenacidad. A él le hicieron la falta y él la transformó. Porque buscó una vez más un regate y porque tiró a gol esperando con fe que nadie la rematara o la desviara a propia puerta. Llegó de esa guisa, aunque también lo había intentado de cabeza (un par de veces) y a través de disparo. La valentía tiene su premio, por supuesto.
Su tanto, por cierto, quitó las telarañas al recuerdo del último gol de falta, logrado por Duda en Cornellá hace 13 meses. También confirmó que el holandés es seria candidatura a la rotación en las acciones a balón parado. Ya en Mestalla lo demostró con algún buen saque de esquina, también anoche. Se habían dejado escapar varios puntos desde la pizarra, anoche al fin volvió a dar sus frutos.
Con el partido mascado a expensas de que el pánico al empate pudiera acular al equipo hacia Kameni en el tiempo de descuento, apareció Juan Carlos para exponer también méritos. Su rapidez le valió para orientarse un buen balón dentro del área y definir hábilmente ante Lux. Su celebración y la del 1-0 tuvo ramales por todo el campo: la propia rabia del autor, la de la piña formada en el banquillo, la de múltiples abrazos diseminados por toda la grada. Si algo bueno tiene estar abonado al sufrimiento es que cada victoria se va a paladear como si fuera histórica. De paso, le quitó un buen peso de encima a Charles, aparecen nuevos candidatos a marcar para liberarle de una responsabilidad. Los llegadores con gol son piedra angular para el entrenador.
Hubo que esperar una hora para despejar las dudas que amenazaban de nuevo con dejar al equipo a cero. Hasta entonces, de nuevo más de lo mismo, aunque con asteriscos. De arranque, se vio al equipo presionar más arriba, para demostrar hambre y para evitar pérdidas absurdas que alimentaran la capacidad de contragolpe del Deportivo, ayer en su versión más anodina de la temporada. Duda afinó la puntería más que en Mestalla y sacó tres centros de su guante que no encontraron rematador o que lo hicieron con la mirilla mal puesta, como le ocurrió a Tighadouini.
Lastrado por ese ritmo cansino que viene acusando toda la temporada pero intentándolo, el Málaga intentaba decirle a los suyos que iba a hacer todo lo que estuviera en su mano para salir del pozo. No se atrevió Javi Gracia a dar la manija a Pablo Fornals, ese fue el reverso de la titularidad de Tighadouini. Tampoco quería desvestir mucho al equipo ante un rival muy rápido arriba. Aunque en La Rosaleda fue algo más timorato, en un tris tejió una contra que Riera resolvió con un gran recorte ante Weligton y un zurdazo al poste que heló a los presentes.
La Rosaleda verá muchos encuentros como el de anoche. A lo que no estaba acostumbrado era a observar a Espinho, que recibía instrucciones del técnico segundos antes de que Tigha abriera la lata. Mantuvo el cambio Gracia, que le dio media hora para que el aficionado intentara entender por qué hasta el momento no había debutado. No fue la mejor noche para testarlo, desde luego. Entre resbalones y un par de balones perdidos en zona peligrosa, su carta de presentación no era la mejor. Tampoco se le puede juzgar por un rato como el de anoche. Pero si alguien podía pensar que es uno de los que opta a erigirse en jugador de calidad, ahora mismo tendrá que ponerse a la cola. Antes está Tighadouini y también Pablo Fornals, quien salió para remendar la lesión de Recio, el enésimo contratiempo en la zona de creación, y volvió a exhibir insultante madurez y hasta dejó un precioso regate lleno de calidad y sangre fría. Gente así es la que hace falta.
También te puede interesar
Lo último