Este es el chiringuito de Málaga donde todos hacen colas hasta conseguir una mesa sea como sea cada verano
El Tintero es uno de los chiringuitos más famosos de Málaga y genera cada verano largas colas a sus puertas para disfrutar de sus subastas
Califican a estos 10 chiringuitos como los mejores para comer espetos en Málaga

En el malagueño barrio de El Palo, donde el litoral parece detenerse justo antes de fundirse con el barrio de El Candado, se levanta uno de los chiringuitos más icónicos de toda la provincia: El Tintero. No es sólo un restaurante, es un espectáculo con sabor a mar, una experiencia singular que transforma la comida en un acto casi teatral. Cada verano, cientos de personas, locales y visitantes, esperan pacientemente su turno para vivir algo más que una comida: asistir al espectáculo gastronómico en el que los camareros cantan, subastan platos y dan vida a un modelo único que ha sobrevivido al paso del tiempo. Las largas colas, como aseguran desde El Tintero, no duran más de media hora para el comensal.
La historia de El Tintero comienza a principios del siglo XX, cuando Antonio, un marinero apodado El Machucao o El Pelos Tiesos, se dedicaba a tintar redes de pesca para protegerlas del salitre. Aquel pequeño negocio artesanal evolucionó hacia una taberna humilde en la misma playa, donde pescadores y vecinos se reunían tras faenar. Fue el germen de un fenómeno que, décadas después, se consolidaría como uno de los referentes gastronómicos y culturales de la Costa del Sol.

El testigo pasó a su nieto, Eduardo de la Torre —conocido como Nono—, que comenzó ayudando en el local con apenas nueve años. Cuando el abuelo falleció en 1966, Nono, todavía adolescente, asumió el mando del chiringuito. Lo que vino después no sólo cambió la historia de su negocio, sino que marcaría a generaciones de clientes.
El espectáculo de la subasta: cuando la comida se canta
Una tarde cualquiera de verano en El Tintero no se parece a ninguna otra. No hay carta ni comandas al uso. Son los camareros quienes llevan la iniciativa, recorriendo el local con bandejas repletas de platos recién salidos de la cocina y pregonando su contenido con entusiasmo: "¡Chanquetitooo, el chanqueteee!", "¡zamburiñaa, qué buenaaa!", "¡espeto, espeto recién hechooo!". Quien levanta la mano primero se queda con la ración.
A lo largo de sus décadas de historia, El Tintero ha mantenido su esencia intacta. Aunque cambió de ubicación en los años setenta, debido a obras en el paseo marítimo, la filosofía sigue siendo la misma. En 1971 reabrió como El Tintero II, aunque pronto desaparecería el ordinal y pasaría a conocerse simplemente como El Tintero, tal y como es hoy.
En su carta oral, que suena por todo el recinto con voces potentes y melódicas, aparecen clásicos del litoral malagueño: boquerones fritos, calamares, espetos, almejas, navajas, mejillones, huevas, chopitos, salmonetes y ensaladas variadas. Todo servido al instante y a precios razonables, lo que refuerza aún más su popularidad. La cuenta, eso sí, también es parte del show. Un camarero distinto recorre las mesas al grito de "¡Y yo cobro!", y calcula el total directamente sobre el mantel de papel, según los platos consumidos.
También te puede interesar
Lo último