Volará a más de 18.375 kilómetros por hora una vez que esté completamente operativo, o lo que es lo mismo, a 15 veces la velocidad del sonido. Se quedará al borde del espacio exterior, a 60 kilómetros de altura y en un principio está pensado para el transporte de mercancías.
Se trata de los pocos datos que se conocen del prototipo Jungfrau, que está siendo desarrollado por la empresa Destinus y cuyas pruebas se llevarán a cabo a lo largo del año que viene en las instalaciones del Centro de vuelos no tripulados (CEUS) que el Instituto de Técnica Aeroespacial (INTA) construye en la localidad de Moguer, centro elegido por los responsables del proyecto entre varias alternativas de Francia y Portugal, para llevar a cabo los ensayos.
A finales del año que viene, justo cuando las instalaciones del CEUS se encuentren operativas, se podrán determinar los planes de una empresa cuyos proyectos están llamados a revolucionar el transporte aéreo.
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