Tres competiciones en marcha que pueden devorar hasta a la plantilla más preparada. Pellegrini lo sabe y por ello no escatimó en rotaciones cuando entró en el calendario el choque de ida de la Copa del Rey ante el Cacereño. El fondo de armario que tiene a su disposición el técnico chileno es muy escaso y además viene marcado por los problemas físicos. Como si de agua y aceite se tratara, la parte ofensiva y la defensiva del equipo ha experimentado los cambios para reservar a jugadores importantes de maneras muy dispares. Mientras en la defensa apenas encontró la fórmula para que los hombres fuertes descansaran, los tres pilares del ataque; Joaquín, Saviola e Isco, cumplen un mes sin jugar un encuentro entre semana, desde aquel choque en San Siro el 6 de noviembre.

Posteriormente, el cuadro malaguista recibió en La Rosaleda a la Real Sociedad, con la intención de redimirse de la anterior derrota casera ante el Rayo Vallecano. El resultado fue de nuevo negativo y la participación de Joaquín, Saviola e Isco no impidieron que los tres puntos volaran de la capital de la Costa del Sol.

Desde ese momento, durante los tres compromisos, dos de Liga de Campeones uno de Copa, que han tenido lugar entre semana, ni el gaditano, ni el argentino ni el benalmadense han disputado un solo minuto. Mirando la tabla de resultados podría deducirse que el equipo ha notado su ausencia (dos empates y una derrota) y es que la importancia del tridente ataque tiene su mejor impacto en las cifras. En Liga han anotado el 52% de los goles del equipo, en la Champions esta cifra se reduce al 41%, pero teniendo en cuenta que no pisaron el césped en los dos últimos encuentros. En total: el 43% de los goles que ha anotado el Málaga en los tres torneos que forman el calendario del equipo llevan la firma de Joaquín, Isco y Saviola. Pellegrini mima así a los principales bastiones del ataque. Rotaciones que han dado las oportunidades más claras de la temporada a Seba Fernández, Buonanotte y Santa Cruz, encargados de ocupar sus puestos.

En el centro del campo, el gran rendimiento de Iturra y Camacho, sumado a la lesión de Toulalan, no ha dado lugar a rotación alguna. Otro extremo muy diferente al de la defensa. Una línea poblada que necesita de descanso pero que tiene que apañarse con lo puesto, con Onyewu y Sergio Sánchez como únicos reservas cuya posición natural es la defensa, tirando de jugadores reconvertido, como Eliseu, o del filial, como el caso de Álex Portillo y Jurado. Gámez tuvo que jugar en los tres partidos, aunque ante el Anderlecht salió desde el banquillo. Eliseu fue inamovible en Champions hasta que Portillo le cubrió ante el Cacereño.

Por último, el triángulo Weligton, Demichelis y Onyewu es el más complejo. El norteamericano es fijo durante los 90 minutos en los partidos entre semana. Weligton y Demichelis se alternan los partidos, jugando 45 minutos cada uno, obligando al técnico chileno a gasta un cambio por partido. El tener un único central nato como reserva la plantilla obliga al Ingenriero a hacer encaje de bolillos, lo que depara parejas tan extrañas y tan poco compenetradas como la formada por Sergio Sánchez y Onyewu ante el Anderlecht.