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Tardó, se hizo de rogar. Pero parece que hay nueve, delantero caro, el factor diferencial que optimiza y multiplica las posibilidades un equipo aguerrido y ordenado. Hora y media de El Hamdaoui le ha bastado para que La Rosaleda le despida con vítores de ídolo. "Hola, me llamo Mounir El Hamdaoui", gritó con el balón en los pies sobre el predio de Martiricos para insuflar un plato de optimismo al malaguismo y rubricar la primera victoria de la temporada con un manotazo (5-0) al Rayo Vallecano
Un hattrickmás una asistencia a Portillo, un aroma de jugador superior de hechizo inmediato, de impacto súbito. El Hamdaoui resplandece por encima de todas las cosas, pero lo que consigue es dar brillo a un Málaga que mantuvo sus virtudes de los tres primeros partidos y las aliñó con goles y buen fútbol, ese poso de exquisito trato de balón asentado en las últimas temporadas, el legado de Pellegrini filtrado por Schuster con algo más de verticalidad. Se extiende el catálogo con otras características y un rango teóricamente menor de futbolistas que se reivindicaron, que salieron a por el partido, presionando en campo contrario con sangre en el ojo. Salvo un intervalo de 10 minutos en el ecuador del tiempo en el que Rayo pudo marcar dos goles (perdonaron Larrivey y Tito), un Málaga fabuloso, con diferentes actores pero que traduce en puntos el buen arranque liguero. Y esa es la tranquilidad máxima.
Mounir El Hamdaoui ha caído de pie en el Málaga. Un cuarto de hora en el Pizjuán con destellos relucientes mutó en una presentación que dejó boquiabierta a su nueva afición. 5-0 para el Málaga, una manita reconfortante. El Rayo es un equipo que en ocasiones roza la temeridad por su osadía, por su defensa adelantada. Es el sello de Paco Jémez, que el año pasado rebasó al mejor Málaga de la historia en La Rosaleda y que ayer se fue con un saco de goles para Vallecas. A cuál más bonito, todos tuvieron gotas de calidad suprema. El primero, un contragolpe contra una defensa ya montada. Saca Willy, Angeleri filtra un mágico pase al hueco para que Antunes llegue a línea de fondo, coloque una rosca de caramelo que hace dudar a Rubén y El Hamdaoui abroche con el interior de su pie derecho sin dejarla caer. Ya había amagado el marroquí de Rotterdam, con algún gesto técnico y corporal que recuerdan a Van Nistelrooy o Makaay, cosecha holandesa. Primero con un control imposible que le dejó solo ante Rubén. El recital siguió con un pase de exterior para que Portillo la empujara a puerta vacía. El tercero, ya en la segunda mitad, para Eliseu, que sólo marca golazos. Recorte y derechazo a la escuadra. Su pierna mala es fuente de bellísimos tantos. En pleno festival, El Hamdaoui remató. Primero coronó una soberbia combinación entre Portillo y Morales, casi como si fueran Isco y Joaquín, para que Jesús Gámez (el mejor Jesús Gámez) le diera el pase de la muerte al marroquí. Y el colofón, otra jugada personal del protagonista que acabó con un toque de interior con la izquierda por el teórico palo de Rubén. Un recital de época.
El resto del equipo rayó a un grandísimo nivel. El gol libera a Portillo, que gritó de rabia. El doble pivote Tissone-Darder se eleva. El mallorquín es canela fina. Presiona y tiene criterio para soltarla a la primera, siempre con intención. Sánchez y Angeleri se compenetran y, salvo dos desajustes en la primera mitad, se impusieron y dan solidez. Antunes, como Gámez, son laterales muelle. Seba Fernández volvía y le dio un gran pase a Larrivey que el argentino no culminó en boca de gol. Eliseu recordó que es titularísimo en este equipo, ofrece cosas que escasean. Y así, Morales se asocia y suple su lentitud física con brillantez mental. Y tiene un cañón. La Rosaleda hizo la ola, cantó el himno, sonaron acordes con reminiscencias árabes con cada gol de El Hamdaoui. Como si el tiempo no hubiera pasado, como un puente al pasado más glorioso y reciente. Mañana será momento de bajar los pies al suelo en la vuelta al tajo. El Hamdaoui, mientras, hace soñar. Lleva el siete que luciera Joaquín, con el que estuvo un mes en Florencia. El gaditano pasa días duros como viola. Ayer entró a jugar en el minuto 30 y en el 70 le cambiaron en un partido de Liga. El mismo día que se lesionó Mario Gómez para tres meses. La Fiorentina busca nueve y en Málaga da un recital que se recordará un delantero que le pertenece. Qué cosas tiene el fútbol. Que Alá proteja a El Hamdaoui.
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