Málaga

Nómadas, los jóvenes "buscavidas"

Video: Nómadas, jóvenes "busca vidas"

Nuevos medios. Nuevos caminos. La generación de "hoy esto...y mañana lo otro", también la que duda y la que ha aprendido a vivir con incertidumbre. La que se cuestiona: "¿será lo correcto o no?". Jóvenes huyendo de la adultez o queriendo afrontarla. "Nómadas", además de su significado etimológico, también es un documental dirigido por la actriz española, Ingrid García-Jonsson. El concepto da vida a los entrevistados, a sus distintas y válidas formas de vivir. Cada vez son más las posibilidades que existen para correr detrás de una idea, de un futuro, incierto para muchos. 

Aprender en este mundo cambiante y tornadizo no es sencillo, aunque la llamada "generación de cristal", se atreve y se arriesga. La estabilidad ahora se traduce en salud mental y experiencias que dan vida a ese nomadismo. Buscan liberarse de las limitaciones que les impone la vida. Intentar tomar las riendas de su destino. Como testigo, la rabiosa y convulsa actualidad de una España entre cambios y guerras internacionales que les acompañará en su lucha. No les define una sola cosa, una afición o un empleo, son muchas más. El futuro se viste con fuerza.

María Sebastián. María Sebastián.

María Sebastián. / M.H. (Málaga)

Al menos es lo que quería mostrar en el documental García-Jonsson. Igual que no hay  solo un tipo de ‘joven’ no hay un solo tipo de nómada. Un documental desenfadado y humorístico, donde revela una vorágine de dificultades, pero también decisiones que conllevan los principios. Un largometraje realizado por una persona que define a una generación estando dentro de ella. 

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Al igual que la vida ha cambiado a lo largo de los años, también lo ha hecho la forma en la que la juventud se la gana. Los proyectos no son fijos, sino que se van desarrollando depende de donde quieran virar sus objetivos en el momento. La vida tiene muchos más caminos para ellos que hace 40 años, no solo en el trabajo, sino en las formas de vida, de amor, de amistad, de familia y de sentir.

Son varios los motivos por los que los jóvenes deciden meter su vida en una maleta y abandonar el lugar que siempre ha sido su hogar y, aunque pueda parecerlo, no es una decisión fácil. Gonzalo Mascuñán, 21 años, quiso lanzarse al mundo y dejar atrás su plan de hacer oposiciones y dedicarse a la docencia. “Se me ocurrió la idea de ser AuPair. Primero busqué cerca de casa en Francia, Bélgica, Luxemburgo y de repente apareció Martinicas y dije bueno ¿por qué no?. Y aquí me encuentro”. 

Gonzalo Mascuñán. Gonzalo Mascuñán.

Gonzalo Mascuñán. / M.H. (Málaga)

Otros no han querido seguir el camino que les estaba escrito desde que iniciaron sus estudios universitarios. Ana Zafra, 24 años, con la beca aprobada y a punto de empezar el máster, decidió aprovechar la oportunidad de irse a Turquía y dejarlo todo atrás: “Sentía que tenía tantas cosas por dar y tanta energía que no quería acabar deprimida y con ansiedad teniendo que hacer tantísimas cosas y por eso decidí irme”.

Otros deciden emprender cerca de casa, explotar su ciudad y buscar oportunidades que ahonden en la estabilidad.  Carlos Rico de 26 años, responsable de La Comanda Marketing, no ha querido alejarse de Málaga, la ciudad que le vio crecer.  “Algo que siempre se pone sobre la mesa es que el sector marketing/publicidad o estás en Madrid o Barcelona o no eres nada. Y es algo que me cabrea personalmente”, confiesa.

No todo es un camino de rosas. Las dificultades rondan a cualquiera que busque ser valiente. Son más los intrépidos que no quieren conformarse, resignarse a un solo camino. “Este año iba a estudiar un master y me daban incluso beca, pero no era suficiente dinero como para poder permitirme estudiar", explica Valentina Moyano. En un principio, explica la joven antequerana que solo se iba a ir dos meses pero ha decidido quedarse un año en Holanda, y poder ahorrar.

