Biólogo Marino: “Los tiburones son increíbles y muy necesarios para los ecosistemas”
El malagueño, Charlie Sarria, estudia los tiburones desde su ONG Condrik en las Islas Canarias y asegura que son muy desconocidos porque hay unas de 530 especies, de las que a penas se tiene información
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Con solo escuchar la palabra tiburón a muchos les cambia el gesto de la cara, ya sea por miedo o por admiración. Dentro de este último grupo de personas está Charlie Sarria, un biólogo marino malagueño especializado en esta especie. Desde que era pequeño lo tenía claro: quería ser biólogo marino y trabajar con tiburones y así ha sido. Estudió Ciencias Ambientales en la UMA y realizó el Máster de Biología Marina: Biodiversidad y Conservación en la Universidad de La Laguna en Tenerife. Cuando se instaló allí conoció a Jordi Abad Platas y Antonio Sabuco Blaya y los tres montaron la ONG Condrik, donde estudian a los tiburones que llegan a las costas de Canarias. Según Sarrias hay unas 530 especies de tiburones, de las cuales más de dos tercios miden menos de un metro y no se conoce mucho de ellas. Los tiburones son “complejos”, pero “necesarios para los ecosistemas”.
–¿Cómo nació Condrik y su pasión por los tiburones?
–De pequeño, mi padre me ponía National Geographic y conforme más leía sobre ellos, más me fascinaban, veía que eran animales increíbles y súper necesarios para los ecosistemas. Y ya cuando en el máster en Canarias conocí a mis dos compañeros, también apasionados de los tiburones, y decidimos montar la asociación.
–¿Qué estudian en la ONG?
–Tenemos tres labores principales. Una sería el trabajo de campo que realizamos con una serie de estructura con cámaras, que se atraen al tiburón tanto de mar abierto, como del fondo. Entonces el tiburón llega a un container donde están las sardinetas y cuando pasa lo grabamos y ese vídeo nos ayuda a saber qué especie es, si es macho, hembra y si viene en invierno o en verano. Las otras ramas serían, por un lado, entrevistas con pescadores para destacar que el biólogo marino no es un enemigo del pescador. Y la tercera rama sería la divulgación en colegios, institutos y universidades porque la ciencia sin divulgación es un callejón sin salida, ya que si no extrapolamos el conocimiento técnico que tenemos hacia todo el mundo, no van a aprender a valorar lo que vale tener un tiburón vivo en el ecosistema. De cara al futuro queremos que Condrik se solidifique para tener voluntarios y dar certificaciones.
–¿Con qué tiburones ha convivido? ¿No ha sentido miedo?
–He convivido con tiburones azules, nodrizas, ballenas, punta blanca, puntas negras, tiburón martillo y cazón. Siempre les tengo mucho respeto. La primera vez que me metí en el agua fue con un tiburón martillo y me acuerdo que cuando entré todo lo teórico que había aprendido se me olvidó y me entraron esos pensamientos intrusivos de miedo y de dios estoy en el agua ya solo. También es cierto que hay que saber comportarse en el agua con los tiburones, sobre todo cuando puede haber un encuentro sin querer, aquí es poco común, pero suele pasar en zonas tropicales. Hay unas pautas y unos patrones que ellos hacen y debes saber interpretarlos para saber cómo actuar. También varía la peligrosidad, siempre se ha dicho que las especies más peligrosas son el tiburón tigre, el toro y el blanco que son como las especies más agresivas. Después hay especies que son muy tranquilas, el tiburón ballena se alimenta de plancton y puedes nadar al lado suya sin problema o el tiburón peregrino que a veces se ve en las costas y a pesar de que mida seis metros y pueda parecer un monstruo son tiburones totalmente inofensivos. En el caribe también hay tiburones de puntas blancas y puntas negras que van a su aire, nosotros no somos sus objetivos ni mucho menos.
–¿Y esos vídeos de TikTok en los que muestran a tiburones en las costas, por qué se acercan? ¿Cómo deberían de actuar las personas?
–Si se acercan a las costas puede ser por el metabolismo, por el cambio climático o porque pueden estar enfermos o tienen algún problema. Cuando los ven tienen que llamar al 112 y avisar. Ya los especialistas acuden para ver que se hace con el tiburón. Eso sí, nunca hay que hacerse el héroe porque, ha pasado aquí en playas de Málaga con delfines varados que la gente lo introduce en el agua y eso es lo último que hay que hacer porque son especies muy sensibles y cuando llegan a orillas están muy frágiles y desorientadas y al regresarlos al mar puede que le estés quitando su última esperanza de vida antes de que le vea un veterinario específico.
–¿Qué pueden aportar los tiburones a los seres humanos?
–Al ser depredadores que regulan el ecosistema en los niveles inferiores, hacen que el océano esté sano. Imagina que quitamos los tiburones, las especies que estén por debajo de ellos se alimentan de las algas, si no hay nadie que controle esas especies de niveles intermedios, hay una sobrepoblación, se comerían todas las algas y habría una cascada trófica, como un efecto dominó y todo iría colapsando nivel por nivel. Todo es fundamental y el océano es un gran desconocido, las redes tróficas son muy complejas.
–Y la carne de tiburón ¿es buena o no para las personas?
–Muchas especies de tiburones son muy sensibles y tardan mucho en reproducirse son muy importantes para los ecosistemas y cuanto más grande sea el pez, más biomagnificación y bioacumulación tienen, es decir, ellos van comiendo lo que hay antes y ese antes se había comido otro pez. Entonces los metales pesados se van pasando de cadena en cadena. Las especies más grandes tienen más metales pesados que las pequeñas. La máxima concentración que se encuentra es de mercurio y consumirlo al final es un riesgo que afecta al sistema nervioso.
–En cuanto a las excursiones turísticas para observar tiburones ¿les afecta el contacto humano?
–Es una actividad que se está poniendo ahora de moda. La cosa es que hemos pasado de tener como un temor casi sin fundamentos a pensar que todo es maravilloso, cuando hay que saber como se hace. Se está viendo que hay sitios donde el tiburón puede que se esté quedando más tiempo de lo normal debido a este comportamiento, pero no se sabe bien porque hay muchas especies migratorias y no se conocemos si se está haciendo una mala praxis con el tiburón, si estamos condicionándolo o humanizándolo. Es algo nuevo. Por un lado me parece bien que se esté concienciando a la gente con las técnicas adecuadas, pero hay que ver hasta qué punto esto es nocivo para las especies.
–¿Qué mensaje le daría a la sociedad para concienciarlos?
–Diría que vivimos en un punto de inflexión donde la sociedad está muy polarizada, muy extremista y la divulgación debe ser sin infundir odio ni presión y que tenemos que volver a arraigarnos más a la naturaleza. Hemos perdido el ir al campo o ir al mar como algo espiritual y deberíamos intentar volver a conectar con la naturaleza que es donde están todas las respuestas y lo más básico para ser felices. Al final es lo que nos da la vida, el océano y sus recursos son fundamentales para nosotros. Con respecto a los tiburones, hay que observarlos, divulgar la información y que las personas aprendan y sean curiosas y no tengan ese miedo infundido erróneamente. Además, que aprendan a valorar la importancia que tiene la especie porque un tiburón vivo vale más que un tiburón muerto y no debemos potenciar ni su consumo nacional e internacional, ni la aleta de tiburón.
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