España

Rajoy personaliza en Pedro Sánchez la culpa de unas terceras elecciones

  • El dirigente socialista inicia un camino sin retorno con una dura intervención en la que renovó su compromiso de no conceder ningún apoyo al PP.

Un Mariano Rajoy revivido tras su desganado discurso de investidura del martes, socarrón y ocurrente, le espetó al socialista Pedro Sánchez: "He entendido todas las partes del no". "¿Qué parte del no es la que no ha entendido, señor Rajoy?", le había preguntado Sánchez después de las elecciones del 20 de diciembre. No es no, y muchas veces no. Al día de hoy, España está más cerca de volver a repetir las elecciones generales, y serán las terceras, que de dotarse de un Gobierno. El candidato del PP perdió ayer su primera votación de investidura, España avanza por unos caminos inéditos: dos elecciones consecutivas, el riesgo de unas terceras y un presidente del Gobierno en funciones durante más de ocho meses que es rechazado por el Congreso. Como si fuese una moción de censura. En funciones, claro.

El candidato arrancó los 170 votos de PP, Ciudadanos y Coalición Canaria, y eso volverá a ocurrir el próximo viernes, Rajoy está muy lejos de conseguir las 11 abstenciones del PSOE que facilitarían su investidura. El no de Sánchez es el no del PSOE, nada se va a mover en este partido, al menos, hasta después de las elecciones vascas del 25 de septiembre, de tal modo que no hay alternativa a la vista, porque los socialistas tampoco pueden armar una mayoría a no ser que ser alíen con los independentistas.

Las voces que están solicitando el cambio de postura de los socialistas desde dentro del partido son aún poco concluyentes. Ayer se sumó a ello el ex ministro José Borrell, el día antes lo hizo el presidente extremeño y el de la Generalitat valenciana amaga, pero no termina de solicitarlo con la claridad que requiere este momento.

"Déjennos ustedes al menos gobernar. No bloquee y no nos lleve a una tercera convocatoria electoral", le recomendó Rajoy a Sánchez, a quien culpabilizó de la convocatoria. "¿Hasta cuándo? -siguió- ¿Elección tras elección hasta que haya un resultado que le guste?", le repitió y es que, en efecto, los nuevos comicios tampoco aseguran un resultado satisfactorio si el PP no suma 176 escaños junto a Ciudadanos, y lo que parece es que el voto entre ambos partidos son como un líquido entre vasos comunicantes.

Pedro Sánchez no dejó resquicio alguno para el acuerdo con el PP, si Mariano Rajoy desea volver a gobernar, tendrá que emplearse a fondo con los cinco diputados del PNV y, para ello, deberá esperar a las elecciones autonómicas. Con el discurso de ayer, Sánchez ha dinamitado cualquier posibilidad de abstención, de tal modo, que si ésta se produjera, tendrá que ser a costa de un monumental ridículo del secretario general de los socialistas. Ante ello, Mariano Rajoy responsabilizó a Sánchez, de un modo personal, de llevar a España a unas terceras elecciones. Tal como le explicó el presidente, sólo hay tres opciones: o un Gobierno liderado por el PP; el del PSOE con las izquierdas y los independentistas, o las elecciones del 25 de diciembre.

Pedro Sánchez rechazó el principal argumento que se ha venido esgrimiendo durante estos días para que facilite la investidura: el bien del país. "Algunos piden el voto por patriotismo, otros incluso aseguran estar dispuestos a perder toda su credibilidad por la patria. No caigan en ese error", indicó el socialista, que llegó a asegurar que su partido se sometería a un chantaje si llegaba a abstenerse, un mensaje que valía tanto para el PP como para aquellos dirigentes compañeros que están abogando por dejar pasar a Rajoy. "Si por una supuesta mal entendida responsabilidad de Estado tuviéramos que apoyar su candidatura a la Presidencia, ésa sería la misma razón por la que más tarde tendríamos que aprobar los Presupuestos", sostuvo. De tal modo, ni el patriotismo ni la razón de Estado va a llevar a los socialistas a una abstención; al menos, mientras Sánchez controle la organización y, por el momento, nadie está dispuesto a dar esta batalla antes del congreso federal.

La línea argumental del socialista es que España no necesita "un mal Gobierno", sino un Gobierno, por lo que de nada valen ni los acercamientos de Rajoy a Sánchez ni tampoco el acuerdo con Ciudadanos, similar a grandes rasgos con el que firmó el mismo con Albert Rivera. "Miren, el pacto que el PSOE suscribió con Ciudadanos y para el que pedimos el apoyo del conjunto de la Cámara sólo tenía una dirección: el cambio de Gobierno, el cambio de políticas y el cambio de quien preside ese Gobierno. El pacto suscrito por el PP y Ciudadanos tiene un sentido contrario: que es preservar al señor Rajoy como presidente del Gobierno y perseverar con sus políticas. Hay poco más que hablar", sostuvo el socialista. Tan dura fue su respuesta a Rajoy, que el presidente le contestó más tarde: "Si yo soy tan malo, ¿cuánto de malo es usted?, ¿pésimo?".

48 horas después de la votación de ayer, mañana viernes, el Congreso volverá a votar en una sesión en la que bastaría con la mayoría simple, más síes que noes, pero a Rajoy le faltan, al menos, seis abstenciones. Después de ello, el Rey debería volver a abrir un turno de consultas por si surgiese un nuevo candidato o por si Rajoy quisiera intentarlo otra vez con nuevos apoyos. Las elecciones del 25 de septiembre pueden abrir una oportunidad si el PNV necesitase los escaños del PP y del PSOE en la Cámara de Vitoria. Si no es así, si no hay cambios, dos meses después de la votación de ayer, se convocarían las elecciones, que tal como se ha previsto serían el 25 de diciembre. No obstante, hay una iniciativa del PSOE para recortar la campaña electoral una semana, con lo cual los comicios caerían el 18 de diciembre.

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