Infraestructuras

Colectivos empresariales subrayan la rentabilidad del tren litoral

  • Admiten el importante esfuerzo económico que requiere, pero lo contraponen a "la mejora de la calidad de vida" que traería para la Costa del Sol

Firma del acuerdo de la Plataforma por el Tren Litoral con los partidos políticos.

Firma del acuerdo de la Plataforma por el Tren Litoral con los partidos políticos.

La ausencia de un compromiso firme por parte del Gobierno central, ahora con el PSOE como partido de referencia, con el tren litoral de Málaga provocó ayer la reacción crítica de la plataforma que agrupa a los más importantes colectivos empresariales y profesionales de la provincia y que demanda desde tiempo atrás el impulso de esta infraestructura. “Es una constante que los políticos sean capaces de comprometerse cuando es promesa pero cuando toca mover ficha se echan atrás”, dijo Violeta Aragón, portavoz del ente, después de que el pasado martes, el delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, abogase por “reflexionar” acerca de la prolongación del ferrocarril a Marbella y Estepona dado su alto coste económico.

El malestar de la plataforma ante la posición oficial del Ejecutivo es creciente. “Es una falta de seriedad y de respeto”, insistió la también secretaria general de la Asociación de Constructores y Promotores (ACP) de Málaga, quien reclamó que haya “una línea política clara en este asunto; los partidos tienen que defender los proyectos con todas sus consecuencias, no solo cuando se está en la oposición”. Las palabras de Aragón apuntaban directamente al PSOE, que en los últimos años, con el PP al frente de la Administración central, fue crítico con el escaso esfuerzo presupuestario asumido por el Gobierno.

“Los grandes proyectos se usan y vienen muy bien para echárselo en cara y luego no para trabajar en ellos”, insistió la portavoz de la plataforma, quien admitió su extrañeza ante la contundencia de Gómez de Celis en lugar de “dar una patada adelante”. “Tendremos que ver qué hacemos para que se escuche la opinión de Málaga para que se visualicen las infraestructuras necesarias; es verdad que es una inversión elevada pero hay que ver el retorno económico y de calidad de vida para los que viven aquí y los que nos visitan”, defendió. Una reacción después de que el delegado del Gobierno hablase de la necesidad de "reflexionar" sobre este proyecto dado el alto coste del mismo.

Al poco de llegar Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno, este colectivo ya pidió conocer su compromiso con la construcción del eje ferroviario entre Málaga y Marbella y Estepona. “Tendremos que volver a posicionarnos en Madrid y ver con qué ánimos se toman el proyecto”, dijo el pasado mes de junio Aragón. El mensaje se transformó en crítica a principios de octubre, después de no haber recibido novedad alguna por parte del Ejecutivo ni haber sido convocada a encuentro alguno. La posición de la plataforma también fue negativa respecto al esfuerzo económico asumido por el anterior Gobierno, ya que en el actual presupuesto estatal apenas consignó 6,5 millones de euros para proyectos.

Aragón admitió la dificultad del proyecto, debido a la colmatación del territorio litoral, pero demandó que el alto coste de ejecución de esta infraestructura sea vista “en contraste con los servicios que se van a dar”. “No hay un proyecto que merezca más la pena que éste; hay que analizar los datos del Cercanías, que es el más rentable de España y se ha quedado pequeño”, afirmó.

La reserva del Gobierno por el alto coste llevó a Gómez de Celis a apuntar también la necesidad de revisar los proyectos existentes. El estudio más reciente fue el que a principios de año presentó el anterior ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, quien puso sobre la mesa las tres alternativas de posible trazado para llevar el tren a Marbella, en una primera escala, y Estepona, posteriormente. Conforme a los detalles técnicos, el valor de construcción del ramal, de unos 53 kilómetros, podría superar los 3.800 millones de euros hasta Estepona, con una demanda de unos 8 millones de pasajeros anuales. La apuesta por acercar el trayecto a los núcleos de población fuerza a que la infraestructura sea mayoritariamente soterrada. Una de las soluciones, mixta, rebajaba el valor de construcción.

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