La farola

La historia de Al-Yayyar, el desterrado de Cútar que alumbra el pasado andalusí

  • Capturado, excarcelado y nombrado imam de la localidad malagueña en 1488, escondió sus libros en una pared y aún se conservan

  • El pueblo axárquico mantiene su trazado antiguo en el imponente y escarpado terreno 

Detalle de un azulejo andalusí.

Detalle de un azulejo andalusí. / M.H.

Cuando los ejércitos de los Reyes Católicos empezaron a cercar Málaga en 1487, el último rey nazarí Boabdil estaba en plena guerra civil contra su tío, Al-Andalus afrontaba una de sus batallas finales, de las más sangrientas y peligrosas. Desde los pueblos de la Axarquía y las localidades que no habían sido tomadas aún por los cristianos llegó hasta la fortaleza malacitana mucha gente. El miedo a quedar en sus pueblos a merced de las tropas cristianas y el presentimiento de una importante batalla en poco tiempo llenaron la alcazaba malagueña. Tomada la ciudad, Mohammed Al-Yayyar contaba entre los capturados a los que después de meses de asedio sólo se les dio dos opciones: esclavitud o muerte. Encarcelado en Sevilla, Al-Yayyar acabó de copiar La burda de Al-Busiri casi año y medio después de la caída malacitana: en noviembre de 1488. Más de cinco siglos después, ese manuscrito se encontró en la vieja tapia de una casa en Cútar, la casa del desterrado.

No está claro cómo salió de la cárcel (los prisioneros se dividían en un tercio para los Reyes Católicos, otro para nobles y el último para intercambiar por presos cristianos), pero parece que el cadí mayor de Málaga, Alí Al-Durdus tuvo que ver en la liberación. Los documentos confirman que Al-Yayyar lo conocía y que en 1490 junto a su esposa agradeció que le nombraran imam de Cútar que, por entonces pertenecía junto a El Borge, Almarchar, Benamargosa a la taha de Comares. Diez años más tarde de tomar el cargo de imam, dejó de fechar sus escritos, según recoge la Real Academia de la Historia: "[El señor de Castilla] rompió el pacto y bautizó a la gente de Granada a primeros de ŷumādà al-ulà, que equivale a mitad del mes de duŷanbir (diciembre) del año 905/1499-1500 –¡Dios Altísimo los haga perecer y los trate de la manera como sólo alguien que es digno y capaz lo puede hacer!– , fue al atardecer de un viernes".

La conversión forzosa decretada para los residentes en lo que hoy es la provincia de Málaga en 1500 provocó marchas de gente con dirección a lugares que no estuviesen controlados por los cristianos o que tuviesen unos gravámenes menores. Esa población se denominaban monfíes, es decir, desterrados. Además, estaba prohibido libros en árabe. Así que ahí se pierde la pista de Al-Yayyar. No se sabe si huyó de Cútar o permaneció allí, pero lo que sí hizo fue guardar sus libros más preciados en una tapia que no volvería a abrir. Por eso se supone que se marchó. Su legado, más de 500 años después es clave para estudiar una parte de la historia de la zona: los escritos de tiempos andalusíes son escasos, cada vez que se encuentra y se estudia alguno aportar una pieza al puzzle histórico.

Corán de los manuscritos de Cútar ya restaurado. Corán de los manuscritos de Cútar ya restaurado.

