Málaga

Abdel, de trabajar gratis seis meses a espetero en La Carihuela en menos de 12 horas gracias a un tuit

Abdel, el joven que ha conseguido un trabajo gracias a las redes sociales

Abdel, el joven que ha conseguido un trabajo gracias a las redes sociales

Abdel tiene 27 años, procede de Beni Mellal, una de las zonas más antiguas del norte de África, en el centro de Marruecos, y ha demostrado que no existe una única fórmula para alcanzar el éxito. Twitter cambió su rumbo cuando, a la desesperada por legalizar su situación en España, estaba dispuesto a aceptar un contrato que le supondría trabajar gratis durante seis meses, porque, hasta entonces, ninguna de las puertas a las que había llamado se le había abierto. Echaba horas en el mercadillo de Marbella, que durante cinco meses había compartido con Lola Cabrillana, su ángel de la guarda, la persona que ha conseguido en menos de 12 horas que un empresario le haya dado una oportunidad como espetero en un chiringuito de La Carihuela, en Torremolinos. Y con un sueldo digno.

Su historia comienza el día 22 de marzo, cuando ella, maestra de Infantil y escritora, lanzó una publicación que levantó ampollas entre los tuiteros. "No me cabe más rabia e indignación en el cuerpo. ¿Quieres un contrato para obtener tus papeles? Pues te lo hago, solo tienes que trabajar esos seis meses gratis". Así presentó Lola a Abdel, exasperada por que una empresa, conocedora de que el joven marroquí necesitaba los papeles, quisiera "aprovecharse de él". Le habían ofrecido "pagarle la seguridad social y que trabajara gratis". "Cuando me lo contó le pedí que me dijera dónde había sido, pero es tímido. No le gustan los problemas y no quiere que yo me inmiscuya. Es un chico con estudios, habla varios idiomas", relata la docente en declaraciones a este periódico.

El tuit de la maestra que se hizo viral El tuit de la maestra que se hizo viral

El tuit de la maestra que se hizo viral

El mensaje, que escribió a las 6:23 de la mañana, alcanzó más de 367.000 visualizaciones, se compartió un millar de veces y consiguió cerca de 2.000 'me gusta'. "Un amigo le había contado que alguien le podía ayudar con un contrato. Solo tenía que trabajar esos seis meses sin cobrar. Me lo explicó con ilusión, que en mí se transformó en una ira y una impotencia que me comían. Mi familia le dijo que no aceptara y denunciara, pero él seguía viendo una salida", explica la profesora, que decidió hacer público el caso a través de un llamamiento en las redes sociales.

Abdel, en una imagen reciente Abdel, en una imagen reciente

Abdel, en una imagen reciente

"Y su sueño es estudiar. Y se encuentra aquí con energúmenos que no tienen vergüenza ninguna. Ojalá twitter haga su magia y encontremos un trabajo para Abdel antes de que escoja el único camino que le ofrecen y a mi me dé un infarto", continuaba el tuit, que también generó críticas. "Si se llamara Antonio y fuera de Barcelona, por ejemplo, ¿le habrías ayudado igual?", cuestionaba uno de los internautas. "Por supuesto. Pero al que se llama Antonio y vive en Barcelona no le ofrecen trabajar sin cobrar", respondió ella. Y a renglón seguido defendía que Abdel "entró legalmente en España", pero "cada vida tiene una historia y, a veces, lo ilegal no es entrar, sino poderse quedar". 

"Encontremos un trabajo para Abdel antes de que escoja el único camino que le ofrecen y a mi me dé un infarto"

La maestra, asegura, recurrió a Twitter "con la ilusión" de conseguirle una oportunidad en el mercado laboral, pero no lo "esperaba tan pronto". Solo necesitó 12 horas para que un empresario le pusiera una oferta laboral sobre la mesa. "Me escribió en privado la mujer del dueño de un chiringuito de La Carihuela y nos dio una cita para una entrevista. Abdel iba muy nervioso, sin creerse muy bien lo que le estaba pasando", narra. Al llegar, sintieron que estaban tratando con "gente con calidad humana". "Le preguntaron si tenía ganas de trabajar. Él respondió que sí, tímido, esbozando una sonrisa. Le enseñaron el que sería su puesto de trabajo y le presentaron al personal", recuerda, al tiempo que ensalza "la forma de hablar de los empleados sobre sus jefes": "Lo hacían de una manera llena y cercana, exponiendo que son buenas personas y que es agradable trabajar allí".

El chico comenzó a trabajar al día siguiente como espetero, "lleno de miedo, dudas e incertidumbres" y, a la vez, invadido de ilusión. En su primera jornada se sintió "muy cómodo" y con la motivación de saber que "si cumple, se podrá quedar el tiempo que quiera". 

"Trabajos mal pagados con los que apenas podía sobrevivir"

Abdel había llegado hacía tres años a España. Su hermano mayor -es el pequeño de seis- lo había hecho antes, pero, en palabras de Lola Cabrillana, "vio la muerte muy de cerca" cuando permaneció perdido en el mar varios días durante un viaje en patera. La familia ahorró para poder traer al joven a estudiar al Sur y evitar que soportara el mismo trance que los suyos. La pérdida reciente de su padre le obligaba a labrarse un futuro más digno que el que le podía brindar su país. Confiaba en que esa búsqueda de empleo le resultara más fácil, pero solo encontró "trabajos mal pagados con los que apenas podía sobrevivir". Abdel, que estudió Leyes en Marruecos y quiere ampliar su formación, ahora, con un salario decente, está más cerca de cumplir su sueño.

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