El niño de Mijas que se crió en Sierra Nevada
Hijo de un jugador de balonmano, Regino Hernández se crió en la nieve y ya avisó en 2011 con el título mundial junior de su potencial
"Antes que afeitarme me corto las pelotas". La frase que decía días antes del inicio de los Juegos Olímpicos Regino Hernández cuando se le cuestionaba por la posibilidad de afeitarse su poblada barba si conquistaba una medalla en PyeongChang refleja la irreverencia del esquiador malagueño. Hablaba también en este periódico abiertamente de la posibilidad de medalla con gran naturalidad. Regino (26 años) ha hecho historia para el deporte español. Es la tercera medalla en la historia del deporte de invierno, el primero que no es de la familia Fernández Ochoa que lo consigue. Da idea de la gesta que realizó la pasada madrugada el esquiador mijeño.
Hijo de un jugador balonmano, Regino nació en Ceuta cuando su progenitor jugaba allí pero antes de los dos años ya estaba en Málaga. Sus padres gestionaban una tienda de deportes extremos y el niño empezó a surcar la nieve en Sierra Nevada bien pronto, en una especialidad pujante y con cada vez más seguidores y practicantes. El trayecto entre Mijas Costa y las montañas de Granada lo tiene mimetizado. Con un físico privilegiado, quedó campeón del mundo junior en 2011 en Valmalenco (Italia). Empezó a competir en la Copa del Mundo, ya fue olímpico antes en Vancouver'10 porque la Federación veía en él un gran potencial. Compitió en Sochi'14 sin éxito y llegó a PyeongChang en madurez tras pasar varios problemas serios y una operación de rodilla. Nada sale fácil. Había subido el podio en la Copa del Mundo en alguna ocasión, el año pasado en Sierra Nevada fue campeón del mundo por parejas (prueba no olímpica) con Lucas Eguibar y avisaba de algo grande. El hecho de que otros riders españoles, como Eguibar o Laro Herrero, hayan prosperado ha elevado bastante el nivel del snowboard español. Tienen descaro, condiciones y talento. Y el primero que ha recogido el fruto es Regino Hernández, con una medalla olímpica inolvidable.
Regino hizo el mejor tiempo en la calificación, sufrió en los octavos, ganó con autoridad en cuartos y semifinales y después siguió la estela Pierre Vaultier, mito de la especialidad para subir al podio y recordar a dos personas esenciales en su vida que ya no están. Ángel Moreno, su mejor amigo desde la infancia, que falleció en 2015 practicando snow en Sierra Nevada. E Israel Planas, su entrenador desde siempre, que murió el año pasado al sufrir un infarto cerebral poco después de que fuera campeón del mundo con Eguibar en Sierra Nevada. El hijo de jugador de balonmano luce tatuajes y figuras de cráneos en el casco y en anillo.
La de Regino es la octava medalla olímpica del deporte malagueña, primera en la nieve tras siete en los Juegos de verano. Tres fueron de oro, dos de la regatista Theresa Zabell (ambas en 470, en Barcelona'92 y Atlanta'96) y las de Mari Carmen Barea en hockey hierba en Barcelona'92. Una de plata, la de Berni Rodríguez en los Juegos de Pekín de 2008 con la selección de baloncesto, y tres de bronce: Nina Jivanevskaia, la rusa afincada en Torremolinos, en 200 espalda; y dos en balonmano, las de Antonio Carlos Ortega en Sydney 2000 y Marta López en Londres 2012.
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