The Smell of Us. Drama, Francia, 2014, 88 min. Dirección: Larry Clark. Intérpretes: Gérard Lacroix, Christophe Mazodier, Pierre-Paul Puljiz, Larry Clark.

Es mala suerte que en un festival de cine europeo se cuele Larry Clark; pero bueno, le ha dado al buen hombre por rodar en Francia y el SEFF no podía perderse semejante acontecimiento. Que Godard, Petzold, Amalric, Heise, Olmi, Wyborny, Leon o Vecchiali esperen al año que viene.

Clark lleva años instalado en la polémica, un sitio de lo más cómodo. Su problema, desde siempre, fue la escasez de ideas, aliado con el nulo gusto por la experimentación y la obligatoriedad, autoimpuesta, de estrenar en el mercado industrial. Y ahí las películas suelen durar alrededor de una hora y media, y el espectador muere por un poco de psicología. En The Smell of us los protagonistas son los habituales teenagersclarkianos, aquí skaters parisinos que matan el tiempo entre drogas y sexo de pago, y el viejo verde se sabe al dedillo la lección: filmar corto, poner música, abrirse un poco al ritmo y a la abstracción... durante cinco minutos. Clark no es que no sea Dwoskin (abría que darle, si no con una lata de 16mm., al menos con el pack de sus DVD en la cabeza), es que no llega ni a Gus Van Sant (quien, además, dejó soñar a jovenes cuerpos en ruedas en Paranoid Park). De manera que cuando pone a algún actor a hablar o esboza la mínima arquitectura dramática, el castillo de naipes se viene abajo.

Otra tragedia del cine de Clark es que su enunciación es la de un mirón, no la de quien busca en los cuerpos el éxtasis del movimiento o el índice del tiempo. A él le gusta el calzoncillo sobre todo, y The Smell of Us parece por momentos patrocinada por Abanderado, tal es la sucesión y variedad de prendas íntimas masculinas en un universo por otro lado más bien reclamado por su fiereza carnal y antihigiénica. Lo peor: creer que el cine joven es esto, que estos planos muertos son semilla de algo.