Dolores y su título de bachillerato, un sueño cumplido a los 83
Educación
El Instituto Provincial de Educación Permanente rinde homenaje a su alumna más mayor, una incansable mujer que en 2009 retomó sus estudios
Dolores Hurtado de Mendoza Castermeiro (Melilla, 1935) siempre le gustaron los libros. En ellos se encerraba un conocimiento que le ha apasionado desde pequeña. Con literatura y poesía, con esos versos que escribe en una caligrafía envidiable, hubiera querido llenar su vida. Pero siendo la única hija en una familia con tres hermanos varones, su padre le dio un propósito distinto. Mientras ellos estudiaban Filosofía y Letras y Económicas, ella tenía que ayudar a su madre en casa. “A mí no me dieron la opción de estudiar”, dice. Se le quedó esa espina clavada y cuando en 2009 enviudó pensó que era el momento de cumplir un sueño.
Dolores se matriculó en el Instituto Provincial de Educación Permanente (IPEP) para sacarse el graduado en Secundaria para adultos. Lo hizo a la primera y le recomendaron que siguiera con el Bachillerato. Poder ver colgado en su pared ese título era el reto y así empezó la aventura de esta mujer que con 74 años encontró entre docentes y alumnos a otra familia a la que querer y motivar con su ánimo incansable, con su ejemplo de fortaleza, con su mente inquieta.
Se lo tomó con calma, poco se jugaba ya Dolores. Algunos años aprobaba más asignaturas y otros menos, pero nunca le faltó constancia. Del latín se acordaba por las misas, el griego le costó un poco más pero también lo consiguió y la geografía se le atragantó en parte. “Había cambiado mucho de mis tiempos a ahora”, confiesa. Aunque su gran caballo de batalla fueron las TIC. “Me sigue costando mucho todo lo que tenga que ver con ordenadores y los móviles nuevos”, comenta.
Pero aprobó todo y en mayo de 2016, dos meses antes de cumplir los 81 años, como se había propuesto, sacó tres 7 en las últimas materias y solicitó el título. El documento ha tardado tres años en llegar, pero por fin ayer, en la ceremonia de graduación del curso 2017-2019, el centro pudo rendir homenaje a la alumna más mayor que ha pasado por el momento por este instituto para adultos. “Por fin conseguí mi meta, mi ilusión era este día”, escribió cuando le tocó graduarse a ella.
No tuvo posibilidad de estudiar en su juventud
De padre militar, los años de la posguerra los pasaron en Tetuán, en el Protectorado. Allí Dolores estudió en la escuela y también en casa, pero no pudo seguir su formación como hubiera querido. A los 16 años conoció al que ocho años después se convertiría en su marido y con el que tuvo a sus dos hijas. “Siempre tuve la mente muy abierta y en cuanto pillaba un papel, escribía unos versos”, recuerda con una memoria brillante.
Cuando llegó al IPEP no conocía a nadie pero la acogieron con los brazos abiertos y “para mí ha sido una etapa maravillosa”, reconoce. “No me ponía nerviosa en los exámenes, me relajaba y entraba perfectamente, lo he hecho con mucho gusto”, agrega Dolores, que ya es bisabuela.
No se propone entrar en la Universidad porque dice que le fallan las piernas, no la cabeza, pero lee a diario, hace crucigramas y escribe. “Esto me ha aportado una gran cantidad de amigos, además de mis estudios, los profesores han sido magníficos, nunca dejaron que tirara la toalla”, comenta Dolores poco después de escuchar las bonitas palabras que le tenían preparadas en el acto sorpresa en el que participaron el director del IPEP, Juan Téllez, el jefe de estudios, Antonio Ruiz Noguera y la delegada territorial de Educación, Mercedes García Paine.
“Dolores ha sido una persona muy especial, por su desparpajo, por su manera de ser, por su constancia, ha sido como una hormiguita, año tras año recolectaba asignatura tras asignatura”, comentó Ruiz Noguera y señaló que “temía morir antes de ver su título enmarcado”. Pero vivió para verlo y para contarlo, a su hija, a su nieto y a la bisnieta que la acompañaron, a su hija Marisol, que le mandó un vídeo desde Madrid, y a los 75 alumnos que se han graduado este curso. Como dijo la delegada de Educación, “es un magnífico ejemplo el del Dolores, el que dice que nunca es tarde para alcanzar tus sueños”.
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