Málaga

Abrir el mercado de Atarazanas de Málaga por la tarde, más en contra que a favor

  • La mayoría de los puestos son negocios familiares gestionados por autónomos sin empleados, por lo que ampliar el horario les costaría caro

  • La restauración es la que saldría más beneficiada si se decidiera abrir tanto por las tardes como los festivos

David Ruiz y su esposa en su puesto de frutas, verduras y zumos.

David Ruiz y su esposa en su puesto de frutas, verduras y zumos.

Más del 90% de los 260 puestos del mercado de Atarazanas son empresas familiares, algunas de segunda o tercera generación, que llevan autónomos sin empleados. En el caso de las frutas y verduras, igual que en el pescado, la jornada la inician de madrugada para comprar en Mercamálaga o en las lonjas el mejor género. Cuando a las 15:30 o 16:00 se marchan de la tienda llevan ya jornadas de 12 horas de trabajo o más. Así que abrir por las tardes les supondría un desgaste difícil de asumir. No es igual para las tiendas de especias, de encurtidos, vinos, quesos o embutidos preparados, productos que se venden muy bien entre los turistas y que tendrían oportunidades con una mayor amplitud horaria. Más aún si hablamos de la restauración, los principales interesados en que Atarazanas tenga sus puertas abiertas el mayor tiempo posible.

Fachada del mercado de Atarazanas, ocupado por mesas y sillas de los puestos de comidas. Fachada del mercado de Atarazanas, ocupado por mesas y sillas de los puestos de comidas.

Fachada del mercado de Atarazanas, ocupado por mesas y sillas de los puestos de comidas. / J. Albiñana (Málaga)

David Ruiz, presidente de la Asociación de Comerciantes del Mercado de Atarazanas

Tiene dos puestos de fruta y verdura en este céntrico espacio, cada vez más lleno de turistas y menos de malagueños. Por eso han tenido que reinventarse, vender fruta troceada y preparada para consumir y zumos frescos.Tiene a cuatro personas contratadas. Si abriese en horario de tarde y los festivos tendría que contratar a otras cuatro y “sería inasumible por completo”. “Creo que no aumentarían las ventas porque en Málaga no hay cultura de mercado por la tarde, además de que los accesos son muy malos y la obra del metro nos tiene enterrados, los clientes de aquí están desapareciendo”, comenta David Ruiz. Agrega que “el Ayuntamiento con objeto de fomentar el turismo quiere que abramos por la tarde pero ya trabajamos 13 horas y si tuviéramos que abrir por la tarde no podríamos”. Las contrataciones cuestan mucho y siempre que se ha consultado a los puestos la posibilidad de ampliar el horario “la mayoría aplastante ha dicho que no”, dice el presidente de la Asociación de Comerciantes del Mercado de Atarazanas

Juan Nieto, segunda generación de frutero

Juan Nieto y Fernanda en uno de sus puestos de verdura. Juan Nieto y Fernanda en uno de sus puestos de verdura.

Juan Nieto y Fernanda en uno de sus puestos de verdura.

Desde 1958 su familia vende fruta y verdura en el Mercado de Atarazanas. Hoy cuenta con dos puestos, para los que no tiene relevo entre sus hijos. Es un empleo sacrificado. A diario se levanta a las dos de la madrugada para comprar en Mercamálaga. “No soy partidario de que se abra por la tarde, tendría que meter a más personal en plantilla, lo que supone añadir un gasto importante y no sabría si podría responder a él con el supuesto aumento de ventas”, apunta Juan, que gestiona el negocio junto a su mujer Fernanda. En total son 10 empleados. “Mis jornadas son ya de 16 y 18 horas, si a esto le agragamos más tarea no podría tirar, ese es el principal motivo para mí aunque crea que abrir pueda ser acertado para el negocio”, añade.

David, dos décadas en una bacaladería de Atarazanas

David en su bacaladería de Atarazanas. David en su bacaladería de Atarazanas.

David en su bacaladería de Atarazanas.

En el puesto 18-19 vende especias y bacalao en salazón. Lleva 20 años trabajando en este espacio, primero junto a su hermano y desde hace dos en solitario. Cree que ampliar el horario no repercutiría demasiado en las ventas. “Vamos a vender casi lo mismo, las cajas van a ser iguales pero vamos a estar aquí todo el día”, considera. “Es verdad que hay gente que dice que no le da tiempo a venir, que tiene que llegar corriendo, a última hora, pero no creo que esa clientela baje expresamente por la tarde al centro a comprar y que esas ventas repercutan tanto, a quien sí le conviene es a los bares”, sostiene este tendero. Como en la mayoría de los casos, para ampliar el horario necesitaría contratar a alguien, con lo que supone de seguros sociales y sueldos y “no creo que ganase tanto para eso”, concluye.

Rocío García, la vendedora de especias de El Reloj

Rocío García vende especias y mucho más en su puesto El Reloj Rocío García vende especias y mucho más en su puesto El Reloj

Rocío García vende especias y mucho más en su puesto El Reloj

Azafrán, sal ahumada, almendras fritas, nueces pecanas, frutas deshidratadas, vino de Cómpeta, estragón, aceite de trufa “y todo lo que se pueda vender” ofrece en su puesto de Atarazanas desde hace más de una década. “Nací en el portal de enfrente y cuando tenía cinco o seis años me ponían un delantal y vendía ajos”, recuerda. Es una comerciante nata, pero sabe la realidad de sus compañeros. “Por la tarde es más difícil abrir, entiendo que las personas que van a Mercamálaga se levantan a las dos y no quieren estar, los pescaderos tampoco, pero yo sería la primera en abrir los festivos, cuando vienen los cruceros”, afirma Rocío. “Sé que los malagueños no van a venir a comprar pero si viene el turismo abro seguro”, añade y estima que son los bares a los que “les viene de lujo” ampliar el horario. Aunque ella está muy contenta con su situación, “el mercado se ha puesto como nunca”, sostiene.

Ezequile, sirviendo pescaíto frito en Happy Fish

Ezequiel, camarero en Happy Fish. Ezequiel, camarero en Happy Fish.

Ezequiel, camarero en Happy Fish.

El bar Happy Fish lleva dos años abiertos. “A nuestro jefe le interesaría abrir por la tarde si todo el mundo quiere y no se pierde la calidad de vida que tenemos aquí en el mercado”, dice Ezequiel. “Aquí ya cambiaría la cosa, habría que contratar a más gente y quizás entonces las ganancias no serían tantas por esta contratación extra”, estima el camarero, que empieza el servicio a las 11:00 y terminan a las 16:30 aproximadamente. “Se ha hablado del tema más veces y siempre ha salido que no, tendrían más preocupaciones, más gastos”, añade.

Charcutería Delgado, la nueva apuesta de José y Rocío

Rocío y José, los dueños de la Charcutería Delgado Rocío y José, los dueños de la Charcutería Delgado

Rocío y José, los dueños de la Charcutería Delgado

La pareja llevaba dos décadas trabajando por cuenta ajena en centros comerciales. Hace siete meses “se liaron la manta a la cabeza” y decidieron montar una charcutería en Atarazanas. Conocedores de que sus clientes son principalmente turistas, han optado por envasar al vacío los embutidos, los quesos y jamones y tener el producto listo para llevar. “Estamos muy contentos, compensa mucho no sólo económicamente sino como proyecto comercial, es algo nuestro y lo orientamos con un criterio propio”, explica Rocío. Pero después de haber estar trabajando hasta las once de la noche “no quiero volver a pasar por eso, es una cuestión más personal que profesional”, agrega. José apunta que “ahora mismo no nos compensaría abrir por la tarde, tendríamos que contratar a dos personas más”.

Antonio y Salomé, los reyes de las frutas exóticas

Salomé y Antonio en su puesto de verduras y frutas exóticas. Salomé y Antonio en su puesto de verduras y frutas exóticas.

Salomé y Antonio en su puesto de verduras y frutas exóticas.

Su puesto se ha llenado de curiosos, de turistas con ganas de fotografiar los lichis, la fruta del dragón, el durián o el melón africano espinudo. Sus frutas exóticas son miradas y tocadas, pero no tanto compradas. Tanto es así que piden, en un cartel con una sonrisa, un euro por foto. “Abrir por la tarde a quien le interesa es a los bares, aquí pagan mucho menos de alquiler que fuera y las ganancias son muchísimo mayores”, comenta Antonio. Su mujer, Salomé, afirma que a ellos les perjudican los establecimientos de restauración porque “la gente viene a tomar cervezas y tapas, no a comprar, no hemos creados nuevos clientes desde que tienen las terrazas y, además, colapsan la entrada con tanta mesa”. A ellos “de ningún modo” les gustaría abrir por la tarde porque tendrían que contratar a personal “y el turismo no nos deja dinero”. De hecho, creen que Atarazanas está abocado a su desparición como mercado. “Eso a largo plazo se convierte en un lugar exclusivo de restauración, como San Miguel en Madrid”, especula Antonio.

Manuel Belman, un experto en pescados de gran tamaño

Manuel Belman con una hurta que acaba de limpiar. Manuel Belman con una hurta que acaba de limpiar.

Manuel Belman con una hurta que acaba de limpiar.

Manuel Belman se ha criado en el mercado. Su padre le enseñó el oficio de pescadero y le dejó el negocio familiar cuando tuvo edad para hacerse cargo. Lo suyo es el pescado grande, de filete, de horno y de guiso, una excepción a la tradición malagueña. “Soy autónomo, me levanto a las 4:30 y si tengo que abrir por la tarde terminaría empalmando todo el día, ese es el principal problema de ampliar el horario”, comenta. “Tal y como está la cosa no me compensarían las ventas, tendría que enseñar a alguien a estar de cara al público, a preparar el pescado de una manera muy específica, y seguiría siendo un riesgo porque los clientes me buscan a mí”, señala. Quizás sí vería bien una apertura selectiva de ciertos festivos, de puentes o días especiales. “A los bares les vendría bien pero a mí en concreto no, aunque habrá que adaptarse”, concluye.

Ezequiel Savino, junto a la barra del bar Mercado Central

Ezequier Savino junto a dos de sus cocineros. Ezequier Savino junto a dos de sus cocineros.

Ezequier Savino junto a dos de sus cocineros.

Tiene cinco puestos de restauración en el Mercado de Atarazanas, además de otros bares fuera de este espacio. En la zona de la fruta fue el primero en abrir, hace ya cinco años. Cuenta con casi una veintena de trabajadores para servir al cliente pescaíto frito, mariscos, ensaladas y arroces. “Sí querría abrir por la tarde y los festivos, sería beneficioso para la zona, para el mercado y para generar puestos de trabajo, cuando abra uno y vean que funciona, los demás querrán unirse”, afirma, aunque también es consciente del bienestar de sus trabajadores “que no trabajan festivos, ni domingos, ni noches”. “Necesitaría casi el doble de trabajadores, pero seguro que compensa, ahora tan sólo tenemos cuatro horas de facturación y cuando la gente sale a la calle, las tardes y noches de verano, en Navidades, en Reyes, en Semana Santa, en la Noche en Blanco, nosotros estamos cerrados”, señala.

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