Corán de los manuscritos de Cútar ya restaurado. / Piqui Sánchez

Unas reformas en una vivienda de Cútar durante 2003 dieron con tres libros diferentes de Al-Yayyar: una copia de un Corán del siglo XIII, de bella factura y que probablemente perteneció a alguien importante siglos antes de que naciese Al-Yayyar; otro libro que era una herramienta de trabajo, con formularios notariales, cuestiones jurídicas, reglas sobre el reparto de bienes en los matrimonios, herencias y otro tipo de documentos; y un el tercer volumen de carácter más personal con poemas, textos religiosos, ensalmos, sortilegios, temas que tienen que ver con la magia, la adivinación o la astrología, apuntes de filosofía y otras misceláneas que terminan con una obra sobre la muerte. Habla de acontecimientos como el terremoto en Málaga de 1494 o la toma de Vélez. Todo un tesoro. Hay 45 sitios en la península ibérica en los que sucesos similares han repercutido en casi 200 manuscritos en árabe. No son documentos muy habituales los documentos de esa época, pero menos aún los andalusíes. La población islámica se llevó consigo sus documentos o los quemó y también se estima que precisamente en 1500 se produjo la gran quema de libros nazaríes ordenada por el Cardenal Cisneros en la actual plaza de Bib-Rambla. Ardieron varios miles de volúmenes, sólo se salvaron algunos libros de medicina.

Los encontrados en Cútar han sido restaurados por el Archivo Provincial y puesto en valor por María Isabel Calero Secall, Esther Cruces Blanco, Ana Díaz Sánchez y Sonsóles González García con un libro publicado (Los manuscritos nazaríes de Cútar), son uno de los puntos de partida que tiene el turismo en el pueblo de Cútar en la actualidad, que a través del Museo del Monfí articula parte de su patrimonio. Pasar un día en la casa del desterrado Al-Yayyar tiene por delante bastantes cosas que hacer.

Museo y fiesta del monfí

Cútar está a más de 54 kilómetros de Málaga capital, y más de 111 de Granada. Hay al menos tres maneras de llegar desde las dos capitales y las rutas más cortas en distancia son las menos rápidas. Entre la capital malacitana y Cútar están los montes de Málaga, así que elegir la manera de ir es el primer paso. Las opciones se reducen conforme se llega: o desde Benamargosa o desde El Borge. Cualquiera de los dos es buen sitio para visitar y ambos están ya cerca del destino, para entonces se notará que el lugar en el que está construido el pueblo del monfí es llamativo y atrayente. En plena montaña, abrupto, en torno a las fuentes del terreno. Una de ellas está en la carretera que llega desde Benamargosa y precisamente se llama fuente árabe. Esa misma carretera anuncia lo que será el pueblo acostado sobre la montaña. Es un mirador.

Pasada la fuente, justo al comienzo de la localidad puede ser un buen sitio para dejar el coche. Cútar es uno de esos pueblos por los que es mejor ir andando la primera vez, y puede que las siguientes. La misma calle que se trae, llamada de la Fuente  lleva al ayuntamiento, al bar La Plaza y al Museo del Monfí, no tiene pérdida. Habrá que bajar una calle para tomar la espalda de esa fachada del consistorio para situarse en la plaza, o subirla para el museo. La localidad es una terraza con vistas y una sucesión de escaleras y cuestas que conectan las calles entre las casas o conjunto de ellas.

La calle De la Fuente se bifurca, a la derecha la cuesta y un mirador, a la izquierda una cuesta arriba que sirve para bordear el pueblo hasta la parte más alta que es la salida por el camino que se describe, y entrada si se viene desde El Borge. Ahí está otro punto en el que  seguir los pasos de Al-Yayyar: la iglesia. Fue construida sobre una mezquita apenas 50 años después de que Al-Yayyar fuese el imam de Cútar, en 1553. El edificio sigue siendo un templo: el de Nuestra Señora de La Encarnación

Si se decide pasar un día en el pueblo del desterrado Al-Yayyar, hay que tener en cuenta que la Fiesta del Monfí se suele celebrar el primer o segundo fin de semana de octubre, pero el pueblo también se anima en la Romería y en la Fiesta de La Zubia que son a finales de mayo; por San Juan y el Corpus; en la Fiesta del Salto del Negro, que es a finales de julio; por la Feria de Cútar a mediados de agosto; y en la fiesta en la ermita de Loma León en el primer fin de semana de septiembre.

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