Tiene más de 20 siglos de historia, es uno de los pocos balnearios romanos gratuitos de España y está en este pueblo de Málaga

Los Baños de la Hedionda, el legado romano que sigue vivo entre leyendas, azufre y aguas curativas

Casares conserva uno de los enclaves más antiguos de Andalucía, donde historia y naturaleza se dan la mano

El balneario romano que fascinó a Julio César y hoy sigue abierto al público sin coste alguno

El interior de los baños de la Hedionda, cerca de Casares. / turismocasares.com

En el encantador pueblo malagueño de Casares se esconde uno de los enclaves más sorprendentes y antiguos de la provincia: los Baños de la Hedionda. Este balneario, con más de veinte siglos de historia, es un vestigio excepcional del pasado romano y uno de los pocos ejemplos en España donde aún se puede disfrutar de aguas termales de origen romano de manera gratuita. Situado en un paraje natural de gran belleza, junto al río Manilva, este espacio combina historia, leyenda y naturaleza en un entorno único.

Las aguas sulfurosas de los Baños de la Hedionda fueron conocidas y aprovechadas desde tiempos del Imperio Romano. Según la tradición, el propio Julio César se habría bañado en ellas para aliviar una afección cutánea, lo que llevó a ordenar la construcción del recinto termal en el siglo I a.C. Este hecho marcó el inicio de una larga historia en la que romanos, árabes y posteriores generaciones supieron aprovechar los beneficios curativos de su manantial.

El balneario debe su nombre al intenso olor a azufre que emana de sus aguas, con una temperatura constante de unos 21 grados centígrados durante todo el año. La Diputación de Málaga recoge incluso una leyenda que añade un toque de misticismo al lugar: se dice que aquí el diablo exhaló su último aliento cuando fue expulsado por el apóstol Santiago, dejando impregnado el aire con ese inconfundible aroma.

Arquitectura y valor patrimonial

El edificio principal de los Baños de la Hedionda, declarado Bien de Interés Cultural, conserva su estructura original de época romana con añadidos árabes posteriores. La planta cuadrangular, la bóveda esférica central y las galerías con bóvedas de cañón dan testimonio del dominio arquitectónico de las civilizaciones que lo construyeron y ampliaron. Su composición —a base de piedra, ladrillo macizo y cal— refleja la solidez de una obra que ha resistido más de dos milenios de historia.

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El manantial que alimenta los baños nace del río Manilva, cuyas aguas cargadas de azufre y minerales son conocidas por sus propiedades terapéuticas. Desde la antigüedad, se han utilizado para tratar dolencias cutáneas, aliviar el cansancio y favorecer la recuperación muscular. Este legado medicinal, heredado de los romanos, ha llegado intacto hasta nuestros días.

Un espacio histórico rodeado de naturaleza

Más allá de su valor patrimonial, los Baños de la Hedionda se integran en un entorno natural de gran atractivo. La vegetación autóctona, las pozas de agua turquesa y los senderos que recorren el cauce del río crean un paisaje perfecto para comprender la conexión entre historia y medio ambiente. En los alrededores aún pueden descubrirse restos de antiguas canalizaciones, acueductos y puentes que formaban parte del sistema hidráulico original.

El entorno de los Baños de la Hedionda.

Las excavaciones arqueológicas realizadas en las últimas décadas han permitido conocer mejor la evolución del complejo, documentando reformas tanto romanas como medievales. Gracias a estas intervenciones, hoy el conjunto mantiene su estructura original, preservando su función como espacio termal y su identidad como símbolo histórico del municipio de Casares.

Acceso regulado y conservación del entorno

El Ayuntamiento de Casares gestiona actualmente el acceso al balneario para garantizar su conservación. Durante los meses de verano, de julio a septiembre, se aplica un sistema de reserva gratuita online que limita el aforo a 24 personas por hora, entre las 12:00 y las 19:00 horas de lunes a viernes, y hasta las 20:00 los fines de semana. En temporada baja, el acceso es libre y no requiere reserva previa.

El recinto dispone de zonas de aparcamiento público cercanas y permite la entrada de mascotas, aunque solo los seres humanos pueden bañarse en las aguas termales, con el fin de mantener sus propiedades naturales. Además, el Ayuntamiento recuerda que el barro no posee valor medicinal, siendo el agua el verdadero tesoro del lugar.

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