Valentina Moyano. Valentina Moyano.

Valentina Moyano. / M.H. (Málaga)

María Sebastián, 24 años, quinto de medicina,  tuvo que abandonar su ciudad para irse a Barcelona y poder seguir formándose en el campo que tanto la enamoró. “La mayor dificultad que encuentro en vivir fuera es a nivel emocional: te aporta muchas cosas buenas, pero otras no tanto”, ha comentado. “Mantener las amistades, mantener la familia…parece una tontería pero también hay que cuidarlas. No todo el mundo ve las relaciones de la misma manera que tú, el asumir que hay relaciones que no van a seguir avanzando".

Carlos Rico explica que otra de las dificultades que se encuentran los jóvenes es el deber de ser fuerte psicológicamente. “Hay que tener las cosas muy claras porque esa montaña rusa hace que haya días que quieras echarlo todo por la borda. Medir esa frustración y esos sentimientos diariamente es algo por lo que tienes que luchar para poder seguir avanzando", ha confesado el joven empresario.

Carlos Rico. Carlos Rico.

Carlos Rico. / M.H. (Málaga)

Hay que asumir que el mundo en el que estos jóvenes tienen que buscar oportunidades dista mucho de la realidad que vivieron sus propios padres, tanto en lo laboral como en lo económico. La mayoría no sólo no encuentra trabajo dentro de su campo, sino que si lo hace, los contratos son precarios y no te permiten tener una estabilidad económica que les haga independizarse. “Es verdad que se dice que nuestros padres a nuestra edad ya tenían una vivienda, tenían hijos y gozaban de una situación más estable, y ahora no es que sea peor, es que es diferente”, asegura Zafra.

Cristina Alarcón tiene 24 años. Ahora es operaria en una empresa de cactus y suculentas en Holanda. Sus padres jamás salieron de Antequera, pueblo en el que ella misma vivía hasta hace escasos tres meses. “Mis padres son de esas personas que donde han nacido, se han criado, han trabajado allí y han vivido allí. No ven necesario tener que ir a otro país para buscar unas condiciones mejores”.

Cristina Alarcón. Cristina Alarcón.

Cristina Alarcón. / M.H. (Málaga)

La incertidumbre es otra de las cosas que rodean la vida de los jóvenes de hoy día. Entre tanto contrato temporal y tan poca oferta que de verdad les dé lo que necesitan, algunos no pueden imaginarse cómo será su vida dentro de 10 años. Para Valentina Moyano, es complicado plantearse esta vida cuando no tiene nada que le garantice una mínima estabilidad: “No puedo proyectarme creando una familia aunque es lo que a mi me gustaría porque como está ahora la situación me es imposible. Tampoco me veo parada sin trabajar pero desde luego no quiero verme compartiendo piso con 35 años”.

Gonzalo Mascuñán por más que intenta pensarlo no se imagina su futuro de vuelta a España, y mucho menos, con las expectativas que tenía hace dos años: “El año pasado fue mi primer año viviendo en el extranjero y no me arrepiento porque todo lo que me está llegando es increíble. No sé ni mucho menos que va a ser de mí de aquí a 10 años, pero seguro que no es en mi país haciendo una oposición para entrar en un colegio público".

“Al final vivimos en un sitio tan grande, tan diferente, con tantas culturas, que para mí acabar la carrera y encontrar trabajo o formar una familia creo que es algo, que de momento, puede esperar. Sí que quiero hacerlo, pero ahora mismo quiero seguir conociendo, probando comidas nuevas y viendo caras nuevas”, ha declarado Ana Zafra.

Ana Zafra. Ana Zafra.

