Vámonos a hacer pascuas
“Dos horas antes de acostarse hay que desconectar de todo lo que produce luz”
Eduard Estivill | Medicina del Sueño
El neurofisiólogo Eduard Estivill advierte que el uso de dispositivos móviles al irse a dormir, dificulta la conciliación del sueño porque la luz inhibe la fabricación de la sustancia que lo induce
El sueño es un taller de reparación y restauración”. Lo dice Eduard Estivill, el neurofisiólogo autor de Duérmete niño y de una veintena de libros más. E insiste en que para rendir bien en el trabajo, en el estudio o en una competición antes hay que dormir bien.
Pero los tiempos que corren no son buenos para esta función a la que se dedica un tercio de la vida. El especialista europeo en Medicina del Sueño advierte que en esta época, “por culpa de los malos hábitos, hay más dificultades para tener un sueño reparador”.
Es común que las personas miren el ordenador, la tablet o el ordenador antes de dormir. “El problema es que la luz inhibe la fabricación de melatonina, que es imprescindible para que el cerebro sepa que tiene que dormir”, añade. Esta es una sustancia natural que produce el propio organismo.
Por eso, da un consejo: “Dos horas antes de acostarse hay que desconectar de todo lo que produce luz; sea el Iphone, la tablet o el ordenador”. El televisor, como está algo más lejos y generalmente se ve con una luz cálida, no es contraproducente.
Pero cuando el facultativo habla de desconectar no sólo se refiere a los dispositivos móviles. Porque tampoco se puede estar trabajando hasta antes de acostarse o estar poniendo lavadoras hasta última hora aprovechando que los niños se han dormido. “El sueño no viene de golpe. Se prepara”, aclara.
Y esa preparación no es de un día, ni de dos, sino de toda la vida; adquiriendo desde pequeños buenos hábitos de cara a un buen dormir. Estos pasan por desconectar del trabajo y de la luz dos horas antes de acostarse, cenar suave –a ser posible verduras y derivados lácteos– y hacer entonces algo relajante que no tenga que ver con la actividad profesional. “Dos horas antes de dormir hay que parar, relajarse. Puede ser leer, escuchar música; no se puede poner lavadoras...”
Este experto en sueño cree que a España le hace falta un cambio de horarios, a fin de que las familias lleguen por la tarde antes a sus casas y sobre las 19:00 ya estén en su hogar. “Pero yo no puedo arreglar la sociedad. Eso es un problema político”, apunta.
Estivill dio una charla en la presentación de dos aguas de la marca Vichy Catalan con componentes que, según la empresa, combaten los trastornos del sueños. El facultativo, que creó la Fundación Estivill y tiene tres clínicas para atender estos trastornos en Barcelona, aclara que cuando los buenos hábitos no son suficientes para dormir bien, lo mejor es acudir a un especialista. Porque hay más de 40 alteraciones del sueño y un diagnóstico acertado es la clave para el tratamiento correcto. Este experto insistió en que no hay que dejarse llevar por ofertas de colchones, camas o almohadas que supuestamente favorecen el sueño. Aunque reconoció que no tienen que ser incómodos para facilitar que nos quedemos dormidos, insistió en que lo determinante son los buenos hábitos.
Dormir sirve para resetear el cerebro. Pero tiene que ser un sueño profundo, reparador. Estas funciones de restauración y reparación contribuyen a la recuperación física. Pero también tiene un papel fundamental en la memorización. Estivill explica que no se puede aprender mientras se duerme, pero que ese descanso es imprescindible para consolidar lo aprendido durante el día.
Didáctico, claro y ameno, el facultativo señala: “El sueño es la fábrica de nuestro día. Pero tal como vivimos nuestro día será nuestra noche. Si dormimos bien, tendremos un buen día. Y si tenemos un buen día, tendremos una buena noche”. A continuación interpela a quienes lo escuchan sobre qué es lo que da sueño. Y explica:“Tener sueño”. Para demostrarlo contrapone la actitud de la mayoría de los adultos que “van cortos de sueño” y ante una situación aburrida, desconectan y se duermen; con la de buena parte de los niños que, como han dormido bien, si se aburren buscan otra cosa en la que entretenerse.
Aunque cada persona tiene sus necesidades de sueño, lo recomendable es dormir ocho horas. Pero insiste en que, “como mínimo”, deben ser siete. Además, desaconseja la automedicación e insiste en que antes de medicinas hay que empezar por unos buenos hábitos para conciliar el sueño. Pero lo primero, bromea es “tener la conciencia tranquila”.
Hay que aprender a dormir como a lavarse los dientes
A los niños no se les pregunta si quieren aprender a lavarse los dientes. Se les enseña. Pues lo mismo hay que hacer con los hábitos adecuados para que duerman bien. Es el mensaje que lanza el neurofisiólogo autor de Duérmete niño, Eduard Estivill. Precisa que en torno al 30% de las alteraciones de insomnio en estas edades se deben a los malos hábitos.
“Al niño hay que decirle que tiene que aprender a dormir y no hay que pedirle su opinión, como no se le pide cuando le enseñamos a lavarse los dientes”, sostiene. El facultativo explica que así como saltarse una norma legal supone una penalización, incumplir una correcta higiene de sueño –como se llama a los buenos hábitos para dormir– tiene sus consecuencias en los niños. A saber: trastornos de conducta, menor rendimiento escolar y hasta problemas de crecimiento, ya que esa hormona se fabrica durante el sueño.
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