Tiempo Un frente podría traer lluvias a Málaga en los próximos días

Congregación de las Adoratrices. Premio Malagueños de Hoy 2021

El hogar para poder rehacer el camino

La congregación de las Adoratrices. Premio Malagueños de Hoy 2021. Foto: Javier Albiñana

Abandonar el mundo de la prostitución, escapar de la explotación sexual, de la trata, dejar atrás las adicciones, enfrentar un pasado de violencia y querer construir un presente más luminoso y digno, mejor. No es tarea fácil a la que se enfrentan las mujeres que llegan a los programas Vive y Camina de las Adoratrices.

Y, por tanto, menos lo es el trabajo que con ellas desempeñan las religiosas, las educadoras, trabajadoras sociales y el resto del personal laico de la congregación, fundada en 1856. La misión llegó a Málaga en 1906 y, desde entonces, la casa de acogida y sus diferentes proyectos se ha convertido en un hogar en el que poder rehacer el camino y poner los cimientos de una vida nueva.

Este recurso integral tiene capacidad para 20 usuarias. Además, cuentan con un piso de transición con cuatro plazas para aquellas residentes que han encontrado trabajo y están a punto de alcanzar su autonomía. Igualmente, disponen de un servicio de atención no residencial. En él ofrecen apoyo psicológico, sociolaboral o jurídico, además de hacer un seguimiento de sus avances y ser una mano tendida ante nuevas dificultades.

“Trabajamos en defensa de los derechos y la dignidad de las mujeres más vulnerables, como hizo la fundadora, aunque adaptándonos a la realidad del lugar, del momento, del país y de los signos de los tiempos”, afirma la hermana María Mateo Domene, superiora de la comunidad y directora del proyecto.

“Santa María Micaela fue una mujer abierta, visionaria, una luchadora y tratamos de seguir su estela, nuestra misión es liberar a la mujer en situación de explotación, promocionándola, empoderándola”, agrega la hermana María.

En momentos complejos y trágicos han seguido desarrollando su labor, que cuentan con más de 115 años de vida en la provincia de Málaga. También durante la pandemia, lo que añade mayor esfuerzo a un trabajo siempre complejo.

“Para nosotras ha sido un año complicado y también para las mujeres. El Covid lo ha hecho todo más difícil, las cuarentenas, el no poder salir, el estar haciendo constantemente las pruebas, los test de antígenos a los trabajadores cada 15 días, todo esto nos hace que la labor sea menos ágil. Pero bueno, hemos hecho un esfuerzo para que todo salga adelante”, comenta la hermana María.

Religiosas y la trabajadora social Nerea Picapiedra de las Adoratrices en Tabacalera. Religiosas y la trabajadora social Nerea Picapiedra de las Adoratrices en Tabacalera.

Religiosas y la trabajadora social Nerea Picapiedra de las Adoratrices en Tabacalera. / Javier Albiñana (Málaga)

Aunque no solo se ha endurecido la tarea diaria debido a la crisis sanitaria. “También la situación laboral está ahora bastante más difícil, en algunas provincias las usuarias han pasado por ERTE y tuvieron que dejar de trabajar. Cuando empezaron de nuevo ya no eran ni la jornada completa ni las horas que tenían antes, sino menos. Eso también ha tenido influencia negativa en el proyecto”, indica la superiora de la comunidad.

También está cambiando el perfil de la mujer atendida debido a la pandemia y al descenso migratorio de 2020. “Ahora nos están llegando mujeres españolas que han sufrido de trata, cuando anteriormente eran todas extranjeras, aumenta la trata en las mujeres españolas”, afirma la hermana María.

Todas ellas llegan, dice, “muy rotas, con muchos traumas, con inseguridad, desconfianza y miedo, así que tienes que escuchar con mucha paciencia”. “Se han visto tan engañadas, les han quitado todo, su dignidad, su dinero, su pasaporte, para ellas la mentira ha sido una herramienta de supervivencia y ahora no saben ni abrirse contando la verdad”, comentan las religiosas de las Adoratrices.

Al otro lado están los prejuicios de una sociedad que todavía mira por encima del hombro, que saca, a veces, su lado xenófobo y no acoge como debería. “Hay muchos prejuicios todavía con estas mujeres, que obtienen el rechazo en muchas ocasiones nada más que por ser extranjeras. Hay personas que no las quieren, que dicen que quitan el trabajo a los españoles”, subraya la hermana María.

Para quitar palos de la rueda, las Adoratrices realizan varios programas formativos. Dan clases de español para salvar la barrera del idioma, también de inglés, y confeccionan un calendario mensual con talleres de habilidades domésticas, de informática, de crecimiento personal, clases de cocina, de valores, autocuidados, prevención y dinámicas de grupo. El objetivo es el mismo para todas, independientemente de lo que tarden en lograrlo. Ayudarlas a que puedan caminar solas, afrontar su realidad y reconocer su valía.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios