Málaga

Patinetes y bicicletas, en el punto de mira de la nueva Ordenanza de Movilidad de Málaga

Un ciclista circula por una acera, algo ya prohibido por la Ordenanza de Movilidad.

Un ciclista circula por una acera, algo ya prohibido por la Ordenanza de Movilidad. / Javier Albiñana

La nueva Ordenanza de Movilidad de Málaga nace con ciertas lagunas. Su gran logro, respecto a textos normativos anteriores, es que saca a las bicicletas y los vehículos de movilidad personal, entre los que destacan los patinetes eléctricos, de las aceras. Pero lo hace obligando a estos vehículos, referentes de la movilidad sostenible, a compartir el mismo espacio con el resto del tráfico motorizado. Un hecho que incrementa de manera clara la inseguridad de los usuarios.

La cuestión viene siendo puesta de manifiesto desde hace meses por grupos políticos y colectivos que, como Ruedas Redondas, critica abiertamente esta circunstancia. Para esta asociación, lo que hace el Ayuntamiento con el texto final, en vigor desde ayer, es "poner la carrera delante de los bueyes". "Lanzan una serie de condiciones y sanciones cuando no se dan las condiciones adecuadas ni se disponen de las infraestructuras necesarias", comentó el presidente de la entidad, José Luis Martín.

A la escasez de una red de carriles bici bien conectada, el Consistorio responde delimitando una malla de unos 45 kilómetros de longitud de carriles 30. Viales que forman parte de la calzada en los que se da prioridad a las bicis y patinetes pero que no se encuentran segregados del resto de la calzada. "Nosotros los llamamos los timocarriles", dice Martín, para quien no es suficiente que ahora se pretenda controlar la velocidad por estos ejes mediante la instalación de radares.

Una usuaria camina con su patinete eléctrico por una zona peatonal. Una usuaria camina con su patinete eléctrico por una zona peatonal.

Una usuaria camina con su patinete eléctrico por una zona peatonal. / Javier Albiñana

La colocación de estos dispositivos forma parte de la estrategia municipal para mejorar las condiciones de seguridad de estos carriles. Sin embargo, por el momento no hay certeza ni del momento en que se colocarán ni del número exacto. Lo que parece evidente es que vigilarán una parte mínima de la red completa. Frente a esta solución, Ruedas Redondas llegó a plantear que se delimitasen unos 70 kilómetros de carril sobre la calzada pero segregado, de manera que fuese más seguro para los ciclistas y otros usuarios.

Los testimonios de usuarios habituales de las dos ruedas dejan poco lugar a la duda. Trinidad admitía que estaba dejando de circular en bici porque cuando iba por los carriles 30 se sentía "acosada" por otros vehículos. "Me han pitado y pretendido", comentaba. Otra afectada, María, se preguntaba por lo que ocurrirá con los menores que van en bici. "El peligro para la seguridad del tráfico y de los propios menores circulando por la carretera, ¿quién lo asume?", señalaba.

Para el representante de Ruedas Redondas, el efecto de la ordenanza, lejos de incentivar la movilidad sostenible, puede retraerla. "Nos tememos que la bici va a desaparecer o como ha ocurrido en Madrid habrá un retroceso en su uso", expuso. 

No es la única tara apreciable en el documento. En el mismo, los ciclistas, así como los usuarios de patinetes, están obligados a aparcar sus vehículos en los lugares especialmente delimitados para ello. Así queda recogido en el artículo 33. "Las bicicletas se estacionarán en los espacios específicamente acondicionados para tal fin, debidamente aseguradas en las parrillas habilitadas al efecto", dice el apartado dos, mientras que el tercero añade: "Queda prohibido estacionar bicicletas sobre las aceras, paseos y demás zonas destinadas al paso de los peatones". Se abre la posibilidad de hacer solo "en casos excepcionales que sean señalizados".

Sin embargo, a juicio de Ruedas Redondas los estacionamientos habilitados son insuficientes. "Eso va a desanimar a mucha gente", añadió Martín. Entre otras razones porque el incumplimiento del anterior artículo se traducirá en una sanción de 60 euros. Un valor que crece hasta los 200 euros en el caso de los usuarios de patinetes que aparquen su vehículo fuera de las zonas delimitadas.

En el primer día de funcionamiento de la ordenanza municipal, las imágenes permitieron ver de todo. Desde usuarios que a lomos de una bici ponían pie en tierra para caminar por las zonas peatonales a aquellos otros que, seguramente aprovechando la decisión municipal de no multar por el momento, siguieron transitando con normalidad por las zonas ya vetadas.

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