"No paran de preguntarme cuándo vuelvo a la ATP"
El malagueño Daniel Monedero, reciente campeón de España, habla de sus planes inmediatos, de su deseo de impulsar el tenis en la provincia, de sus inicios y de las dificultades de asentarse en la élite

Lo que pudo ser y no fue es una coletilla que suele acompañarle ante lo mucho que prometía cuando con pocos años mostraba sus artes con la raqueta. Eso no significa que la carrera de Daniel Monedero no esté jalonada de éxitos. Sean de menos renombre o escala, muchos títulos lucen en su vitrina, el último, el de campeón de España, del que cuenta con gracia que es uno de los pocos trofeos que no colecciona Rafa Nadal y al que le ganó un dobles siendo juveniles. Lo importante, dice, es que se siente feliz por vivir de lo que le gusta. Patearse toda la ATP ya quedó atrás, aunque no terminen de recordárselo.
"Llevo un par de semanas de vacaciones después de una bonita y larga temporada. La semana que viene ya empezaré con la pretemporada, estoy con muchas ganas. Espero repetir el mismo año, el listón está alto", explica el tenista natural de Torre del Mar, donde reside de nuevo. Estos días los pasa en Alicante con unos amigos. La victoria en el Nacional el pasado septiembre frente a Miguel Ángel López (0-6, 6-3 y 7-6) supone el colofón a una campaña en la que no ha parado. "No todo el mundo puede decir que es campeón de España. Va a quedar ahí para el resto de mi vida, es un premio a mi carrera. Toca disfrutar y seguir jugando", afirma.
Mone, como le llaman, tiene 28 años y muchos partidos sobre sus espaldas. Sabe lo que es viajar para intentar enfrentarse a los mejores, aunque lo descarta. "No paran de preguntarme cuándo vuelto a la ATP, sobre todo los periódicos [risas]. Mis planes no cambian. Como dice la frase, ya estoy un poco de vuelta de todo. En mi mente está jugar torneos interclubes en Francia, Alemania, y todos los torneos nacionales que pueda. Es un poco tarde para la ATP de nuevo. O estás entre los 100 mejores, o no le ves rentabilidad. Además, no me apetece viajar tanto. Las puertas no están tan abiertas como antes", confiesa el malagueño.
Su calendario no está marcado por las grandes citas, aunque no por ello es menos satisfactorio. "Compito en torneos de feria, por así decirlo. Las dotaciones están entre 2.000 y 1.500 euros, duran tres o cuatro días y se celebran de abril a septiembre. Ése es mi trabajo y de lo que vivo, muy diferente a tener que viajar 42 semanas al año. Es tenis profesional y está bien visto", explica Monedero, que tiene otro ambicioso objetivo para esta temporada: impulsar el tenis en la provincia de Málaga. "Quiero ayudar a que los jóvenes no tengan que salir a buscarse la vida, que tengan un técnico que les ayude a progresar, algo que yo no tuve", razona.
Monedero trata de desempeñar esta labor mediante su colaboración con el Club Pinos del Limonar. Uno de sus motivos es evitar que las tentaciones de la juventud destruyan una prometedora carrera. "La cantera de aquí es buena, el tiempo ayuda, pero a veces los chavales tienen que salir con 14 o 15 años porque no hay alguien que les guíe. El inconveniente es que maduran demasiado rápido. Te ves solo en grandes ciudades, sales y te puedes perder un poco. La edad es así. Además, con 17 años se puede empezar a manejar dinero y un deportista está bien mirado. Sé de lo que hablo. Mi objetivo es dar otra alternativa", sentencia.
El malacitano quería labrarse un futuro en el mundo de la raqueta y se fue a Marbella, donde formó parte de un grupo promovido por Manolo Santana. También vivió en Madrid y Zaragoza. "Ya llevo dos años aquí. La tierra tira y deseo no marcharme nunca más", confiesa. Fueron sus padres los que inocularon el amor por el deporte. Rememora el inicio con anécdota. "Ellos iban a jugar cuando yo tenía unos cuatro años. Era el recogepelota y me echaban unas bolitas al final. Con seis me llevaron a El Candado, a la escuela de iniciación. Nos tiraban una bola cada diez minutos. Cuando me echaron la primera y casi le pego un bolazo al entrenador, me dijo que me sentara. Creía que la había liado, imagínate. Luego me dijeron que fuera todos los días a entrenar. Vaya susto en ese momento".
22 años después, Monedero las ha visto de todos los colores. Ha sido el 260 del mundo. No se arrepiente de nada. "Lo he intentado al máximo. No me fue mal del todo, pero la economía no ayudó. Jugar la ATP cuesta mucho, muchísimo. Empezaba bien en enero y en mayo ya me faltaba el dinero porque tenía que preocuparme del avión, el hotel, comer... Estoy satisfecho, pero estoy seguro de que habría llegado mucho más lejos. ¿Qué influye? La suerte, las lesiones... Que una persona como Albert Costa me diga que tengo tenis para estar entre los 50 mejores me da orgullo y pena a la vez, la verdad. Lo importante es que hago lo que quiero, eso no tiene precio. Además, me ha dejado muchos amigos, varios entre el Top Ten. Hay pique, pero es un mundo sano", asegura.
El tenista, que se define "agresivo" y con querencia por la pista rápida, no quiere sonar a despedida. "Para nada es así", apostilla. Pero le gustaría cumplir una ilusión próximamente. "Me gustaría ir a la Copa Davis. Sé que como jugador es impensable, irreal, pero tengo la ilusión de ir de sparring", concluye Mone.
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