Málaga

Miles de personas vuelven a pedir en Málaga alternativas para circular de forma segura en bicicleta

  • La asistencia a la 'bicifestación' es mucho menor que la de la marcha del pasado 14 de febrero 

  • Muchos ponen de relieve el miedo a circular por los carriles 30

La marcha ciclista recorriendo el Paseo de los Curas.

La marcha ciclista recorriendo el Paseo de los Curas. / Álvaro Cabrera

Los ciclistas han vuelto a tomar la palabra, a hacerse oír por las calles de Málaga confiando en que la presión que vienen ejerciendo desde hace meses permita alterar el ánimo con el que el Ayuntamiento viene afrontando las reclamaciones del colectivo. 

Aunque con una mucha menor afluencia que la marcha celebrada el 14 de febrero, cuando los organizadores contaron cerca de 8.000 personas, este domingo son de nuevo varios miles (entre 4.000 y 5.000, según la organización; unos 2.000, según la Subdegelación del Gobierno) los que a lomos de sus vehículos han querido dejar constancia de su reclamación. Una demanda en la que es de nuevo protagonista la exigencia de itinerarios seguros.

El pelotón, tras abandonar la parada inicial en la explanada de entrada al puerto desde la Plaza de la Marina, se extendió a lo largo de buena parte del Paseo de los Curas. Desde el inicio hasta la cola, con vehículos de la Policía Local marcando los límites, un espacio ocupado de unos 400 metros de largo. 

Pero más que los datos objetivos, que vienen a consolidar el peso de la exigencia actual, los testimonios de muchos de los que, incluso con amenaza de lluvia presente, acudieron a la llamada de los organizadores, con Ruedas Redondas al frente.

"Estamos de acuerdo en que tenemos que salir de las aceras y las calles peatonales pero con una alternativa; lo que no pueden hacer es mandarnos al matadero, porque en esos carriles 30 nadie va a 30, no hay radares, no los controlan", denuncia Arturo, arquitecto técnico. Como otros, apunta a las familias que se encuentran con la duda de si adentrarse o no con los más pequeños en estos viales. "Lo que puede pasar es que un día ocurra una desgracia, por eso hasta que no haya un plan b que nos dejen como estábamos", insiste.

Antonia es otra de las ciclistas que demanda ese plan de alternativas. Cuenta que antes de la entrada en vigor de la ordenanza, que prohibe circular por aceras y zonas peatonales, solía acudir al Centro en bici, hacer las compras en el mercado de Atarazanas y visitar alguna de las parroquias del casco antiguo. Pero desde que entró en vigor la nueva norma, no puede. "Intenté lo del carril 30 pero me dio miedo", confiesa. Y desde ese momento ha dejado de usar la bici.

Espera que la marcha de este domingo sirva para apretar al equipo de gobierno en la toma de decisiones. "Si no nos ven parece que somos inexistentes, nadie sabe que llevo dos meses con la bici metida en casa", apunta. Incluso, asegura que tenia previsto salir de Málaga este fin de semana pero que cambió de planes para poder acudir a la bicifestación.

Por la zona norte de la Victoria vive Miren. Cuenta que solía usar la bici para hacer casi todo en la zona e incluso iba al trabajo en su vehículo de dos ruedas, intercambiando con el tren de Cercanías. "No tiene sentido que nos obliguen ahora, no me dejan ir por Alcazabilla aunque no haya nadie, tengo que ir por el túnel, oscuro, donde los coches van a bastante mas de 50 kilómetros", sentencia, y advierte al Ayuntamiento que no espere que los conductores respeten el limite de 30 kilómetros que desde el martes va a ser obligado en el 73% de las calles de la capital.

Antonio es de los pocos que habla a favor de los carriles 30, en los que se da prioridad al paso de bicis y patinetes. Afirma que hasta la fecha no ha tenido problema alguno en su circulación por los mismos y eso que suelen usar la bici a diario para ir a trabajar. "Veo de manera positiva los carriles adaptados, me parecen una buena solución", insiste.

No comparte esta misma impresión Juan, quien acude a la marcha acompañado de su hijo, también en bicicleta. "Hasta antes de la nueva normativa podía ir con mi hijo por el paseo marítimo, no en plan de hacer deporte sino de dar un paseo y eso ya no podemos hacerlo; las familias ya no podemos salir con los niños", lamenta, reconociendo que el pequeño está "empezando a dejar de lado la bici" por otros deportes.

Teresa forma parte de un grupo integrado por unas cincuenta familias del Centro que solía usar la bici para salir los fines de semana. Recuerda que algunas semanas antes de que entrase en vigor la ordenanza muchas de ellas acudieron juntas hasta el Peñón del Cuervo, "dos semanas después eso era misión imposible". 

"Nos gustaría que nuestros hijos puedan usarla con normalidad, ir al trabajo, al colegio pero es misión imposible", remarca, destacando el problema que tienen los residentes del casco antiguo. "Se da la paradoja de que casi era más fácil moverte con el coche que hacerlo en bici", subraya.

La asistencia final, como reconoce José Luis Martín, presidente de Ruedas Redondas, es menor de la esperada. Algo que relaciona con la finalización del estado de alarma, lo que ha invitado a muchos a salir de la ciudad. A pesar de ello, ha confiado en que esto sirva para que "cambie la posición inamovible del Ayuntamiento en el reparto de la ciudad, que se haga una red segregada".

A su juicio, por el momento las "buenas intenciones solo son intenciones". "Estamos un poco cansados de escuchar esos proyectos Guadiana, que entran y salen del cajón legislatura tras legislatura; hasta que no los vemos realizado no vamos a aplaudirlos", ha apostillado, ofreciendo “lealtad” por parte del colectivo para ayudar al Consistorio.

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