Manuel Bandera entrega su palabra a Málaga, "una dama siempre joven"
El actor ejerció ayer de pregonero de la Feria desde la playa de La Malagueta, en la antesala a los fuegos artificiales y a una madrugada abierta con el concierto de Estopa, en su única cita de este verano en España
Quedaban más de dos horas para la cita y por el Paseo del Parque ya se veían a los peregrinos de la Feria rumbo a La Malagueta. Junto al escenario miles de personas se agolpaban a la espera de ver de cerca al pregonero, Manuel Bandera, o a los hermanos de Cornellá en directo. Por fin a las 23:50, el actor hizo acto de presencia con una oportuna tarjeta de presentación: "Malagueñas y malagueños, paisanos de sangre y adopción ¡Qué orgulloso me siento de ser malagueño!, expresó sonriente.
Emocionado en su papel de precursor oficial de las fiestas quiso impregnar su guión de sensaciones, precisamente aquellas que le devuelven, de Madrid a su Málaga natal en cada evocación. "Pongo a las estrellas por testigo de que esta noche es para mí mágica. Por un instante Málaga me pertenece, pero no quiero poseerla sólo para mí, quiero tenerla un ratito para poder besarla y entregarla aún más bella y adornada, si es posible con mis torpes palabras. Palabras que brotan de una mente aturdida pero de un corazón enamorado de la ciudad que lo vio nacer", expresó.
"Decir Málaga es gritar luz y mar", adelantó. Y para ilustrar más su predicado, Bandera se rodeó de palabras que, en boca de Vicente Aleixandre nacieron para ensalzar aquella Ciudad del Paraíso. Ciudad de mis días alegres, ciudad madre y blanquísima donde viví, y recuerdo angélica ciudad que, más alta que el mar, presides sus espumas.
RECUERDOS DE INFANCIA
Cuando Manuel Bandera contaba con poco más de 20 años emigró a Madrid en busca de un futuro en la interpretación. Y cuando ahora echa la vista atrás le vienen a la memoria recuerdos intactos de una Málaga donde pasó su infancia y adolescencia y donde comenzó a soñar. Ahora, desde la madurez el actor volvió en sueños a su cuna para mecerla aún más.
"Siempre he soñado a Málaga como una hermosa dama de manos abiertas, que se vuelca sobre la bahía en un abrazo de gigante", recitó. "De noche, El Palo y Huelin (mi querido barrio) rivalizan en guiños de luz a la farola, que los confunde con nuevas estrellas. Y por la mañana Málaga se despierta con el mar para besarlo y se deja besar por él en cada ola que toca sus playas". Acto seguido, las instantáneas del intérprete de Las cosas del querer le remitirían enseguida a las playas de San Andrés, en la Misericordia "y la aventura que suponía llegar hasta la Térmica. Pero también, como en una odisea, desembarcar en las playas del Palo en un imaginario barco de papel, surcando sus majestuosas jábegas. Hoy un hermoso paseo marítimo une las dos orillas para decirnos que también podemos pasear sobre las aguas", matizó.
BARRIOS Y TRADICIONES
En su discurso Bandera reivindico el papel de aquellas calles y gentes que laten junto al corazón de la ciudad. "Decir Málaga es decir sus barrios (...). Esos barrios heridos, a veces, por el olvido de la historia, pero reconstruidos siempre por la pasión de lo entrañable", expresó. La Trinidad, El Perchel, y La Victoria, -enumeró- "aún conservan la esencia de Málaga y prestan color a las estampas típicas malagueñas: el milagroso equilibrio del Cenachero, el olor a espetos, los boquerones, o el sudor del gordo de la cerveza Victoria", bromeó.
Tras pasearse con convencimiento por los recuerdos, el pregonero regresó al presente con una mirada esperanzadora en el futuro. "Málaga es una dama siempre joven", sentenció, "sabe trasladar el destino a las nuevas generaciones, por eso amplía su universidad y acoge nuevas tecnologías. (...) A vosotros los más jóvenes os digo que la Feria, que Málaga os pertenece, es la herencia que recibís y que tenéis que administrar para dejar a las próximas generaciones, aún mejor, la ciudad que custodia nuestra historia", advirtió.
En su rol de ciudadano marengo Bandera dejó claro sus orígenes. "Soy un malagueño que vive fuera de Málaga y que cumple con el deber casi sagrado de volver (...) yo siempre vuelvo porque aquí está mi familia, mis amigos, y mi madre".
Abierta al Puerto y con el cielo como único techo. El actor continuó su oda a Málaga con una invitación a conocerla. "No tiene más límites que el cielo y el mar(...) La infinitud de Málaga la hace especialmente acogedora, lo es siempre, pero en la Feria resalta de manera especial", afirmó. E insistió en las virtudes de una urbe, abierta al tránsito. "La muy noble, muy leal y hospitalaria ciudad de Málaga se despereza de su provincianismo y se hace cosmopolita, agranda sus puertas para que todos quepan. Todo el mundo cabe en la feria de Málaga". Y para terminar que mejor que entonar una copla "a la niña de Puerta Oscura", proclamó.
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