Día de la Mujer en Málaga

La lucha por la igualdad desborda Málaga

  • Unas 17.000 mujeres, según los datos de la Policía Nacional, participaron este 8M en una manifestación masiva tras el hito del pasado año

  • Pese al carácter reivindicativo, se desarrolló en un ambiente festivo y sin incidentes destacables

Un momento de la manifestación en la calle Larios.

Un momento de la manifestación en la calle Larios. / Javier Albiñana

No se veía ni el principio ni el fin. Era una marea violeta interminable en la que poder remar en una misma dirección. Miles de mujeres, también muchos hombres aunque en minoría, iniciaron en la plaza de la Marina el recorrido de la manifestación convocada en la capital malagueña por la lucha feminista. Y cuando la cabeza giraba en la avenida Cánovas del Castillo hacia la Malagueta, ya cerca de las ocho de la tarde, una multitud todavía se encontraba en la calle Larios seguida por la batucada que cerraba la marcha.

Unas 17.000 personas, según estimó la Policía Nacional, participaron en la convocatoria del 8M. Y si se pudieron leer y escuchar múltiples reivindicaciones, la que pesó por encima de todas fue la palabra igualdad. “Es una lucha constante en la que hay que seguir implicada”, comentó Clara, una estudiante de 20 años. “Sobre todo peleamos por la igualdad, todas las reclamaciones persiguen el mismo fin, la igualdad”, subrayó.

Las agresiones sexuales, los asesinatos machistas, la brecha salarial, la falta de conciliación, las dobles y triples jornadas que soportan en el trabajo y en los cuidados, la cosificación de la mujer... “hay muchos motivos para estar aquí y muy pocos para no estarlo”, agregó Clara. Por eso ella se pintó la cara con purpurina y se echó a la calle a defender lo que le corresponde, lo que es de justicia. Caminar de noche y sola sin miedo a ser agredida, por ejemplo.

La marcha junto al Centro Pompidou. La marcha junto al Centro Pompidou.

La marcha junto al Centro Pompidou. / Javier Albiñana

En el Paseo de los Curas, sobre el muro del parque, un grupo de chicas vestidas de rojo gritaban que juntas ya nunca tendrán miedo. Y unos metros más adelante, decían “una agachada por cada asesinada” y decenas de mujeres se iban al suelo escenificando el horror de la violencia machista. “No son muertas, son asesinadas”, coreaban.

Eran muchas, hasta 60.000, según una portavoz de la Coordinadora 8 de marzo, convocante de la marcha. De ahí que tuviera más significado que nunca el lema repetido “luego diréis que somos cinco o seis”. Y seguían cantando: “aquí están, estas son las de la revolución” durante el recorrido, que sobre el mapa podía parecerse a un lazo. Lo malo es que en el cruce de caminos la cabecera se encontró con asistentes que iban más atrás, algo que no gustó a las organizadoras. La presidenta de la Asociación de Mujeres Feministas Tomando Partido, Andrea Barbotta, se quejó del cambio de recorrido que les habían impuesto pese a que no lo consideraban viable.

“Esto es muy fuerte, para cualquier maratón, para cualquier carrera o actividad cortan el Parque y a nosotras nos meten por el lateral, por el Paseo de los Curas”, protestaba una de las participantes. Aún así, la convocatoria revalidó el éxito de participación con el que ya sorprendió el pasado año.

Por la mañana, a las 12:00, también la calle fue tomada por una concentración. Profesoras de la UMA, maestras de la enseñanza pública, políticas, trabajadoras de asociaciones, periodistas, estudiantes, representantes sindicales, profesionales de muy distintos sectores, niñas, jóvenes, madres y abuelas. Todas ellas y algunos hombres, también vestidos con camisetas moradas, portando eslóganes y pancartas, participaron en la protesta convocada para reivindicar la igualdad real en todos los ámbitos. Desde el hogar hasta el trabajo, desde el cuidado de los hijos hasta los puestos de responsabilidad en la empresa o la vida pública.

Una mujer reivindica la unión del colectivo. Una mujer reivindica la unión del colectivo.

Una mujer reivindica la unión del colectivo. / Javier Albiñana

Miles de mujeres dejaron aparcadas sus ocupaciones para participar en una causa aún mayor y gritaron alto y claro que el feminismo es la única forma de conseguir una sociedad justa. Según los datos ofrecidos por la Subdelegación del Gobierno en Málaga y aportados por la Policía Nacional unas 2.500 personas se concentraron entre la plaza de la Constitución y la calle Larios.

Las periodistas también leyeron un manifiesto con el que reclamaron la necesidad de que los medios de comunicación se comprometan a elaborar noticias no sexistas, inclusivas y respetuosas con la violencia de género, que se haga un periodismo que incorpore de manera plena en su línea editorial los valores de igualdad y libertad de las personas. “Esto implica un posicionamiento contundente y comprometido en las informaciones sobre cualquier tipo de discriminación hacia las mujeres”, explicó Teresa Santos, coordinadora de la Asamblea de Mujeres Periodistas.

Otros muchos colectivos estuvieron presentes en el 8M y se fueron organizando tras sus pancartas. Los sindicatos CCOO y UGT destacaron el seguimiento de la huelga feminista en empresas e instituciones, un paro que se notó especialmente en las aulas de la capital malagueña, que se quedaron vacías más de alumnos que de docentes.

La cabeza de la manifestación en el Paseo de los Curas. La cabeza de la manifestación en el Paseo de los Curas.

La cabeza de la manifestación en el Paseo de los Curas. / Javier Albiñana

Aunque el seguimiento fue dispar, CCOO habló de un “éxito rotundo” y UGT apuntó que la participación en los paros parciales de dos horas había rozado el 80%. Hubo concentraciones en las puertas de los ayuntamientos, en los centros de trabajo, la EMT secundó la huelga y atendió a los usuarios con los servicios mínimos y la torre de control del aeropuerto se iluminó de color violeta. En el sector sanitario, los sindicatos cifraron en un 50% de las y los trabajadores del Hospital Materno Infantil los que se unieron a la huelga feminista. En el Metro, el seguimiento del paro fue del 40%.

La de ayer fue una nueva jornada histórica para la lucha de la mujer en su empeño por conseguir el lugar que le corresponde.

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