Málaga

Alcohol y peleas "todos los fines de semana" en la zona de El Cónsul, en Málaga

  • Vecinos afirman que la reyerta del pasado sábado no fue algo puntual y dicen que sienten “miedo”

  • Los residentes tienen contratado a un vigilante de seguridad desde hace más de un año

Clientes en algunas terrazas de Teatinos.

Clientes en algunas terrazas de Teatinos. / Marilú Báez

Los vecinos del entorno de El Cónsul, en el distrito de Teatinos, aseguran que llevan más de dos años soportando el “descontrol” y la inseguridad que generan el ambiente de ocio alrededor de los bares de copas en la zona. La denuncia trascendió después de que el pasado sábado una pelea en el interior de Le Gran Café Teatinos en la que hubo cuatro personas implicadas que se lanzaron vasos, botellas y hasta taburetes, pero los vecinos del edificio sobre el que se encuentra el local sostienen que esta reyerta no es puntual y que las escenas se repiten “todos los fines de semana”.

Afirman, además, que en los últimos meses la situación ha empeorado y se ha vuelto “insostenible”, tanto que muchos de ellos optan encerrarse en su casa y bajar las persianas a partir de las seis de la tarde para no ver ni oír nada de lo que pasa bajo sus ventanas. Alcohol, vómitos, orín, consumo de sustancias, broncas constantes, carreras de coches... todo ello a plena luz del día, en la calle o incluso en las zonas comunes de su urbanización, por donde los clientes van “como Pedro por su casa”, según relatan. “Es demencial”, resumen. Incluso, desde hace más de un año los vecinos tuvieron que contratar a un vigilante de seguridad por 3.000 euros al mes y ahora están a la espera de instalar una veintena de cámaras de seguridad.

Comentan, además, que tienen miedo a sufrir represalias y que no es la primera vez que un cliente se encara con algún vecino que le llama la atención, por eso los que se deciden a hablar prefieren hacerlo de forma anónima, bajo las iniciales de sus nombres. Uno de ellos es C. R., quien señala que el tipo de público que acude a este local “se ha deteriorado y ahora es delincuencial”. “Es gente de un nivel muy problemático, con actos totalmente incívicos”, explica, a lo que añade que tampoco hay “ningún respeto por las medidas del Covid, van sin mascarillas con la excusa de fumar, en grupos grandes...”.

El conflicto se extiende de jueves a domingo, según dicen. “Este problema no es de ahora de la pandemia, esto solo lo ha acentuado porque el ambiente ha empeorado mucho en los últimos meses”, explica M. G., otra vecina. “Empiezan a beber al mediodía y cuando salen por la noche montan unas peleas tremendas, imagínate lo que pasamos los vecinos. Da miedo”, relata, asegurando que el mismo bar “está teniendo problemas todos los fines de semana”. “La semana anterior salió uno ensangrentado, con la camiseta arrancada”, dice.

“No puedes estar tranquila dentro del recinto, porque lo mismo que se pelean dentro del bar lo hacen fuera y se tiran piedras, vasos y todo lo que pillan. Estás aquí en el césped con los niños y te puede pasar cualquier cosa. Se meten en los rincones a meterse rayas de coca, fumar porros, orinar...”, apunta otra de ellas, F. C. M. Según cuenta esta vecina, algunos clientes llegan a aparcar en las plazas de los residentes y hace unos meses destrozaron la puerta de un garaje para poder salir. Otra residente dice que intenta no salir a partir de las 19:30 a pasear al perro: “A veces nos da miedo salir porque vemos de todo, desde parejas haciendo cosas, hasta gente vomitando o meando”. Lo mismo relató C. H. P., que lamenta que los vecinos se sienten “indefensos” y que la zona “ya no es tranquila para pasear”.

Con este ambiente, la Policía Local se persona casi cada semana, porque las llamadas de los vecinos son continuas. Coinciden en que los agentes “hacen lo que pueden” y en que la raíz del problema radica en la licencia que tiene concedida el establecimiento. En este sentido, Juan Francisco Fernández, de Administración Aunax-Ferber, señala que el local tiene concedida una licencia de “bar sin música y con cocina”, esto, según explica, permite un hilo musical con 70 decibelios.

“El fondo del asunto es que el Ayuntamiento de Málaga da licencias con título de bar sin música y con cocina, y eso te habilita a montar casi una discoteca porque los decibelios que recoge la norma son muy superiores a los que tiene el hilo musical de un restaurante. Entonces algunos se dedican a ocultar bajo la apariencia de cafetería un local que sirve copas continuamente”, resume.

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