El etarra Narváez Goño admite que compró un coche usado para el atentado contra la casa cuartel de Torremolinos

Tribunales

El acusado, que se enfrenta a 109 años de cárcel, explica que adquirió el vehículo por orden de miembros de ETA.

EFE

02 de diciembre 2015 - 13:18

El etarra Juan Jesús Narváez Goñi ha admitido este miércoles que compró el vehículo usado como coche bomba en un atentado en 1991 contra la Casa Cuartel de la Guardia Civil en Torremolinos (Málaga), en el que resultaron heridas 3 mujeres y una niña, si bien ha negado haberse encargado de cargarlo de explosivos.

En el juicio celebrado este miércoles ante la sección primera de la Sala de lo Penal la Audiencia Nacional, el etarra ha explicado que adquirió el vehículo por orden de miembros de ETA, creyendo que iban a utilizarlo para sus desplazamientos, y que después se lo entregó a otra persona, a la que no ha querido identificar, alegando: "Prefiero hablar de mí mismo, no de otras personas".

Por su parte, el teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Jesús Alonso, ha mantenido su petición de que sea condenado a 109 años y cuatro meses de cárcel al considerar que ha quedado acreditada su participación en este atentado, pese a la ausencia de "prueba directa que indique que fuera el quién colocó el coche bomba".

El principal indicio contra él es, a su juicio, el propio reconocimiento de la compra del coche a un particular, pese a su argumento de que desconocía cuál iba a ser su uso y que creyó que iba a ser utilizado para desplazamientos de la banda terrorista.

Para reforzar su tesis, Alonso ha recordado que los peritos han expuesto en el juicio que, según informes de inteligencia, el comando Ekaitz, que integraba Narváez Goñi junto a Urrusolo Sistiaga, entre otros, se dedicó a la remisión de paquetes bomba y a la colocación de coches bomba, entre 1990 y 1991.

Por tanto, "decir que se compraba un vehículo para el traslado de personas cuando este comando ponía coches bomba no responde a la lógica" ha observado el fiscal, que ha recordado también que Urrusolo, ya condenado por estos hechos, testificó que él se encargó de recoger el coche bomba en Málaga ya cargado con los explosivos.

"No sabemos si el acusado colocó el explosivo y colocó el coche bomba, pero si sabemos que lo compró" y si no llega a hacerlo "el delito se hubiera producido de cualquier otra manera pero no en la manera en que se produjo", ha añadido el fiscal.

De este modo, ha considerado que por estos hechos se le puede condenar, bien como autor o bien como cooperador necesario, lo que sería indiferente en la condena porque "sería la misma pena".

Narváez Goñi, ya condenado a 60 años de cárcel por el asesinato de dos policías en diciembre de 1991, adquirió por tanto para este atentado un Renault 5 al que sustituyeron las placas de matrícula por una doblada a un vehículo italiano y le colocaron una carga explosiva de 40 kilos de amonal, "capaz no solo de causar daños en el edificio de la fuerza policial sino de matar a sus moradores".

De hecho, según un policía que ha testificado hoy en el juicio, la explosión, que se produjo a las 22.35 horas del 16 de abril de 1991, fue de tal virulencia que parte del coche bomba, colocado junto a la zona de los dormitorios, cayó en el patio de la casa cuartel y la deflagración causó además un cráter en el suelo de un metro de profundidad.

Narváez Goñi, Pajas, fue entregado a España desde México en 2014 junto a su pareja Itziar Alberdi, con la que estuvo viviendo 22 años en la clandestinidad en Puerto Vallarta con sus dos hijos y junto a la que fue juzgado la semana pasada por el asesinato de dos agentes de los Tedax con un paquete bomba, en Madrid en 1991.

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