Un trofeo y una idea (2-0)

Con nueve cambios respecto al sábado, el Málaga ofrece otra gratísima imagen y derrota al West Ham para alzarse con la Schalke Cup. Rescaldani y Luis Alberto, goleadores.

Pablo Pérez y Mark Noble pelean por un balón aéreo en el Veltins Arena.
José Manuel Olías

04 de agosto 2014 - 05:02

El Málaga ha realizado durante el fin de semana la mejor campaña de abonados posible en el Veltins Arena. Si se trataba de ensayar, prueba muy satisfactoria. Si se trataba de ilusionar, sobresaliente. En Gelsenkirchen, apenas a 35 kilómetros de la infausta Dortmund, el equipo de Javi Gracia conquistó un trofeo y expandió una idea convincente, como si fuera una refundación al lado de donde hincó, o le obligaron a hincar, la rodilla el mejor Málaga de siempre. Si el sábado bailó al Newcastle (3-1), ayer también sobrevoló por encima West Ham United (2-0), otro clásico de la Premier League.

Dos equipos de nivel parejo o superior de la liga inglesa, aclamada como la de mejor nivel medio del universo por el más justo reparto televisivo, pasaron por la piedra. Es una afirmación discutible la anterior, vistas las competiciones europeas. Pero más dinero sí manejan. Un detalle a tener en cuenta para reforzar las sensaciones positivas. Sólo Carlos Kameni y Sergio Sánchez repitieron en el once inicial respecto a la vípsera. O sea, que lució fondo de armario Javi Gracia, que en Alemania ganó un trofeo, de cierto prestigio a tenor de los contrincantes, y también reforzó una idea. Para su plantilla y para un malaguismo que, por momentos, se pellizcaba para cerciorarse de que ese equipo vestido de amarillo era el suyo.

Lo dicho ante el Newcastle vale para el duelo ante el West Ham, en términos de precaución y de contención. Sacar conclusiones mayestáticas en pretemporada es hacerse trampas al solitario. No aporta puntos ni vale de nada para la competición oficial exhibirse a principios de agosto. Pero el fútbol se compone de muchos factores más allá del materialismo. Gusta ver a 22 jugadores diferentes con una idea común, ser agresivos en la presión y recuperar el balón arriba, tratarlo bien, medir los tiempos del ataque con precisión, contemplar cómo los laterales suben con sentido y con peligro. Los goles se originaron en desdoblamientos de Boka y Rosales. Interesante lucha en las alas se avista con Gámez y Antunes, si finalmente se quedan.

Advertía Gracia antes de viajar a Alemania de que igual se veía un equipo más retrasado para ensayar registros distintos, pero no hubo lugar a comprobarlo. El trabajo de Kameni ha sido leve en 180 minutos y no fue avasallado en ningún momento, como sí lo fueron los rivales. El Málaga desplegó otra vez buen fútbol y tras 20 minutos llegó la tormenta. Una arrancada de Boka, que conectó con Rescaldani, habilitó al argentino tras un rechace para un balón franco poco más allá del punto de penalti. Con su zurda definió con precisión por raso. Transmite algo de frialdad el ex de Vélez Sarsfield al tiempo que destellos de buen futbolista. Algún control, algún toque de primera con mucho sentido, como para dejar a Juanmi ante el portero... Algo tiene, queda comprobar si para ser importante en este Málaga.

Dos minutos después, Luis Alberto. Tiene el porte, la distinción y el duende de los futbolistas especiales, aunque seguramente viva toda su carrera con esa sombra de talento discontinuo. Gran pase al hueco de Rosales para Juanmi, muy móvil, dinámico y, sobre todo, trabajador en la mediapunta. Desde la línea de fondo el coineño colgó para que el gaditano controlara y la colocara ajustada al palo a media altura entre las piernas rivales. Buen gol del futbolista del Liverpool, que se creció y tres minutos después tiró en el área un caño y le hicieron penalti. Rápidamente cogió el balón y lo lanzó, de manera deficiente. Adrián, ex portero del Betis, la sacó con un pie por el centro. Cosas de los futbolistas diferentes. Tras esa descarga, similar a la que padeció el Newcastle en la víspera, el Málaga fue insistente y quiso más, pero no llegó más fruto.

Gracia aguantó con un minutaje más amplio a su teórico, por lo visto habrá que pelearlo, equipo suplente y no empezó a hacer cambios hasta que pasó la hora de partido. Como sucede habitualmente en esta instancia de la temporada, el ritmo se cayó, es difícil tener continuidad en piernas y cabeza cuando aún no están suficientemente entrenadas para ser constantes. Rescaldani remató dos veces con mucho peligro, una con un disparo seco y otra con un cabezazo, que sacó Adrián. Luis Alberto exhibió pie a balón parado. Y Roque desperdició un balón muerto que dejó Adrián de manera inverosímil. Incluso hubo tiempo para una gran parada de Kameni, que apenas tuvo trabajo durante el fin de semana. La mejor señal de que esto va viento en popa. No son puntos, pero sí ilusión.

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