Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Pepe Viyuela vuelve a los escenarios con uno de esos papeles que se miran bajo lupa: encarna a Pablo Picasso en El barbero de Picasso, una comedia que se representará del 9 al 11 de octubre en el Teatro del Soho CaixaBank. Escrita por Borja Ortiz de Gondra y dirigida por el malagueño Chiqui Carabante, la obra se adentra en la amistad real que el pintor mantuvo con su barbero, Eugenio Arias, durante su exilio en Vallauris (Francia) en los años 50. Viyuela encarna al genio malagueño con su habitual mezcla de humor, ternura y profundidad, acompañado por Antonio Molero, Mar Calvo y José Ramón Iglesias.
Pregunta.¿Cómo se ha preparado su papel? Porque interpretar a Picasso en su propia tierra tiene que ser delicado.
Respuesta.Bueno, pues da un poquito de miedo, sí, da un poquito de respeto y bueno, pues vamos a ver qué tal resulta. Nosotros estamos muy contentos y disfrutamos mucho con la función, pero vamos a ver, es verdad que Málaga es quizá la plaza central donde uno mejor quiere quedar y donde quizá sea más difícil hacerlo. Nosotros estudiamos la historia según se puede encontrar ahora mismo en muchísimos libros, en documentales, y fuimos construyendo. Todos tenemos en la cabeza la idea de Picasso, ninguno sabe acerca de su vida ni de su carácter, pero más o menos tenemos una idea, primero, de que sería un genio absoluto, que es una figura indiscutible, indispensable, insustituible del arte en el siglo XX, y que ha marcado toda la época del siglo XX. No sería lo mismo sin él. Eso genera mucha responsabilidad a la hora de afrontar el personaje, pero también quisimos quitarnos el miedo. Pensar en él como en un hombre. Su hija Paloma en un documental dice de Picasso: "Mi padre no era un monstruo ni era un genio, ambas cosas estaban siempre en boca de todo el mundo, mi padre era un hombre". Entonces ahí fue donde empezamos a intentar descargar el aspecto humano. En la función no vamos a prestar tanta atención al genio, no vamos a prestar tanta atención al monstruo, que se dice que era, sobre todo en lo que tiene que ver con su relación con las mujeres, que tantos ríos de tinta ha provocado en los últimos tiempos, sino que vemos a un hombre, un hombre que vive en el exilio, enamorado de una mujer con quien quiere casarse. Encuentra a su barbero, una persona que admira. Nos parecía bonito y de hecho es la historia real de estos dos hombres. Por un lado está el genio con la gran figura encumbrada y alabada y respetada en todo el mundo y por otro está el ser anónimo, humilde, que trabaja en su peluquería y que no aspira a nada en la vida nada más que a vivir cada día cortando el pelo a los demás. Estos dos hombres en el momento en el que coinciden provoca una amistad que les lleva a estar juntos y admirándose y compartiendo momentos hasta la propia muerte de Picasso en el 73. Ese aspecto más humano no lo conocíamos, o por lo menos en el teatro se ha hecho poco. No hemos pretendido en ningún momento hacer un biopic, ni una reconstrucción histórica exhaustiva y detallada de aquel momento, sino dar una muestra de un momento determinado de la vida de Picasso, que son esos años en los que estuvo viviendo en Vallauris, al sur de Francia, y donde conoció a Eugenio Arias, a su barbero. Es, como ya he dicho en alguna otra entrevista, una especie de pellizquito que damos en el gran pastel, del gran bizcocho, que es la vida de Picasso.
P.Curiosa la metáfora del pastel y el trocito.
R.Es que es la sensación que hemos terminado teniendo. A palabras de Picasso podríamos estar días, podríamos hacer una obra larguísima, profunda, en la que habláramos de su pintura, en la que habláramos de lo que fue esa época de exilio, de su pertenencia al Partido Comunista, de su relación con las mujeres. Es tan vasto el tema, tan absolutamente inabarcable, que quisimos ser tan ambiciosos y preferimos centrarnos en esa pequeña célula, en ese pequeño pellizquito y que quizá a mucha gente le parezca poco. A mí también me parece poco, porque hablar de Picasso podríamos estar hablando horas y días y años y no acabaríamos nunca, pero esta función tiene como misión asomarnos por un momento, para tener un agujerito a aquellos días de finales de los años 50, en los que Eugenio Arias y Pablo Picasso comenzaron a ser amigos.
