La falta de precipitaciones ha causado una gran sequía y un déficit hídrico que afecta a toda la provincia de Málaga. Ante esta situación, la Academia Malagueña de Ciencias ha publicado un informe en el que asegura que esta sequía es la número 12 que se vive en Málaga desde 1962. Además, advierten que la sucesión de sequía puede “acelerar los procesos de desertificación y pérdida de biodiversidad”.

En Málaga, los episodios secos no son una novedad. Desde 1962 en la capital se han experimentado 12 en total, según datos del SPEI extraídos del informe de la ACM. A mediados de los 90 la sequía fue “muy intensa y duradera”, ya que tuvo una afección de cuatro años. Sin embargo, en el informe se explica que “la intensidad de las sequías previas y posteriores ha sido menor, incluso la actual”. En cuanto a las sequías en la Axarquía, en Vélez-Málaga desde los años 60 se han vivido 10 episodios secos entre los que destacan por su “intensidad” el que se inició en 2021 y solo es comparable con el de mediados de los 90. Algo más arriba de la presa de la Viñuela, en Periana, se han registrado 11 episodios secos y resaltan el de la década de los 80, ya que duró ocho años, pero “prácticamente desde el año 2000 se mantiene una situación anómala de sequía”.

En este sentido, los expertos sostienen que las condiciones de sequía prolongadas o en episodios repetidos pueden contribuir a “la desertificación, afectando a la calidad del suelo y disminuyendo la capacidad de la tierra para sostener la vegetación y la agricultura”. Asimismo, inciden en que los procesos de desertificación y pérdida de biodiversidad impactan en la vegetación, la humedad del suelo y los ciclos hidrológicos, cuyas consecuencias también pueden intensificarse por la actividad humana y el cambio climático.

De igual forma, sostienen que actualmente se deben de tomar medidas para garantizar el abastecimiento de ahora y del futuro, ya que según las previsiones de crecimiento urbano, estiman que para el 2050 la demanda de agua podría aumentar en más del 50%. Además, también se han de tener en cuenta la calidad del agua, ya que puede derivar en diferentes problemas de salud como un aumento del riesgo de enfermedades infecciosas, diarreas, malnutrición, aumento de las enfermedades cardiovasculares y de enfermedades mentales, así como de la mortalidad.

Por ello, desde la Academia Malagueña de Ciencias sostienen que han de emplear estudios hidrogeológicos para garantizar “la gestión sostenible de los recursos hídricos, proteger la calidad del agua, y asegurar que se satisfagan las necesidades de las comunidades, la agricultura, la industria y los ecosistemas”. Asimismo, también inciden en que al ser el agua un sector estratégico en el desarrollo provincial, se ha de proporcionar “teniendo en cuenta tanto a las poblaciones y sus diferentes demandas, como a las necesidades del Medio Natural”.

Además, consideran que se deben “activar medidas de mitigación y adaptación a las nuevas condiciones” derivadas por el cambio climático. Al igual que consideran una gran apuesta las aguas regeneradas y quieren que “la Administración continúe y potencia su trascendente y decisivo papel en relación con su función gestora, inspectora, autorizante e inversora, sin olvidar su misión como árbitro en el uso y manejo del agua al ser un recurso público”.