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Salpican la provincia de rincones inolvidables, vistas imprescindibles y monumentos sorprendentes
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En el valle del Guadalhorce y en el centro casi justo de la provincia de Málaga, Álora es uno de esos lugares poblados desde la antigüedad, que no está lejos de la línea costera y cuenta con mucho patrimonio natural. De hecho, el pueblo de El Chorro y parte de los entornos naturales en torno a la aldea, el Caminito del Rey y la zona de obras hidráulicas de esa parte de la provincia pertenecen a Álora por lo que los amantes de la naturaleza tienen argumentos más allá del casco urbano perote. El castillo de Álora es bastante particular y merece la pena ser visitado no sólo por lo que supone patrimonialmente, también por sus vistas. Buena localidad para comer o proveerse de productos.
Es un pequeño pueblo conocido porque en él nació Fray Leopoldo, pero que guarda en su trazado el pasado andalusí de la provincia. Ideal para los amantes de la naturaleza, está cerca de monumentos naturales más sorprendentes de esta parte de la provincia. Su iglesia parece algo desproporcionada para el pueblo por su tamaño y detalles, es un lugar de obligada visita. En ella se pueden ver dos momias y algunos frescos del siglo XVIII. En el entorno del valle del Genal y la serranía de Ronda, no es de los más conocidos de la provincia malagueña pero sí que ofrece muchas opciones para una buena jornada.
Una localidad pequeña pero muy interesante. está gobernada por un peculiar castillo de origen romano que aunque ahora hace las veces de cementerio tuvo mucha importancia en la época de dominación musulmana del territorio. Sus calles tienen bastantes detalles reconfortantes para quienes disfruten con los lugares tranquilos. A menos de 30 kilómetros de Ronda, a la mitad de distancia de un lugar tan extraordinario como la cueva de La Pileta, o las pasarelas del río Genal, entre otros muchos elementos de alto valor natural visitables desde el pueblo que, por cierto, también tiene bastantes alojamientos rurales. Uno de esos sitios casi desconocidos que merece la pena descubrir.
Es uno de los tres pueblos en Andalucía que comparten el gentilicio de moriscos y su planta delata un pasado musulmán como el de la mayoría de localidades malagueñas. Está en la Sierra de las Nieves, aunque no lejos del Guadalhorce y su valle, y ronda los 2500 habitantes. Es bonito perderse por sus calles, probar su gastronomía y visitar uno de los jardines botánicos de la provincia con más de 2200 especies distintas de cactus y suculentas (Mora i Bravard). Sus vistas son espectaculares, pero si se quiere recorrer algunos de los senderos que le rodean, serán mejoradas ya que supone la puerta de entrada a parajes de alto valor ecológico situados en la Sierra de las Nieves.
Está en el Oeste de la provincia y aunque su ubicación está tierra adentro, tiene una parte de costa en su límite municipal que cuenta con una de las playas de referencia de la provincia. Por el lugar en el que se asienta su estampa es bonita prácticamente desde todos los ángulos y tiene una tirolina en torno a su casco urbano que permite disfrutarla de una manera diferente. Cuenta también con bastante patrimonio histórico, está cerca de las ruinas de Lacipo, conserva los baños termales de La Hedionda, que datan de la época de Julio César y el trazado de sus calles también cuenta con elementos históricos. En los últimos tiempos también es bastante frecuentada su laguna artificial, la más grande de Europa. También cuenta con zonas hoteleras de lujo como la que visitó Barack Obama hace pocas fechas.
Su posición es absolutamente privilegiada y garantiza un buen paisaje prácticamente desde cualquier lugar del pueblo. De trazado típicamente musulmán, se cree que los orígenes de Comares son griegos, pero son los detalles de su vida andalusí los que aún se pueden ver en el pueblo y también en sus proximidades. Calles pequeñas, casas encaladas, un paisaje a cada descanso y también una de las tirolinas más grandes de las que se pueden encontrar en Andalucía. La Puerta de Málaga y los arcos andalusíes que aún conserva la localidad son parte del encanto de uno de los pueblos que mejor se asienta justo en la cumbre de una montaña.
Es uno de los más conocidos simplemente por su arquitectura y su emplazamiento. Está cerca de Nerja y en su casco antiguo merece la pena perderse: no es muy grande pero sí que tiene muchos lugares fotogénicos y bonitos. El jardín botánico de Santa Fiora, los restos del antiguo castillo o la casa de los Condes de Frigiliana son lugares de los más frecuentados. Lo cierto es que casi cualquier perspectiva ofrece sitios para disfrutar. Junto a Nerja, es un sitio donde los rincones bonitos abundan y no sólo tiene cerca el popular pueblo en el que está situado el Balcón de Europa y sus playas, también el interior de La Axarquía que ofrece muchas posibilidades a los visitantes.
Aunque el azul de sus fachadas no es tan intenso como hace una década cuando el pueblo se decoró para presentar una película de Los Pirufos, Júzcar mantiene un tono celeste que sustituye a la cal típica de esta zona de Andalucía. Está en la serranía de Ronda y no está muy lejos de otra localidad de esta lista, Alpandeire. Júzcar es un pequeño pueblo rodeado de bonitos parajes, con buenas vistas y el atractivo para los más pequeños de ser un pueblo pitufo con bastantes atracciones en torno a esta temática. Además, merece la pena visitar los molinos de agua, el despoblado Moclón, los castañares que rodean al pueblo o la Real Fábrica de Hojalata, la primera de España. Un pueblo teñido de azul pero rodeado de naturaleza.
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