Jorox, la peculiar aldea de Málaga perdida entre cascadas y nacimientos de agua
En el entorno de la Sierra de las Nieves, entre Yunquera y Alozaina se esconde uno de los lugares en el que el agua es absoluta protagonista
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Entre Yunquera y Alozaina, al borde de los dominios del parque nacional de la Sierra de las Nieves hay una aldea perdida entre pozas, antiguos molinos de agua, canalizaciones y el nacimiento de un río que lleva su nombre. Algo poco habitual y que sólo puede darse en un punto como este de la provincia de MálagaMálaga, en el que hace siglos se conservaba la nieve durante casi todo el año y la geografía y el clima ponen de su parte. Jorox cuenta sus habitantes por decenas, pero tiene un entorno peculiar en el que nace un río que lleva su nombre y el agua es la protagonista del paisaje.
El río Jorox nace de un manantial en las proximidades del pueblo y es un cauce de agua aprovechado históricamente. Si la actividad humana en la zona está datada desde el Paleolítico por los restos encontrados en varias cuevas de los alrededores del pueblo, fue la época musulmana en la que se optimizó el aprovechamiento del agua en la zona. No sólo con acequias para irrigar las proximidades de la localidad y otros puntos, también con el ingenio necesario como para poder formar pozas y la fuerza necesaria que sostuviera el trabajo de nueve molinos de agua. De alguno de ellos aún se conservan los restos. La molienda de la harina era algo complementario a la fertilidad que el manantial consiguió dar a una zona en la que los bancales están estructurados y pensados de la mejor manera. Es parte de la ingeniería que puede considerarse primaria pero que ha conseguido mantener a Jorox en un entorno fresco y húmedo durante la mayor parte del año, aunque es la primavera cuando más lucen este tipo de paisajes. Además, el entorno de la localidad forma parte del reconocimiento que el rey Felipe II hizo a la heroína malagueña María SagredoFelipe IIMaría Sagredo por su defensa de la plaza de la vecina Alozaina.
Barranquismo y hogar del fotógrafo Jorge Rueda
Ahora, la cascada y la poza principal de este manantial se pueden ver y visitar y en función de la sequía del momento se puede disfrutar en mayor o menor medida. El cauce del río forma un barranco y en uno de sus lados se asienta el pueblo. En el curso del río hay más pozas pero esta es la principal. Hay que tener en cuenta y también es de visita obligada en función del momento del día en el que se visite Jorox la Venta Rivita, un restaurante donde se pueden catar los sabores de este fértil lugar de la provincia malagueña que además asienta parte de su terraza bajo un refugio en rocoso que mantiene una agradable temperatura en los días veraniegos.
Y es que en el entorno de Jorox hay gran número de cuevas y simas. A través de ellas se ha conocido que la población del Paleolítico (cueva del Algarrobo) y también de la Edad del Bronce, ya que en la cueva de La Mesa se rescataron figuras decorativas de oro que se conservan en el Museo de Málaga. La espeleología y la escalada son también dos actividades que se practican en el entorno del pueblo, con barrancos, cuevas y paredes propicias para ello a su alrededor.
Jorox pertenece a Alozaina y en sus calles vivió sus últimos años el fotógrafo almeriense Jorge Rueda, padre del surrealismo fotográfico español, con una impresionante e interesante carrera que antes de su muerte dejó la orden de quemar todas sus fotos y sus negativos, incluso las enmarcadas, aunque decidió salvar del olvido los libros y catálogos. En un patio de su casa en Jorox gran parte de sus décadas de trabajo se convirtieron en humo.
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