Botox contra la migraña
El Clínico trata a más de 200 pacientes con toxina botulínica para aliviar sus cefaleas crónicas

Málaga/Una toxina causada por una bacteria que provoca parálisis muscular por intoxicación se ha convertido en aliada de muchos médicos. Eso sí, en la dosis adecuada. El uso de la toxina botulínica (Botox es su nombre comercial) es muy conocido en cirugía estética para atenuar las arrugas faciales. Pero se emplea para combatir o aliviar muchas otras patologías. En el Clínico, por ejemplo, se utiliza para tratar las migrañas crónicas que no responden a los tratamientos convencionales. José Antonio Heras, el neurólogo responsable de la sección de Cefaleas del hospital explica cómo actúa la toxina: "Bloquea la transmisión del dolor hacia el cerebro para que descanse de tantas crisis en la migraña crónica refractaria". Es decir, en aquellos pacientes en los que los fármacos normales no dan resultados.
Para ello, los neurólogos infiltran la toxina en las terminales nerviosas de la frente, la nuca, el cuello o los hombros, según las necesidades de cada paciente. Tardan como mucho unos 20 minutos en darle de 30 a 40 pinchazos para administrarle la dosis indicada. El medicamento inyectado cuesta por sesión unos 300 euros, aunque es gratuito para el enfermo. Como contrapartida de este coste, los pacientes reducen la medicación para sus síntomas, que es cara, fuerte y no siempre les soluciona el dolor. Además, se ahorran bajas laborales y se evita sufrimiento a los enfermos.
La mayoría de los pacientes con migraña crónica son mujeres y muchas, jóvenes. La cefalea es una patología en la que existe una predisposición genética. La causa es una mayor susceptibilidad heredada del cerebro a estímulos hormonales, lumínicos, olfativos o climatológicos. El Clínico lleva más de cuatro años aplicando estos tratamientos. En ese tiempo, ha tratado con toxina botulínica a más de 200 pacientes. "Son enfermos muy seleccionados. No se puede aplicar a todo el mundo", aclara el neurólogo. Los tratamientos son individualizados y se ponen de forma ambulatoria. En torno al 60% de los pacientes experimentan mejoría tanto en la frecuencia como en la intensidad del dolor. El efecto terapéutico de la toxina dura en torno a tres o cuatro meses.
La sección de Cefaleas del Clínico ha editado además una guía práctica para el manejo de este trastorno. La publicación ha sido avalada por sociedades científicas de Neurología y Atención Primaria. Se considera migraña crónica aquella que aqueja a una persona dos o tres semanas al mes durante meses o años. Según los últimos datos estadísticos, un 12% de la población sufre cefalea, porcentaje que se reduce al 2 ó 3% en el caso de la migraña crónica. La patología provoca en muchos casos un "excesivo consumo de analgésicos" para sobrellevar el dolor.
El uso de la toxina botulínica para la migraña está autorizado por la Agencia Española del Medicamento y de hecho la posibilidad de esa prescripción figura en la ficha técnica del fármaco.
Es un recurso farmacológico que se emplea únicamente cuando ya se han probado, sin éxito, los tratamientos convencionales. "Es para pacientes en los que ya habíamos tirado la toalla. Al bloquear la transmisión del dolor hacia el cerebro con la toxina, conseguimos que lleguen menos estímulos", explica el neurólogo. Aunque es un tóxico, como se aplica en dosis bajas la sustancia tiene un efecto bloqueante local. Y así, es un medicamento que aporta una solución para dar tratamiento en numerosas especialidades médicas, mucho más allá de la estética.
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