La farola

Igualeja, el bonito y fresco pueblo blanco de Málaga en el que nace el Genal

Igualeja, el bonito y fresco pueblo blanco en el que nace el Genal

Igualeja, el bonito y fresco pueblo blanco en el que nace el Genal / igualeja.es

En la zona occidental de la provincia de Málaga, en la serranía de Ronda nace un río que protagoniza bonitos paisajes, un valle especialmente verde y cauces de agua que son aprovechados por multitud de pueblos desde hace siglos. El Genal es un afluente del bondadoso Guadiaro que tiene un particular nacimiento. En la localidad de Igualeja, junto al casco urbano de la localidad, aflora el agua en el entorno kárstico del municipio y crea uno de los rincones más mágicos de la zona. Especialmente en las tardes y noches de verano, cuando la iluminación, el peculiar lugar del nacimiento y el ambiente veraniego en esta parte de la provincia crean un clima propicio para el bienestar.

Tal vez sea lo más llamativo de Igualeja en las épocas de calor, sin embargo, el pequeño pueblo serrano (ronda el millar de habitantes) ofrece los detalles del pasado musulmán de esta parte del territorio. Su iglesia de Santa Rosa de Lima es uno de esos ejemplos, es un templo cristiano desde 1505, fecha en la que la mayoría de mezquitas del territorio de lo que hoy es la provincia de Málaga se tornaron templos cristianos. En su construcción como iglesia participó Diego de Deza, arzobispo de Sevilla en el siglo XVI entre otros cargos como el de predecesor del cardenal Cisneros como Inquisidor General de España y personaje muy importante en la corte real de la época. De hecho, se estima que fue uno de los intermediarios entre Cristóbal Colón y los Reyes Católicos. En la iglesia de Igualeja, el pasado musulmán se deja ver en su torre, característica de las mezquitas en el Sur de la península ibérica y que puede verse reflejada en otras torres similares de bastantes localidades de la provincia.

Otro punto que revela su herencia islámica son sus calles, para pasear por la localidad es mejor olvidarse del coche y hacerlo a pie. Calles pequeñas en la mayoría del sinuoso casco urbano, donde pueden encontrarse algunas opciones para comer y reponer fuerzas. También en las afueras del municipio, junto al nacimiento del Genal que está casi encuadrado en la localidad pero no en el centro de la misma. Los productos de la serranía rondeña como el gazpacho, el salmorejo o el vino del terreno son tres apuestas seguras en las épocas de calor, aunque son los árboles frutales de diferente tipo los que protagonizan los cultivos en el término igualejeño. El esparto es también un material bastante utilizado y es fácil encontrar artesanía confeccionada con él.

Además de la vía ferrata de Igualeja, los alrededores del pueblo tienen un entorno natural envidiable que no sólo constan con buenas rutas entre paisajes de alto valor natural, también hay un par de cuevas especiales en las cercanías del municipio: la cueva Excéntrica y la de La Fuensanta. Ambas son propicias para los amantes de la espeleología y es mejor no adentrarse mucho en ellas si no se tienen conocimientos adecuados. No tienen un acceso muy complicado y La Excéntrica no es una gruta complicada y sí bastante espectacular. Hay posibilidad de visitas guiadas por ella que suelen ser una gran opción cuando el tiempo acompaña para ir con niños siempre que se completen las medidas de seguridad adecuada. Su nombre se debe a lo inverosímil de las formaciones que hay en su interior que suele tener agua durante todo el año.

Al margen de la espeleología y la escalada, a poco más de seis kilómetros está el Mirador de Igualeja que es una de las rutas que se pueden hacer y permite ver el Mediterráneo y, en los días con buena visibilidad, también el continente africano. Además, Igualeja está a menos de diez kilómetros de otro bonito pueblo como es Júzcar, el pueblo azul pitufo; del bonito Parauta y aún más cerca de Pujerra

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios