Dos rutas espectaculares para hacer en un día por la Serranía de Ronda: naturaleza, pueblos con encanto y paisajes de otoño
Entre Ronda y Júzcar se esconden dos joyas naturales perfectas para disfrutar del otoño andaluz
El Bosque de Cobre empieza a cambiar de color y estas dos rutas te permitirán vivirlo de cerca
El Sendero de las Eras y la Ruta del Tajo del Abanico: dos recorridos cortos, bellos y llenos de historia
La Serranía de Ronda, una de las comarcas más bellas y singulares del interior de la provincia de Málaga, despliega en otoño todo su esplendor natural. Sus montes se tiñen de ocres, dorados y verdes intensos, ofreciendo un escenario único para los amantes del senderismo. Entre bosques de castaños, formaciones kársticas y pueblos blancos que parecen suspendidos en el tiempo, esta zona invita a recorrer caminos llenos de historia y paisajes inolvidables. Dos rutas destacan especialmente por su belleza, su fácil acceso y su cercanía entre sí: el Sendero de las Eras, en las inmediaciones de Júzcar, y la Ruta del Tajo del Abanico, muy próxima a Ronda. Ambas permiten disfrutar de un día completo de naturaleza, cultura y patrimonio en el corazón de la Serranía malagueña.
A apenas media hora de Ronda se encuentra Júzcar, conocido internacionalmente como el pueblo azul de los Pitufos. Más allá de su colorido aspecto, este pequeño municipio conserva la autenticidad de los pueblos de montaña, con calles empedradas, un entorno natural privilegiado y una gastronomía que refleja las tradiciones de la Serranía de Ronda. Muy cerca del núcleo urbano comienza el Sendero de las Eras (SL-A-176), una ruta circular de algo más de dos kilómetros que se recorre en aproximadamente una hora.
El itinerario discurre por la zona de Los Riscos, una formación geológica de origen kárstico que recuerda, en pequeño formato, al célebre Torcal de Antequera. Las caprichosas formas de la roca, esculpidas por la erosión durante milenios, crean un paisaje de gran interés geológico y visual. Aunque el sendero no es largo, su terreno irregular requiere atención en algunos tramos, por lo que se considera de dificultad media-baja.
Durante el recorrido se pueden apreciar especies vegetales típicas del bosque mediterráneo y panorámicas sobre los valles cercanos. El silencio del entorno, solo roto por el canto de las aves o el rumor del viento entre los riscos, convierte esta ruta en una experiencia muy especial para quienes buscan conexión con la naturaleza. Al finalizar el camino, el visitante puede adentrarse en las calles de Júzcar y descubrir su trazado árabe, sus rincones decorados con murales y su carácter hospitalario.
Del pueblo azul a Cartajima: transición entre montañas
Desde Júzcar, la carretera serpentea entre montes cubiertos de castaños y encinas hasta llegar a Cartajima, otro de los pueblos blancos más pintorescos de la zona. La distancia entre ambos apenas supera los diez minutos en coche. Este trayecto permite disfrutar de algunos de los paisajes más representativos del llamado Bosque de Cobre, que durante el otoño transforma los campos de la Serranía en un mosaico de tonalidades cálidas.
Cartajima, situado a más de 800 metros de altitud, ofrece vistas privilegiadas del valle del Genal, una de las zonas más fotogénicas de la comarca. Desde aquí es posible continuar hacia Ronda, punto de partida de la segunda gran ruta del día.
Ruta del Tajo del Abanico, un recorrido entre formaciones naturales únicas
A unos 25 minutos de Cartajima, o media hora desde Júzcar, se encuentra la ciudad de Ronda, joya monumental de la provincia y punto de referencia para los amantes de la naturaleza y la historia. Muy cerca de su casco urbano se localiza la Ruta del Tajo del Abanico (SL-A-40), un sendero de unos ocho kilómetros (ida y vuelta) que permite descubrir otro de los enclaves geológicos más singulares de la zona.
El recorrido parte del barrio de San Francisco, donde es posible dejar el vehículo, y se adentra en un entorno marcado por el arroyo de Sijuela. La ruta discurre entre olivares, encinares y paredes de roca que dan paso a la espectacular formación del Tajo del Abanico, cuyo nombre hace referencia a la forma semicircular que el paso del tiempo ha esculpido en la piedra.
El desnivel del camino es moderado —en torno a 100 metros en los tramos de ascenso— y su duración aproximada es de tres horas. La senda está bien señalizada y permite disfrutar de un contacto directo con el paisaje natural de la Serranía de Ronda, con su mezcla de vegetación autóctona, fauna local y panorámicas que se abren hacia la sierra.
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