Un gran Unicaja

Los de Aíto dan un paso de gigante hacia el ‘play off’ y conquistan parte del crédito perdido con un amplio triunfo ante el Gran Canaria que permite ganar el ‘average’ al equipo amarillo, rival directo

Un gran Unicaja
Un gran Unicaja
José Manuel Olías

05 de abril 2010 - 07:26

Si un aficionado imaginario del Unicaja se hubiera tomado un periodo sabático, un viaje de varios meses desconectado de la realidad, y hubiera aterrizado ayer por el Carpena, no entendería la realidad del equipo. No sabría por qué no fue a la Copa, fue eliminado a destiempo en la Euroliga y ocupa una sexta plaza lejos de las expectativas. Se extrañaría del clima de crispación, de las críticas del entorno y la prensa, de por qué al Carpena sólo van 6.000 personas a un encuentro de ACB.

Se le explicaría que hubo una seria plaga de lesiones que mermó notablemente en los primeros meses de competición, que cuando se fichó a un jugador diferente y especial, Juan Dixon, dio positivo. Que no se estuvo a la altura en muchísimos partidos, que había serios defectos estructurales en la plantilla, que el técnico no la optimizó y que los jugadores, los viejos y los nuevos, no estuvieron a la altura en muchos encuentros, demasiados.

Porque el aficionado imaginario pudo ver ayer a un equipo serio, aseado, fluido en ataque y agresivo en defensa, con ayudas más inteligentes, con presiones más fructíferas para recuperar el balón. Con un base, Omar Cook, que marcó el ritmo del partido con cabeza a pesar del 1/6 en triples. Repartió nueve asistencias. También pudo observar al Berni Rodríguez que hizo méritos para ser una vez campeón del mundo y subcampeón olímpico, como ese excepcional complemento, a veces referente, en el Unicaja campeón. 21 puntos, con cuatro triples, firmó el capitán, clave para la suerte final del encuentro.

También estuvo Jiménez, con su habitual labor sorda adornada con dos triples finales para recuperar el average con el equipo canario. Y una pareja de pívots a un nivel altísimo de solvencia. Uno de ellos sumó cinco tapones. No fue Archibald, sino Freeland. El escocés firmó una estadística con sólo tres errores, un tiro de dos, una pérdida y una falta. El británico dio síntomas de progresión en el otro baloncesto, el que le falta por digerir debido a su tardío conocimiento del balón naranja. También constató el aficionado imaginario que hay un prometedor exterior, Saúl Blanco, que parece superar poco a poco el miedo escénico, que se anima a penetrar utilizando sus buenas piernas. O que Gomis va cogiendo tono y que a Welsch incluso le aplaudieron una vez. También que el jugador más caro de la plantilla, Giorgos Printezis, atraviesa un mal momento.

El aficionado imaginario pudo hacerse un mapa de situación engañoso. La realidad del Unicaja es otra distinta, ha fallado muchas veces después de dar pie a creer en él, aunque la versión de ayer permite recuperar una nota de optimismo. Sostiene Aíto que se traslada sobre la pista el trabajo que se está haciendo en los entrenamientos una vez recuperados a todos los efectivos, con más calidad en el ejercicio. Tarde, en abril, pero igual aún se puede creer en un final digno de temporada.

El Unicaja pasó ayer por encima del Gran Canaria 2014, gobernando el encuentro desde el minuto 1 al 40. Y multiplicó el valor del triunfo superando el average particular, los 17 tantos por los que el equipo canario venció en el Centro Insular el pasado 30 de diciembre. Llega el tramo final de la temporada y la igualdad reinante en la zona media de la clasificación hace que estos detalles se coticen caro. La jornada se optimizó con la derrota del DKV en San Sebastián, aunque el triunfo del Cajasol in extremis en Alicante sigue dejando la quinta plaza a dos triunfos.

En el desarrollo del partido, el primer cuarto fue determinante. El Unicaja dejó aparcada su habitual caraja para salir concentrado y anotar 29 puntos en 10 minutos. Cuando la fuente anotadora no emanaba tanta agua, la defensa estuvo como flotador, como demanda Aíto. Una vez se superó la barrera de los 10 puntos, nunca se bajó de ella, a pesar del empeño de Arteaga, el mejor árbitro español en el escalafón. Una técnica al banquillo cajista, otra después a Cook por desplazar el balón. Buscó el canario su cuota de protagonismo de manera totalmente innecesaria. El partido iba solo y él se empeñó en complicarlo.

En suma, acaba la Semana Santa y el equipo de Aíto hace votos por un futuro cercano mejor. Al menos ayer se vio a un gran Unicaja. A ver si tiene continuidad.

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