Y todos tan contentos (0-1)

Málaga-Real Madrid

El Real Madrid se lleva los puntos y el Málaga se queda con la continuidad de sus buenas sensaciones. Los blancos acabaron sufriendo y metidos en su campo para defender el triunfo.

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Málaga, 15 de marzo 2014 - 21:50

Sin haber pasado aún por la ducha, el vestuario del Málaga mascaba y escupía rabia. Pocas veces un grande enrachado estará tan cerca de haber resbalado en La Rosaleda. El paso de las horas destapa otra verdad: el fútbol no pagó al Málaga con los puntos, pero sí en especias. No hubo goleada que inhibiera la recuperación de Pamplona; al revés, se reforzó ese credo y el equipo podrá ir a jugarse su Liga a Balaídos sin haber perdido ese brío. El "Schuster vete ya" fue engullido por el "Sí se puede" con el que los blanquiazules empujaron al Madrid hacia Diego López en el tramo final. Los jugadores se han acordado de que saben y pueden jugar al fútbol, en casa o fuera, ante pequeño o grande. El Madrid, desde esta orilla actor secundario, también se marchó contento a casa, otro triunfo en la buchaca y posición de privilegio para afrontar el Clásico.

0-1, con los blancos (naranjas) despejando balones de su área y reconociendo el sufrimiento. Mismo resultado con el que se marcharon Barcelona y Atlético de Madrid, mismas sensaciones que compartieron los otros dos grandes. Tampoco eso da premio, pero bien haría el once de Schuster en Balaídos no olvidar todo eso, porque ese camino esconde dos metas: una permanencia holgada y la paz social con la afición.

La fábula de las gacelas y los leones tuvo guión adaptado en La Rosaleda. Sólo hubo un zarpazo, y el león acabó yéndose por patas de la selva ante la fe en las carreras de las gacelas. El Málaga aguantó 20 minutos sin llenarse de barro y en los últimos 20 casi tira ahí a los de Ancelotti. Lo que ocurrió entre tanto fue un chispazo de Cristiano, suficiente para sellar el encuentro, y un statu quo entre los rivales. Yo te ahorro la carnicería en el resultado y tú no me exiges mucho para el Clásico. Ciertamente, la mayor fase del encuentro parecía que los blancos no querían quemar mucha gasolina y el Málaga no perder el buen aura con que regresó de Pamplona. Futbolísticamente, poco.

Este año el Real Madrid tiene una planta tremenda. Con un doble pivote desde el que todo se estira y se encoge. Xabi Alonso jugando al ajedrez y Modric tocando el violín, qué partidos de ambos. Cristiano puso la guerra por su cuenta, Bale corrió y corrió como un huno sobre la hierba y sobre Antunes e Isco fue el diapasón de todas las emociones de la noche. Ante ese ejército, la capacidad anfibia de Amrabat, tan pronto pinta el regate perfecto que sobrevive a una melé. Demasiada diferencia individual entre unos y otros, de todos modos. Con Benzema pronto lesionado y en su lugar el fútbol esquizofrénico de Di María, el Madrid se vistió del equipo del año pasado para buscar una victoria rápida jugando a idas y vueltas. Cristiano, apenas después de crearse un hueco imposible para hacérselo imposible a Caballero, pudo cerrar la noche en dos acciones consecutivas. El descanso le cambió al Málaga la lona por la esquina. Se recuperó el equipo de Schuster, que no había recibido la extremaunción. El punto de inflexión no podía ponerlo otro sino Isco. En un córner local, Di María agarró la bola en la frontal, se puso el mono de esquiador y llevó la bandeja de plata a la frontal para el malagueño. El problema es que tuvo tiempo de pensar. Y de sentir. Se le pasaron por la cabeza todas esas bellas estampas de Champions, los abrazos con sus amigos blanquiazules; le dio tiempo hasta de canturrear el Málaga, la Bombonera. Tanta taquicardia y ver a Caballero como adversario le crearon un conflicto moral. Él quería chutar a puerta, su corazón apuntó a la grada. Lo percibió Ancelotti, que lo quitó para evitar otro cortocircuito. Schuster revivió a Portillo y éste la fluidez del Málaga y las ganas de Duda, que no pudo celebrar gol pero sí que aún conserve una pierna. Horripilante la patada de Pepe a la rodilla que da de comer a las hijas del zurdo. Se puso como un berraco sin aceptar disculpas porque son amigos. O eran. La cuestión es que la chispa se fue prendiendo y, de pronto, el Real Madrid sólo se aferraba a contragolpes de Cristiano con finalización clónica que daban a entender que Caballero le había comido parte de la moral en anteriores noches. A falta de ocasiones, en estos partidos cada córner o merodeo se puede canjear por un mérito tremendo del pez pequeño. A balón parado hizo sufrir el Málaga, Pepe le quitó un remate de gol a Santa Cruz y Xabi Alonso tuvo que hacerse una mitosis para tapar todos los huecos en campo propio que estaban usurpando los de Schuster. A falta de puntos, el Málaga no se marchó trasquilado y sí reforzado. Los biorritmos siguen a tope. Ese libreto han de llevar a Vigo.

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