Andalucía no regula el uso de los centros de autobronceado
La falta de una normativa autonómica provoca que no se realicen inspecciones, que los aparatos no pasen ninguna revisión y que no se exija formación a los trabajadores


A pesar de que en 2002 se creó una ley estatal conforme a la europea para regular los centros de bronceado artificial, existen comunidades autónomas, entre ellas Andalucía, en las que su uso todavía no se ha reglado. Según los expertos, deberían haberlas dictado un año después de que se hubiese promulgado.
Esta falta de normativa hace que no existan inspecciones en las instalaciones dedicadas a dar radiaciones ultravioletas con fines estéticos, que los aparatos no pasen ninguna revisión y que ni siquiera las personas que trabajen en ellos tengan cursos formativos para actuar profesionalmente.
El dermatólogo del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla y profesor de la Universidad San Pablo Ceu, Santiago Vidal, ofreció ayer en el marco de los cursos de la UMA, una conferencia sobre los usos estéticos de la radiación lumínica y su regulación en España.
Durante su ponencia, habló sobre las restricciones de la ley regulada por los Ministerios de Industria y Sanidad, la cuál señaló que "es bastante estricta en cuanto a la longitud de onda, y a la calidad y potencia, "pero a fecha de hoy todavía muchas autonomías españolas no tienen desarrollados los decretos autonómicos de esta Ley estatal, con lo que en estas autonomías no existe ni control sanitario, ni control por parte de Industria sobre las lámparas y los centros de bronceado", señaló este experto.
"Una de esas autonomías es Andalucía", prosiguió Vidal "y mi experiencia es que los propietarios de centros de bronceado muestran mucho interés, porque lo que desean es desarrollar su trabajo en las mejores condiciones, y curiosamente para los especialistas es positivo ver que muchos saben y conocen muy bien en lo que trabajan".
En este sentido y hablando de la legislación autonómica, Vidal señaló que "el problema es que no puede prevalecer la política frente al bien común. El hecho diferencial de que no existan dos autonomías que en sus decretos tengan las mismas normas, el mismo formato de cursos, ni se utilice el mismo estándar para medir las radiaciones de las lámparas, es un error y en salud no podemos ir de "yo soy más autonómico que tú", tendría que tomarse esta cuestión más en serio" apostilló.
Durante su exposición, Vidal indicó que cada vez proliferan más los centros de bronceados, sobre todo las franquicias. En su opinión, en países como España en los que se puede disfrutar "de una exposición natural del sol con paseos al aire libre" es suficiente para la vitamina D, por tanto, considera que las radiaciones sólo serían por motivos estéticos.
"No creemos que haya que prohibirlos pero si restringirlos mucho. A la larga pueden volverse en su contra, porque produce un envejecimiento de la piel acelerado", alertó Vidal quien recordó que los rayos ultravioletas "no son inocuos". De hecho, también apuntó como posibles riesgos, daños oculares, quemaduras y a largo plazo, la posibilidad de tener cáncer de piel.
No obstante, y a pesar de las advertencias, el especialista del Gómez Ulla, comentó que si no se llega "al abuso" del autobronceador y "en pequeño grado" no es tan perjudicial. Eso si, las mujeres embarazadas, niños o personas con pieles de tipo uno, no deberían exponerse a las radiaciones ultravioletas. También recomendó especial protección en los ojos.
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