Históricos de la noche

Han visto cómo les han cambiado el nombre que les aportaba identidad durante años. Han sufrido cambios de ubicación y ciertas transformaciones que les garantizase una nueva estética, es decir, otra apariencia pero siempre respetando lo que fueron, lo que son y lo que serán. Y aunque algunos se han enfrentado al cierre de sus puertas, todavía son muchos los que al caer el sol despiertan para estar ahí, esperando al nuevo aventurero dispuesto a pasárselo en grande. Lugares que a pesar del paso del tiempo siguen brindando los mismos servicios. Los bares de siempre. Los históricos.

La música que, con sólo escuchar el primer acorde, evoca aquella cerveza con ese alguien especial o aquellas copas con el grupo de amigos en aquella inolvidable noche. El camarero o camarera que te dedicaba su mejor sonrisa y que gritaba eso de "¿lo de siempre, no?". La barra del local, testigo fiel de miles de conversaciones, carcajadas, confesiones, sueños, abrazos… Vivir las noches malagueñas se traduce en un itinerario marcado y obligatorio por los garitos emblemáticos de los universitarios, jóvenes y no tan jóvenes. Y es que en este sentido la edad no importa, tampoco es relevante ser cliente habitual o no, sólo cuentan las ganas de divertirse y de deleitarse de buena compañía.

Para comenzar, la cerveza de rigor en el Indiana, en calle Nosquera. Con más de diez años de historia, sus paredes han recogido en todos estos años a cientos de personas que querían viajar años atrás para bailar con música de los 60 a los 80. Más de 20 años son los que el ZZ Pub, con su inconfundible mosquito en el logo del local, ha dado de qué hablar a todo el que ha aprovechado sus conciertos y sus noches de fiesta hasta altas horas de la madrugada. Sin duda, se ha consagrado como uno de los locales más transitados y antiguos del panorama nocturno malagueño.

Otro de los históricos de la ciudad, presente en la capital desde 1988 en la céntrica plaza de Uncibay, es el pub Andén. Laura, mientras espera a sus amigas en la puerta, confiesa que comenzó a salir en este bar y que sigue viniendo porque conoce la música, a los camareros, "y porque venir siempre al mismo sitio con el mismo grupo de amigos te hace sentir como en tu propia casa", concluye. Sigue un estilo marcado de música comercial, tal vez por esto, durante su trayectoria ha creado una plantilla de clientes fiel. Repiten cada cierto tiempo, porque saben lo que buscan y cómo pasarlo bien.

La Guarida en calle Beatas recibió a sus primeros clientes al mismo tiempo que el Onda Pasadena. El primero ya te avisa a la entrada de lo que te espera en su interior en un gran cartel: chupitos a 1 euro y la especialidad de la casa, los porrones. Lian, el encargado, afirma que el público que normalmente visita el garito es joven, de 18 a 25 años aproximadamente. La misma música de siempre, estilo comercial, y el público joven que busca ante todo una buena relación calidad precio.

Por otro lado, el Onda es conocido por ser la alternativa de todo el mundo cuando falta poco tiempo para que amanezca. Y es que del centro, es de los bares que cierra más tarde, sobre las 7:00 . Se puede escuchar desde el pop español de Amaral hasta el rock de los ACDC, incluso el flamenco más puro de Camarón de la Isla. Un ambiente que recoge una gran gama de estilos y, que por supuesto, no representa un público en concreto. Durante la semana se lleva a cabo cada día una actividad diferente; ¿quién no ha asistido a un jueves de flamenco con música y bailaores en directo? Tomando un sí rotundo como respuesta, destaca el espíritu de fomentar el éxito de los grupos de música locales, que actúan en un ambiente íntimo y en el que tanto ellos como todos sus amigos, protagonizan una velada inigualable.

Una gran guitarra eléctrica y una estrella de luces rojas componen la pareja perfecta para dar sentido y color a la entrada de otro de los pubs más conocidos en los alrededores. En plena calle Álamos, da forma a la espectacular entrada a otro mundo: conciertos, noches temáticas y ante todo, buena música. El Road House.

En calle Convalecientes, se encuentra el conocido bar Ática. Desde 1998, su característico rasgo musical ha dejado huella a todo el que lo ha visitado. Música indie y pop-rock internacional dibujan sonrisas a todos los dancers que se atreven a dejar la vergüenza a un lado y marcarse una coreografía acorde al momento. Carlos y Raúl han quedado después del trabajo para tomarse "la cerveza de todas las semanas". Afirman que les gusta repetir porque conocen a los camareros, y sobre todo "porque la experiencia de un sitio que lleva años en la noche, se nota. Son algunos detalles, pequeñas cosas las que te empujan a no cambiar tu bar".

Almudena, trabajadora de la empresa Discotecas en Málaga, comenta que controlan cuatro de los locales más influyentes y conocidos en la fiesta malagueña desde hace tiempo: la Sala Gold, Wengué, Opium y Atlantic. Excepto Wengué, que tiene una trayectoria de más de 10 años en calle Luis de Velázquez. los demás son prácticamente nuevos. Sin embargo, sus antecesores, fueron los motores de las tradicionales noches de antaño. En primer lugar, Atlantic es ahora lo que en su momento fue el inimitable Siempre así, "y que sin duda todo el mundo lo recuerda como uno de los primeros bares de fiesta en Málaga" añade Almudena. La sala Gold, en su otra vida, tenía el nombre de Sala Karma primero para más tarde ser Sala Casanova. Por último, Opium, hasta hace cinco años era conocido por La Casa del Conde, que cosechó un peculiar triunfo difícil de alcanzar.

Bares, discotecas, tascas, tabernas, no importa como se definan. Lo importante es que llevan a su espalda la tradición, la historia y los secretos de una ciudad y de la gente que a pesar del paso del tiempo, quiere pasarlo bien.