Francisco Rábano, el ejecutivo que recorre a pie toda la costa en busca de iniciativas sostenibles llega a Málaga
Hasta este martes permanece en la provincia acabando los primeros 2.000 kilómetros de un recorrido de 5.000
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Málaga/Francisco Rábano estuvo más de diez años trabajando como director ejecutivo en empresas con sede en Silicon Valley. Hace seis años decidió dar un giro a su vida, que pasó del sedentarismo a la vida nómada. El 12 de noviembre comenzó una ruta a pie por toda la costa de la Península Ibérica, enmarcado en el proyecto Lenta Premura. Su objetivo, entre otros, es conocer las iniciativas sostenibles que se llevan a cabo en el litoral y darles voz. El jueves pasado llegó a la costa malagueña y está en la provincia hasta este martes 21.
Las piernas de Francisco ya han recorrido 2.000 kilómetros de los 5.000 que prevé recorrer. Mantener una vida activa mientras teletrabaja es uno de los objetivos que persigue este ejecutivo. A su vez, contacta con empresas y asociaciones que operan desde la sostenibilidad. “No hace falta irse fuera para encontrar talento e innovación. Yo sabía que el tejido emprendedor que se esforzaba por dejar un mundo mejor del que se han encontrado era potente, pero no deja de sorprenderme”, concluye.
Málaga es una etapa especial para Rábano. “Tenía los pelos de punta y los ojos llorosos cuando al pasar la cementera me encontré con el Peñón del Cuervo”, relataba el emprendedor, que ha estado viviendo aquí durante dos años y pretende volver cuando acabe la aventura. Durante la mañana de este lunes pisó San Pedro de Alcántara y reconoce que, tras dos años sin venir, “el cambio en positivo que ha dado Málaga tanto en la calidad de vida como en el aspecto tecnológico lo convierte en la gran apuesta nacional para afincarse a día de hoy”.
“El cuidado que han tenido en la Senda Litoral, sin duda”. Así contesta Rábano a la pregunta de qué le ha sorprendido más de este enclave. En la parte humana, explica que le ha llamado la atención el “respeto al pasado” que muestran los empresarios con los que se ha entrevistado. “Los malagueños me han transmitido, respecto al cuidado del medio ambiente, el mensaje de que en el pasado se ha hecho lo mejor que se ha podido con los mimbres que había. Ellos tienen claro que lo que importa es lo que se puede hacer a partir de ahora”.
Las organizaciones a las que ha conocido o conocerá Rábano durante su estancia en la capital de la Costa del Sol son la asociación Elefantes Solidarios, la empresa piensos KOME, Asociación Ciriana, La Burrita Baldomera, Innovación colectiva, la empresa textil Sam Newman, el colectivo Social Climate, U4IMPACT y Tuordenatural.com. Rábano escucha en qué consisten estas iniciativas, todas con sello sostenible, su misión y sus valores. Después, divulga sobre estas en sus redes sociales para que se den a conocer y sirvan como ejemplo. En su Instagram @frabano tiene más de mil seguidores y en Linkedin ha creado una gran comunidad.
“Tenemos una relación dual con la costa: la amamos pero a la vez decimos que es una pena lo que se ha hecho con ella. Yo quería conocer de primera mano en qué se traduce esto”, explicaba Rábano. Tras ya haber recorrido gran parte del litoral, la balanza se inclina hacia lo positivo: “después de haber viajado por tantos países, me he dado cuenta de que no tenemos que trasladarnos a destinos exóticos para ver lugares sorprendentes y distintos, lo que tenemos es que darlos a conocer”, declara refiriéndose a la Península.
Sin embargo, también señala “que se han hecho algunas barbaridades como Marina Dor y eso es innegable”. En Málaga, dice que le ha dado mucha pena conocer el proyecto que se pretende ubicar en Arraijanal. Rábano se refería a la Ciudad Deportiva que se prevé ubicar en el espacio natural de la costa de Guadalmar, una construcción que acumula bastante retraso por los problemas del club.
Un giro de 180 grados
Lenta Premura no se entiende sin el completo cambio que dio la vida de Francisco Rábano. Hasta 2016 su día a día se basaba en el trabajo. Se dedicaba a poner en marcha empresas tecnológicas que operasen mediante teletrabajo en todo el mundo. Los resultados eran más que satisfactorios, bridándole un aparente éxito profesional. Sin embargo, tuvo que ingresar dos veces en el hospital por episodios de estrés y llegó a engordar 40 kilos. “Quería demostrar que las empresas no se habían equivocado poniéndome al frente. Tenía mucha autoexigencia”, relataba.
La llamada de una amiga para contarle que le habían diagnosticado una enfermedad y que en tres días la iban a operar fue la primera pieza de este giro. “Hablamos durante una noche de cómo era nuestra vida. Todo giraba en torno a lo profesional. Vivíamos en nuestra cabeza y veíamos una molestia tener que dormir”, confesaba Rábano. “Nos prometimos en esa conversación que cuando ella se recuperase nos íbamos a dedicar a andar por la naturaleza”.
Una promesa que se cumplió. Esta pareja de amigos recorrió 200 kilómetros en 10 días, realizó la última etapa del Camino de Santiago y después anduvo la costa de Almería. “Empecé a verlo todo desde un punto de vista más humano”, explicaba Rábano. Este siguió con su carrera profesional, aunque de otra forma, pero fue el confinamiento el que le hizo dar con la idea de Lenta Premura, que arrancó unos meses después.
5.000 kilómetros de sostenibilidad
Este lunes 20 de junio Rábano superó dos barreras psicológicas: la de los 2.000 kilómetros y la de los 100 días caminando, así que decidió permitirse algún capricho como un masaje e ingerió alguna caloría más de la recomendada. “Al subidón físico se le está sumando el subidón mental”, exclamaba emocionado, quien afirma que su cuerpo se encuentra en buen estado a pesar de estar caminando unos 20 kilómetros diarios.
Esta ruta comenzó en noviembre desde Portbou, la primera ciudad en la frontera entre Francia y Cataluña. Prosiguió por la costa de la Península en el sentido de las agujas del reloj aunque, al finalizar las etapas en Cataluña tuvo que hacer una pausa. “Llegó la variante Ómicron y tuve que dejarlo desde el 22 de diciembre hasta el 13 de febrero”. En noviembre de 2022, si todo sale como se espera, Francisco pisará Hondarribia, la última ciudad del País Vasco antes de entrar a Francia. Sus piernas serán testigos de haber completado 5.000 kilómetros de costa, en el baúl de sus recuerdos figurarán un millar de experiencias, su alma será más nómada y su conciencia más sostenible.
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