La aldea perdida en Málaga donde el único ruido es el del agua que recorre su verde entorno y con una venta escondida en una casa-cueva
Jorox es un rincón mágico a los pies de la Sierra de las Nieves, entre Yunquera y Alozaina
En su entorno se esconde la Venta Rivita, una venta mágica ubicada en una casa-cueva
El Charco de la Caldera, una de las piscinas naturales más increíbles de Málaga por su impresionante cascada de agua
Entre el más de un centenar de pueblos que componen la geografía de la provincia de Málaga hay también un buen número de pedanías, localidades y aldeas que no podemos pasar por alto. Hoy hablamos de una aldea perdida en las proximidades del Parque Nacional de la Sierra de las Nieves, entre los pueblos de Yunquera y Alozaina, un rincón escondido donde el único ruido que se escucha durante el otoño y el invierno es el del agua que recorre su entorno. Hablamos de Jorox, una aldea ligada profundamente al curso del agua entre sus múltiples barrancos, pozas naturales, manantiales, cauces y molinos de otros tiempos.
Un paisaje húmedo y fresco durante el otoño, un rincón singular que visitar en cualquier momento del año por la tranquilidad que reina, por la banda sonora que pone al agua y su transcurrir por cada uno de los arroyos que componen el entorno de Jorox, siempre verde. El principal motor de esta historia es el río Jorox, el cual nace precisamente en un manantial que se encuentra en esta aldea que lleva su mismo nombre. Desde hace siglos, este manantial ha sido precursor de civilizaciones, como reflejan las cuevas que hay por la zona, aunque fue el paso de la cultura musulmana la que potenció y desarrolló la gestión del manantial y el agua, con acequias, pozas y canalizaciones que podemos visualizar por todo Jorox.
Cascadas, pozas y un barranco que define el paisaje
El río Jorox da forma a la geografía de esta aldea perdida en Málaga, formando barrancos como el que cubre a Jorox. Es aquí donde aparece la Cascada de la Caldera, un rincón singular único en la provincia de Málaga, cuyo caudal varía según el momento del año, el cuál cuenta con un salto de altura de unos 25 metros, rodeado de una vegetación tan verde como abundante, donde destaca su charca, apta para el baño.
Alrededor de esta cascada, en las proximidades del río, podemos encontrar otras zonas preciosas, entre pozas y espacios para contemplar la naturaleza, lugares donde se hace patente el uso del agua en esta aldea desde tiempos pasados, como son algunos de los molinos, ya en desuso, la gran mayoría prácticamente destruidos, restos de un pasado lejano pero capital para la economía de la época.
Pero Jorox es más que agua. Su entorno cuenta con diferentes cuevas y simas que nos hablan del pasado, de la presencia humana en este lugar desde épocas prehistóricas. Por un lado, la cueva del Algarrobo, donde se conservan evidencias claras de que hubo ocupación paleolítica. También en la cueva de La Mesa, donde se encontraron elementos y piezas datadas de la Edad del Bronce y que hoy se pueden contemplar en el Museo de Málaga.
Una aldea que se refugia del calor entre vegetación y agua
La pequeña aldea de Jorox es uno esos lugares excepcionales especialmente en los meses de verano, sobre todo por su capacidad de mantener las temperaturas más frescas dado su entorno y el protagonismo del agua, un enclave repleto de cascadas, pozas y acequias, donde las casas de campo, casas rurales y alquileres vacacionales ofrecen la oportunidad de desconectar en un entorno donde la naturaleza marca el ritmo.
Especialmente para los amantes de la naturaleza, el senderismo o el barranquismo, Jorox es un punto estratégico por sus numerosos barrancos, nacimientos de agua y paredes rocosas, un espacio natural perfecto para estas actividades, incluso la escalada, especialmente en la zona del cañón que acompaña el curso del río.
A todo esto hay que sumarle la oportunidad de disfrutar de la gastronomía de la zona en un lugar tan mágico como es la Venta Rivita, una venta única ya que se encuentra en una casa-cueva, donde poder comer y desconectar. Entre sus platos no puede faltar el Plato de Los Montes, pero tampoco otros como el Plato de Jorox (carrillada, chorizo, huevo, pimiento y patatas) o el Plato Sierra de las Nieves (cambiando el chorizo por setas). Sus migas, paellas, caracoles, callos o carnes también reconfortan el alma (y el estómago...).
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