P.¿Cómo le llegó la obra?
R.La función me llegó a través de Eduardo Vasco, que es el director del Teatro Español de Madrid para finalizar la temporada 2024-25 con este texto. Empezamos a trabajar, me habló de Antonio Molero, de Mar Calvo, de José Ramón Iglesias, que son el resto de integrantes del elenco, y del director, que es Chiqui Carabante. Nos pusimos a trabajar y ahí fue cuando empezamos a buscar, no solamente en el personaje de Picasso, sino en el de Jacqueline, que es la pareja de Picasso en ese momento en el que se desarrolla la acción, y de Eugenio Arias, que es el amigo, es el barbero.
P.¿Cómo se mete en la piel de Picasso como hombre y no como artista?
R.He intentado salvar respeto todo lo posible, sin pretender juzgar, porque sería injusto, puesto que no está ya la persona viva para poder defenderse. Recabando datos acerca de él, testimonios, hay documentales de Eugenio Arias del Barbero hablando sobre él. Hay documentales y libros de personas que convivieron con Picasso que hablan de una persona muy endiosada. Debía de ser muy difícil ser Picasso porque desde que era muy joven era una persona respetadísima, admirada, valoradísima y allí donde llegaba todo el mundo le ponía la alfombra y le hacía la bola. Cosa que seguramente fue lo que provocó detonando la amistad con Eugenio Arias porque a Eugenio le hablaban de tú a tú y no lo trataba como un genio. De hecho la función arranca con esa conversación en la que Eugenio Arias le dice lo que piensa de su pintura que no es nada bonito de escuchar.
P.¿Cuál es el mayor reto que le ha supuesto esta obra?
R.El mayor reto es que alguien se crea que yo puedo ser por un momento Picasso. De hecho, cuando me di cuenta de que eso era imposible, me quité también la responsabilidad y pensé: "Imaginemos que no es Picasso quien está ahí, que soy una especie de fantasma de espectro de Picasso que durante hora y media se pasea por el escenario viviendo un sueño, que no es ni siquiera el sueño de Picasso, sino que es el sueño que nosotros tenemos sobre Picasso". Digamos que eso me quitó bastante el miedo cuando pensé que este es mi Picasso, el Picasso que yo he soñado junto con mis compañeros y junto con Chiqui Carabante. Indudablemente habrá gente a la que no le guste, ha habido opiniones de todo tipo, pero no deja de ser gracioso o por lo menos interesante ver cómo seguimos andando. Y sobre todo con un dato de por medio, que es el hecho de que la obra sea una comedia. Estamos hablando de un momento muy oscuro de la vida de estas personas, porque están viviendo fuera de su país, no pueden volver a España, ha terminado la Guerra Civil, acaba de terminar también recientemente la Segunda Guerra Mundial. Es un momento en el que estamos muy vivos en la historia de Occidente. Pero esa amistad, esa cercanía, ese cariño que se tiene en lo que yo creo que tira y creo que lo hemos conseguido, la función de algo positivo. Es decir, por encima de todo, por encima de que seas un genio, por encima de que la situación del mundo no sea muy brillante, sino todo lo contrario, está el cariño concreto que le puedes tener a alguien y que eso te salva de muchísimas cosas. Hace que tu vida sea muchísimo más luminosa. Para mí es uno de los faros que tiene la función. La amistad puede ser entre gente muy dispar, búscala, porque si la encuentras, encontrarás un auténtico tesoro que te permitirá vivir muchísimo mejor. No hay nada tan importante como estar cerca de gente a la que admiras y a la que quieres por el motivo que sea. En el fondo la función es eso, es un canto a la amistad. Y Picasso y su barbero y Jacqueline se utilizan como trasuntos, como elementos para contar esa historia, la belleza de la relación humana en cuanto tiene que ver con la amistad y el cariño.
