Málaga

Los ‘intrusos’ en Medicina Estética en Málaga igualan a los facultativos habilitados

Una profesional somete a una paciente a un tratamiento.

Una profesional somete a una paciente a un tratamiento. / M. H.

Rellenos con ácido hialurónico, peeling químicos, inyecciones de toxina botulínica o tratamientos con láser. Estos son algunos de los procedimientos más habituales en Medicina Estética y que cada vez son más demandados. Raro es no conocer a alguna persona que no se haya sometido a estas técnicas para mejorar la imagen. Y al hilo de este negocio prolifera el intrusismo.

De hecho, la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) estima que en la provincia hay prácticamente el mismo número de facultativos habilitados –unos 150– como intrusos. Pueden ser sanitarios que hacen técnicas de médicos sin serlo o esteticistas “que se exceden absolutamente”, según explica el presidente de la SEME, Juan Antonio López-Pitalúa.

Para “luchar contra el intrusismo”, la SEME ha creado un sello digital a fin de garantizar la seguridad del paciente que se somete a estos tratamientos. Y es que, en el mundo de la estética, hay personas que cometen desde irregularidades administrativas –que la Sociedad denuncia ante la Delegación de Salud– hasta delitos, como aplicar tratamientos sin tener el título –que pone en conocimiento de la Policía y dan lugar a actuaciones penales–.

No es fácil comprender el límite de intervención de cada profesional. Los cirujanos plásticos, estéticos y reparadores son los habilitados para cirugía estética en general. Determinados especialistas están autorizados para intervenciones en la zona concreta del cuerpo en la que están capacitados, como los otorrinolaringólogos para las operaciones de nariz, por ejemplo. En ambos casos, la cualificación se logría vía MIR. Luego están los médicos estéticos, que son facultativos generales con másters en Medicina Estética. Estos pueden aplicar tratamientos –como los rellenos de ácido hialurónico, la toxina bolutínica o los peeling químicos–, pero no operar.

A partir de ahí, las personas que hagan técnicas de Medicina Estética sin esas habilitaciones cometen intrusismo. Por ejemplo, un enfermero, ya que aunque sea sanitario, los únicos habilitados son los facultativos. O un esteticista, que tampoco es médico.

Desde la SEME se explica que una persona que vaya a someterse a un tratamiento de Medicina Estética debe asegurarse que el establecimiento reúne los requisitos. Y hay dos maneras de confirmarlo. Una, que tenga el sello digital de esta sociedad. No obstante, no todos los profesionales habilitados pertenecen a la SEME e incluso algunos que sí son socios de la organización desconocen esta certificación. Así que el impulso al sello digital no va enfocado sólo a los pacientes sino también a los asociados, para que se sumen a él. Pero dado que no todos los profesionales habilitados cuentan en la actualidad con ese distintivo, López-Pitalúa explica que otra forma que tienen los usuarios de saber si el centro en cuestión puede hacer tratamientos de estética es solicitar su número NICA (que es una identificación de los autorizados por la Administración sanitaria) y el título del médico que va a realizar la técnica.

La SEME, a nivel nacional, puso el año pasado una docena de denuncias por la vía penal y, según apunta López-Pitalúa, “muchas más por la vía administrativa”. El presidente de la organización no pudo concretar cuántas de las que se registraron correspondieron a Málaga.

La campaña de la SEME para divulgar su sello digital tiene como finalidad ayudar a la población –en las búsquedas que hace en internet– a identificar las clínicas de Medicina Estética autorizadas.

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