"Por aquí no hemos dormido mucho, pero sí que ha sido un buen despertar. Seguimos en una nube...", escribía a través de las redes sociales Damián Quintero, flamante medallista olímpico malagueño. La plata que supo a oro en el Nippon Budokan tras caer en la final ante el local Ryo Kiyuna, nacido en Okinawa, la isla donde se inventó el kárate, durmió a buen recaudo en la cama de la Villa Olímpica del de Torremolinos.

Quintero tendrá este domingo la posibilidad de vivir un experiencia histórica, ser abanderado junto a Sandra Sánchez, oro en su prueba de kata, en la ceremonia de clausura de los Juegos. Ha sido un largo viaje para el malagueño, que a sus 37 años ha alcanzado la cúspide de su carrera con una medalla olímpica a la que da lustre. Desde que consumó la medalla no ha parado de tener entrevistas con la prensa, ha tenido tiempo de hablar con su familia en Torremolinos y con su mujer en Gijón. 

El siguiente paso tras la ceremonia olímpica será el regreso a casa, donde la familia le espera en un par de días para darle el homenaje merecido tras su logro. "Ahora a desconectar y cargar pilas y otra vez a entrenar para preparar el Mundial de Dubái del próximo mes de noviembre, que puede haber más nivel que en los propios Juegos”, dice Quintero, que se ve en plenitud para seguir más tiempo, a pesar de que el kárate saldrá del programa olímpico en París'24 si no hay marcha atrás, en la cúspide del kárate.

Por aquí no hemos dormido mucho, pero sí que ha sido un buen despertar. Seguimos en una nube… 🤩#Tokyo2020 #Olympics pic.twitter.com/TLOWVKhHNX

— Damian Quintero (@DamianHQuintero) August 7, 2021