P.Qué bien lo explica.
R.No sé si luego todo eso trasciende en la función, pero yo lo he pasado muy bien haciéndolo y me lo paso muy bien haciéndola. Y es cierto que tengo un puntito de nervios, de tensión, por el hecho de ir a Málaga, porque Málaga es el centro neurálgico en España de Picasso. E inmediatamente uno asocia Málaga con Picasso y dice: "Picasso es Málaga y Málaga es Picasso". Entonces la respeto, pero también al mismo tiempo muchas ganas de ofrecerlo humildemente y con cada cual que opine, sienta lo que le venga.
P.Ha hablado de que es una comedia. Le he preguntado por el mayor reto, cambio a todo lo contrario: ¿Qué es lo que más le ha divertido de preparar esta obra?
R.Pues he decidido trabajar con Chiqui Carabante. Es un director con el cual yo no había trabajado nunca. No lo conocía y ha sido una sorpresa muy agradable, tanto que me gustaría volver a trabajar con él en el futuro. Creo que está especialmente dotado para ella, para la comedia, porque trabaja con mucha ligereza y con una combinación, yo diría, bastante adecuada, por no decir perfecta, entre lo que es el respeto y la desvergüenza. Hagamos esto que es lo que nos apetece contar, pero al mismo tiempo tengamos en cuenta que estamos hablando de un ser humano concreto. Muchas veces cuando interpretas a un personaje, ese personaje no ha existido, salvo en la imaginación del dramaturgo, del creador, que en este caso hay una persona detrás de una persona que tiene familia, una persona que ha pasado por el mundo y que ahora además no está, con lo cual, como decía antes, no se podría defender ni replicar. Pero al mismo tiempo, la osadía incluso de poder llegar a reírnos de la figura, en este caso, de ser irreverente, hasta un punto yo diría que bastante soportable y sobre todo divertido. Vamos a ver qué opinan los malagueños. Desde luego nosotros, después de la cantidad de funciones que llevamos, que estuvimos en Madrid cinco semanas y después ya en la gira, lo que estamos encontrando es que la gente se lo pasa bien, que se divierte y que nosotros nos vamos a quedar muy contentos después de hacerlo y que cada vez tenemos más ganas de continuar con esta gira.
P.Ha dicho que Málaga le da nervios porque es el centro neurológico de Picasso, pero es que para más inri vienen al Teatro del Soho CaixaBank, que también es de otro icono malagueño que es Antonio Banderas.
R.Es que Malaga se ha convertido en un foco cultural de primer orden. Que Picasso está ligado a ella que hace muchos años, pero ahora mismo es cierto que la proyección internacional que tiene en el momento, desde el punto de vista cultural y turístico, y yo creo que se debe en parte a la figura de Antonio Banderas, pues lo convierte también en un lugar de respeto. De decir: "Madre mía, no estamos actuando en cualquier sitio, es un lugar en el que ya la gente te mira con lupa, de algún modo". Porque Malaga es muy importante, porque Malaga se ha convertido en un lugar de referencia al que da tanto respeto como deseo de ir, o sea que, estar ahí en la casa dramática de Antonio va a ser también muy bonito. Yo ya estuve en esa sala antes y ahora pues vuelvo y estoy con muchas ganas también de tocar ese lugar, ese templo del teatro.
P.Ya para acabar, ¿con qué tres palabras describiría la función?
R.Pues yo diría que es una comedia fantasmagórica, comedia irreverente con respeto. Es decir, no es Picasso al que vamos a ver, pero sé que está tratado con muchísimo respeto y nos gustaría que algo se transmitiera. Pues yo diría que es una comedia que es osada, no es que irreverente, yo diría que es osada, pero muy respetuosa.
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Elsa Punset | Licenciada en Filosofía y Letras y divulgadora.
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