Ana Zafra. / M.H. (Málaga)

El futuro es algo que da miedo y teniendo en cuenta las circunstancias en las que se encuentran los jóvenes en España, es normal que tengan presentes todos y cada uno de los pasos que dan para acertar lo máximo posible en sus decisiones. Algunos, como Gonzalo Mascuñán, no tienen miedo del futuro pero sí mucha incertidumbre: “Tampoco quiero pensar mucho en ello porque siento que me olvido un poco del presente y de lo que estoy viviendo ahora. Al final no merece la pena ese miedo al futuro”.

Carlos Rico también prefiere vivir el día a día sin preocuparse en qué vendrá después. “Yo creo que el miedo al futuro, al final, aunque no lo exteriorices lo tiene todo el mundo. Aún así, yo no soy una persona que está pensando constantemente en eso, me gusta más centrarme en el día a día".

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Pero este no es el caso de África Gómez, de 23 años, que hace apenas tres semanas hizo una maleta con toda la cantidad de ropa que pudo y se fue a Barcelona para poder buscar un futuro. Se fue “de un día para otro” sin tener siquiera un piso asegurado porque no quería que el miedo la hiciera cambiar de opinión: “Di el salto y el momento no me ha salido mal, pero sí que tengo ese miedo de no saber cuánto voy a estar aquí y cuándo podré volver a casa”. 

África Gómez. África Gómez.

África Gómez. / M.H. (Málaga)

María Sebastián tiene más miedo a darse cuenta de que se ha equivocado de decisión que al mero hecho del qué pasará. “El tipo de vida que quiero llevar y que siempre he querido llevar yo sé que a veces “acojona” y yo lo sé. Mi mayor miedo es arrepentirme. Quiero ser una persona decidida, quiero mirar para atrás y decir: “hubiese tomado la misma decisión”. Creo que eso es lo más importante”.

Errores y aciertos rodean la vida en cada decisión que vas tomando en el camino. Muchas veces de errores se aprende, pero equivocarse da tanto miedo que hay caminos que no se cogen por no apostar por el “¿y si sí?. Valentina Moyano piensa que, a pesar de todos los errores que haya podido cometer, “Me llevo mucho aprendizaje no solo a nivel teórico, sino patológico, social, emocional y psicológico siento que he evolucionado un montón. Aunque ahora esté aquí en Holanda porque siento que aquí también voy a aprender mucho. No creo que volvería atrás”. 

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Otros, deciden enamorarse de esos errores y añadirlos a su vida como si de un trofeo más se tratara: “Me encanta equivocarme porque siempre estamos a tiempo de volver a casa y de todo en esta vida. Ha habido días en los que he pensado que volvería a casa y que me echaría para atrás, pero tengo que vivir esto y si que es duro, no puedo mentir, pero quiero llevarme la mochila de experiencias y de herramientas para tener una vida lo más completa posible”, ha aclarado África Gómez.

Pero también los hay que estos errores, mas que servirles para enseñarles algo de lo que poder aprender, les hacen dar, de nuevo, un paso atrás. “He aprendido mucho más de los aciertos. Porque los aciertos me han hecho sentirme muy bien, y ese sentimiento es el que siempre he ido buscando. Un error, pues bueno, te dice “esto no lo quieres”, pero tampoco me parece una lección tan grande”, ha añadido María Sebastián. 

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La sensibilidad del joven viajero, siempre atento a lo que ven sus ojos y la personalidad que forja. Descubrir, investigar, las ansias de saber, conocer culturas. Su forma de entender la vida y relacionarse con el mundo es original y desconocida. Tanto que si los asociásemos con un género musical o de cine seria un tema indie o un cine poco mainstreem. Ambos necesitan alma y que otras generaciones, predecesoras, lo escuchen. 

Al final, los errores, como los aciertos también son partir, detenerse, volver atrás, hacer y deshacer las maletas, anotar en un cuaderno el paisaje que pasa. Eso no es de ahora. Observar cómo se deshace y se descompone el futuro, mientras uno lo cruza, como una secuencia de cine con sus apariciones y desapariciones de imágenes. En definitiva, crecer, como la vida misma

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