Sergi Pérez. Director de cine

"Me atraen los personajes que hacen cosas que uno no haría"

  • El cineasta presenta 'El camino más largo para volver a casa', un sobrio drama sobre la pérdida y la única cinta española en la competición del SEFF.

Sergi Pérez debuta en el largometraje con El camino más largo para volver a casa, la única cinta española que compite en la Sección Oficial del SEFF, un drama sobre la pérdida que su autor filma con sobriedad, más interesado en las sugerencias de lo que no se verbaliza y decidido a explorar los rincones más turbios del alma humana. La película cuenta la deriva de Joel, un hombre enfrentado al duelo que recorre la ciudad sin rumbo, acompañado de su perro, mientras negocia con la rabia que crece dentro de sí.

-Pensó que el Festival de Sevilla era el destino de su película después de ver que el año pasado ganaba El desconocido del lago.

-Sí, es que aunque es pronto para decirlo, El desconocido del lago es una de las películas que más me gustan de toda mi vida. Me sorprendió que teniendo La gran belleza en competición, al final ganara un título pequeño como ése, una película además que habla de algo como el cruising.

-El camino... es una historia sobre la pérdida, pero contada desde una emoción seca, contenida.

-Nuestra apuesta no era evitar que la gente llorase, pero tenía miedo de hacer algo afectado o folletinesco. Me parecía indulgente y artificioso caer en el terrorismo emocional. Y yo creo que hicimos una película seca, pero creo que no es fría. Busqué el equilibrio para que hubiese emoción. Nos ayudó a encontrar el tono el que la película se rodara en tres bloques. Podíamos rodar y ver el material, teníamos posibilidades de cambiar, de añadir cosas...

-Hay muchas maneras de sobrellevar un duelo. Su personaje tiende en ese trance a un lado oscuro, especialmente al final.

-Hacer que el personaje se desvinculara del espectador era peligroso, pero para mí era necesario. En casos así te acercas a la familia, ésta te arropa, es como una liturgia. Se ha hablado mucho del duelo, pero poco desde este punto de vista. Y, aparte, me interesan los personajes que te llevan a sitios inesperados, que te fuerzan a ver cosas que tú no harías. A mí me impactó muchísimo cuando vi por primera vez La pianista, de Haneke.

-En la película se vislumbran detalles de la relación de su protagonista con los otros, pero en general escatima información de lo que ocurre realmente...

-Queríamos hablar desde una abstracción, provocar que el espectador se imaginara las cosas; si nosotros las hubiésemos mostrado las hubiésemos limitado. Como director me interesa lo que ocurre fuera de campo, las elipsis. A veces no se tiene que subrayar todo.

-Uno de los hallazgos del filme es la entrega de su actor principal, Borja Espinosa.

-Había un punto en el que casi me obsesioné con Borja, lo reconozco, pero la cámara lo quiere, supe que podría aguantar toda la película, que no pasaba nada. Al final iba solo.

-Investigar en el dolor del personaje no fue demasiado doloroso, entonces.

-Lo doloroso fue intentar terminar la película. Estar fuera del sistema implica sufrir mucho. Vives en la precariedad, eso es lo que más desgasta. Aunque había un equipo, yo financiaba el proyecto, organizaba el crowdfunding... Llegué a adelgazar 16 kilos. El trauma fue el proceso más logístico: que como ruedas en diferentes partes no siempre esté disponible la misma gente, conseguir una localización gratis porque no puedes pagarla... Queremos entrar en el sistema, no nos gusta la marginación [ríe].

-Resulta divertido que dudaran al abordar la escena más controvertida del filme, en la que el protagonista maltrata a su perro, y se preguntaran qué haría Von Trier en una coyuntura parecida. Así pudieron incluir ese fragmento, claro...

-Lo hicimos para que el espectador dijera: ¿Qué me estás contando? El personaje oye el dolor del animal y ve que no puede seguir por ese camino. En realidad, el perro lo vincula otra vez a la vida. Es el único con el que Joel se abre: se disculpa y le confiesa que no sabe hacia dónde ir. No se lo dice a ningún familiar, a ningún humano, se lo dice al perro.

-Usted se graduó en la Escac y es profesor del centro. Una institución que ha ganado proyección exterior en los últimos años.

-La Escac lleva muchas promociones y han salido de ella proyectos muy eclécticos, desde Eva hasta Tres días con la familia. Lo que veo es que desde la Escac se potencian todo tipo de lenguajes. No deja de ser una casa donde vamos a refugiarnos.

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