Olimpismo

El cambio climático amenaza a los Juegos de Invierno

  • Vancouver ha registrado unas temperaturas inusualmente altas en enero, lo que ha dejado tocadas a las instalaciones de montaña.

El COI se está tomando muy en  serio el cambio climático, que amenaza con convertir en un futuro  cercano los Juegos Olímpicos de invierno en unos Juegos de primavera. 

Vancouver y su sede de Cypress Mountain, donde se disputarán las  competencias de freestyle y snowboard durante los Juegos que  comienzan el viernes, registraron unas temperaturas inusualmente  altas en enero. Y eso ha afectado a la instalación de montaña al aire  libre, que lucha contrarreloj por lucir blanca. 

Una bacteria para conservar la nieve a temperaturas altas,  tuberías para generar hielo seco y medidas más terrenales como llevar  nieve en camiones y helicópteros se han puesto en marcha para que la  competición a partir del sábado se pueda desarrollar como estaba  prevista: sobre un manto blanco y con un frío que se percibe apenas  con moderación en Whistler, sede del esquí alpino, pero que casi no  se siente en Vancouver, a la orilla del Océano Pacífico. 

Las previsiones para los próximos días hablan de temperaturas más  templadas y de lluvia, combinación que podría hacer desaparecer la  nieve. 

"No hay nunguna preocupación, no hay plan B, no habrá  cancelaciones por falta de nieve", tranquilizó el lunes en Vancouver  el presidente del COI (Comité Olímpico Internacional), el belga  Jacques Rogge. 

En los últimos años, sin embargo, cada vez son más frecuentes los  aplazamientos de pruebas en la Copa del Mundo de esquí alpino. El  cambio climático, ante el que el deporte parecía inmune, amenaza a  las competiciones de hielo y nieve, tan sensibles a los mapas de  isobaras. 

Y el COI no cierra los ojos. "El calentamiento global es algo que  preocupa a todo el mundo. A largo plazo podría afectar a los Juegos  de invierno", advirtió Rogge. 

"Es un factor que tenemos que tener en cuenta al elaborar la  preparación de los Juegos", alertó. Un cambio de fechas está en el  horizonte, pero el invierno boreal no da mucho margen más allá de un  adelantamiento del evento un mes o mes y medio. 

La posibilidad de llevar los Juegos por primera vez al Hemisferio  Sur, que parece resistir mejor el calentamiento global, suena sin  embargo remota. 

Hay pocos países con posibilidades más allá de Argentina y Chile,  y el cambio de fechas a agosto o septiembre resulta casi utópico por  coincidir casi en fechas con el Mundial de fútbol y porque ofrecería  al telespectador europeo y norteamericano -el gran consumidor de  deportes de invierno por TV- unas competencias de nieve y hielo  mientras él está en la playa tumbado al sol, lo que podría generar  cierto rechazo. 

 "Queremos y pedimos estadísticas. Estamos alerta, estamos haciendo  una buena investigación", señaló Rogge. 

Los dirigentes de la Federación Internacional de Esquí (FIS), que  cada vez afrontan más inconvenientes por el hecho de que no haya  nieve donde debería haberla, son más catastrofistas. 

"El principal problema es la competición de menor nivel. Muchas  carreras tuvieron que cancelarse. Es catastrófico para los niños y  los jóvenes. Perderemos más o menos una generación en esquí", lamentó  el presidente de la FIS, Gian-Franco Kasper, en el cálido invierno de  2007. 

Kasper teme que muchos jóvenes cambien el esquí por el hockey  sobre hielo. 

Y es que entre noviembre y diciembre de 2005 se cancelaron hasta  14 pruebas de la Copa del Mundo de esquí alpino por el "calor". Los  científicos hablaron entonces del tiempo más cálido en los Alpes  desde hacía 1.300 años. Y el "calor" ya ha dejado de ser una gran  novedad. 

"Los deportistas no se enfrentan a un problema de clima, quizás ya  están metidos de pleno en el", dice Günter Hujara, director de las  pruebas alpinas de la FIS. 

El reglamento de la FIS permite al menos a los saltadores de esquí  competir sobre césped, algo que, de momento, no se contempla en  Vancouver. 

Pero los datos demuestran que los inviernos templados no son tan  novedosos. O quizás que el cambio climático llegó antes de lo que se  cree: en los Juegos de Calgary 88 el termómetro llegó a marcar hasta  18 grados, temperatura más propia de unos Juegos de primavera.

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